El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que se dirigía desde Montevideo hasta Santiago (Chile), se estrelló en la Cordillera de los Andes, debido a un error humano, al soslayar la lectura de los instrumentos, e iniciando un descenso antes de tiempo, en la errónea certidumbre que se encontraban volando sobre Chile. El avión transportaba a 45 personas, incluyendo 5 tripulantes, y 19 integrantes del equipo de rugby Old Christians Club, siendo los restantes, parientes, amigos y simpatizantes de los deportistas.
En 1974, el novelista, historiador y biógrafo británico, Piers Paul Read, publicó el libro ‘Alive: The Story of the Andes Survivors’ (‘Viven, la tragedia de los Andes’), con entrevistas a los 16 sobrevivientes, quienes escribieron el prólogo. Casi dos décadas después, la cineasta estadounidense, Kathleen Kennedy (Parque Jurásico, E.T., El extraterrestre y Los puentes de Madison) vinculada con Steven Spielberg, y el británico Robert Watts (Star Wars e Indiana Jones), produjeron el filme ‘Viven’, basado en el libro de Read, y que fue dirigido por Frank Marshall (Indiana Jones, Gremlins, Volver al futuro, El color púrpura, El imperio del sol, Poltergeist), esposo de Kathleen Kennedy. Estuvieron en la película actores reconocidos, como Ethan Hawke en el rol de Fernando Parrado, Bruce Ramsay y John Malkovich, como Carlitos Páez joven y adulto, respectivamente, ya que fue el narrador del filme. Además, Jill Fullerton-Smith produjo y dirigió el documental ‘Viven: 20 años después’, narrado por Martin Sheen.
Los relatos continuaron con las publicaciones de algunos de los sobrevivientes: ‘Milagro en los Andes’ de Fernando Parrado con la colaboración de Vince Raus (Discovery Channel Online), publicado en 2006; ‘Después del día 10’ (2007), de Carlitos Páez; ‘Desde el silencio’ (2012), de Eduardo Strauch; ‘Regreso a las montañas’ (2012), de Daniel Fernández; ‘Las montañas siguen allí’ (2015), de Pedro Algorta; ‘Tenía que sobrevivir’ (2016), de Roberto Canessa; ‘Diario de un sobreviviente’ (2018) de José Luis Inciarte, y ‘Desde la cordillera del alma’ (2019) de Carlitos Páez
Medio siglo después de la tragedia (2023) llega a nuestros hogares a través de Netflix – inicialmente en la pantalla grande - la película ‘La sociedad de la nieve’, escrita y dirigida por el español Juan Antonio Bayona, basada en el documental ‘Náufragos: Vengo de un avión que cayó en las montañas’ (2007), del escritor uruguayo Gonzalo Arijon, y en los libros del periodista uruguayo Pablo Vierci: ‘La sociedad de la nieve’, publicado en 2009 (Premio Libro de Oro de la Cámara Uruguaya del Libro), y ‘Tenía que sobrevivir’, en 2016, este último en colaboración con Roberto Canessa.
Si buscas en Google referencias al ‘trabajo en equipo’, encontrarás 739 millones de páginas; si indagas por ‘liderazgo’, el buscador proporciona 140 millones de probabilidades, por ‘métodos de supervivencia’, 17.9 millones de alternativas. ‘Libros de auto ayuda’ tiene 50.8 millones de resultados, y es un tipo de literatura, hoy con enormes preferencias, pese a que la mayoría de autores no están en capacidad de ofrecernos una trayectoria que sustente sus contenidos. Este tipo de literatura – si la podemos llamar así – es muy demandada, y según el artículo ‘Por qué no paran de crecer las ventas de los libros de autoayuda’, del comunicador Ramón Oliver, publicado el 19 de octubre de 2022 en la web de Ethic: ‘este género –a caballo entre la ciencia, la metafísica y la palabrería– no deja de crecer. Según NPD Group, las ventas de libros de autoayuda se incrementaron en un 11% entre 2013 y 2019, alcanzando los 18,6 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo en ese último año, creciendo 40% durante la pandemia’.
Soy contrario a los libros de autoayuda, aunque respeto la libertad de su publicación, y considero que, aun tratándose de obras mediocres en su mayoría, es preferible que las personas lean este tipo de espantajos, antes que nada. No me opongo a la ayuda real, que se cimenta en la experiencia propia venciendo dificultades aún a riesgo de la vida propia. La gesta de los jóvenes uruguayos, es un ejemplo real de trabajo en equipo, liderazgo compartido, coraje a toda prueba, sacrificios individuales y colectivos, capacidad de supervivencia, entrega total, y valoración de la amistad, como la nota de Numa Turcatti (el último en morir): “No hay amor más grande que el que da la vida por los amigos”.
‘Retroceder nunca, rendirse jamás’ es el lema que debe aplicarse a estos jóvenes, con mayor propiedad que a los filmes de Van Damme. Los 16 sobrevivientes - tras 72 días en la nieve, donde tuvieron que alimentarse de los cadáveres - fueron José Pedro Algorta, Roberto Canessa, Alfredo “Pancho” Delgado, Daniel Fernández Strauch, Roberto “Bobby” Francois, Roy Harley, José Luis “Coche” Inciarte, Álvaro Mangino, Javier Methol, Carlos Páez, Fernando “Nando” Parrado, Ramón “Moncho” Sabella, Eduardo Strauch, Adolfo “Fito” Strauch, Antonio “Tintín” Vizintín, y Gustavo Zerbino. Inciarte y Methol han fallecido, y los restantes frisan las siete décadas. Analizando sus vidas, posteriores a la tragedia, todos triunfaron (la adversidad real forja el espíritu), y hubo quienes se dedicaron a ofrecer conferencias de motivación para diferentes tipos de público.
En 2016, se celebró el XIV Congreso de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Seguro Agrario-ALASA’, coorganizado por Sancor Seguros, en el hotel Enjoy-Conrad de Punta del Este, Uruguay (un gran país que admiro). Fui invitado como expositor, y la clausura estuvo a cargo de Fernando Parrado (‘Todos tenemos nuestra propia cordillera que superar’), con una charla motivadora. Un año después asistí a la conferencia magistral de Carlitos Páez en Lima, quien exponía – y se registra en su web – que “la fe, la pasión, el trabajo en equipo y la actitud, fueron la clave en el desenlace de la historia más increíble de supervivencia que el mundo ha presenciado hasta el momento. Una experiencia extraordinaria protagonizada por personas del común, que supieron transformarse y evolucionar para lograr lo imposible. El grupo es un respaldo indestructible que ayuda a despertar las cualidades dormidas de cada uno de sus integrantes”.
La película es una de las nominadas al Oscar a la película extranjera, y ya “un sitio español hizo eco de unos raros cuestionamientos al film: la casi ausencia de personajes femeninos (y el nulo papel de los que hay), y por la heterosexualidad de todos los personajes masculinos”. Un comentario adicional fue “lo raro que entre tantas personas no haya ni uno, aunque sea por pura estadística, sintiese algo más por otro de su equipo”. Dejando de lado las sandeces de unos cerebros fracturados, el filme ha obtenido, mayoritariamente, críticas positivas, y considero que es una real y efectiva herramienta para promover el trabajo en equipo, el compromiso con el objetivo, y la capacidad de superación de cualquier obstáculo. Es el mejor modelo de trabajo en equipo para que las organizaciones académicas y de todo tipo, capaciten y motiven a sus estudiantes y seguidores.
Comentários