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Carlos Ginocchio / Las palabras malditas 14


Incluyo las que considero las ‘palabras malditas’, sus significados, origen, etimología, usos, y presencia en la vida diaria. Es un tratado, especialmente, de investigación.


19. Hembra, según la RAE, significa un animal de sexo femenino, pero también menciona a la mujer. Adicionalmente, en las plantas con individuos masculinos y femeninos, el que da fruto (palmera hembra), pieza con una concavidad o un agujero donde se introduce, encaja o engancha otra destinada a este fin, para sujetar entre sí dos cosas o permitir una conexión. La hembra de un enchufe. En el Perú, se convierte en una palabra maldita cuando se usa para referirse al género femenino: ‘que buena hembra’, ‘mi hembrita (enamorada) se llama…’, ‘es una real hembra’ (una mujer muy guapa).

Como " mujer ", el diccionario entiende. "persona del sexo femenino", aunque, según la definición que se hace en el mismo de " hembra ", podría darse como válido el uso que ahora se pretende eliminar: " Hembra: persona del sexo femenino, mujer ", reza como segunda acepción


La palabra " hembra " proviene del latín fémina, equivalente de ginaika griego. ... Hay que tener en cuenta el indiscutido legado de la lengua árabe a la española (ver alcohol) y que la palabra e'mra (que significa hembra en árabe) es más parecida a la palabra hembra en español que el latín ‘fémina’.


Esta noticia apareció en el diario español ‘El País’, el 20 de mayo de 1993: El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar hoy un real decreto que acaba con los últimos reductos de la discriminación lingüística en los textos y formularios oficiales. El término "hembra", que persiste en las partidas de nacimiento, será sustituido por el de "mujer" equivalente femenino de "varón". El Libro de estilo de la Administración, publicado en 1991, ya sugería la necesidad de este cambio de términos en todos los nuevos documentos, que ya aparecen correctamente en el carné de identidad y el pasaporte. Ni en el Código Civil ni en la Ley de Registro Civil existe la indicación de utilizar el término "hembra" para inscribir los datos relativos al sexo. Pero sí se recoge en el Reglamento del Registro Civil, concretamente en el artículo 170. Éste y otro artículo serán modificados por un real decreto que previsiblemente aprobará el Consejo de Ministros, informa Europa Press. La consecuencia más inmediata será la aparición de nuevos impresos con el término "mujer" para referirse al sexo femenino en las partidas de nacimiento. Purificación Gutiérrez, directora del Instituto de la Mujer, explicó que el decreto "viene a cumplir parte del trabajo del II Plan de Igualdad aprobado por el Consejo de Ministros del pasado 15 de enero, en el que recogía la desaparición de la terminología sexista en los impresos oficiales". Ello demuestra el uso del término para referirse a la persona de sexo femenino desde tiempos antiguos.


Alex Grijelmo, sub director de ‘El País’, publicó el 26 de enero de 2019, el artículo ‘La trampa de la palabra ’hembrismo’: Los hombres son machos y las mujeres son hembras porque la ciencia incluye a unos y otras en el grupo de los animales. Racionales, pero animales. El primer diccionario académico (siglo XVIII) ya señalaba en la entrada “hembra”: “El sexo que concibe, el animal que engendra en sí, tanto de los racionales como de los brutos”. Así pues, desde el punto de vista biológico el término “hembra” representa, igual que “macho”, una designación objetiva. Sin embargo, las palabras no se pueden analizar sólo por su definición ni por su etimología. Cuando se pasean por la sociedad, se impregnan de olores, sabores y recuerdos. Es decir, las percibimos con sus connotaciones: con los matices que apreciamos en ellas a partir de su uso en contextos estables. Y ahí empieza a separarse el camino de ambos términos. La palabra “macho” ha recibido en diversas épocas un sentido peyorativo. En la edición de 1780 se incluía esta acepción: “El hombre necio y tonto; y así se dice comúnmente: fulano es un macho”. Y ahora leemos: “Hombre en que supuestamente se hacen patentes las características consideradas propias de su sexo, especialmente la fuerza y la valentía. [Ejemplo:] ‘Se cree muy macho’. (Usado también en sentido despectivo)”. Por el contrario, “hembra” no ha ofrecido esos rasgos negativos. Se dice a menudo “es muy macho”; pero no “es muy hembra”, cuyo hipotético significado señalaría a alguien de rasgos femeninos muy marcados; tal vez los de “débil” o “prudente”, características que se han atribuido a la mujer del mismo modo que “fuerte” y “valiente” se han aplicado al hombre. Del referido uso despectivo de “macho” deriva “machismo”, que el Diccionario acoge en 1992 (aunque ya se usaba setenta años antes). Y ahora se extiende el invento interesado de “hembrismo”, alentado por Vox y sus similares para que reemplace a “feminismo”. Pero mediante un salto en el vacío, porque no contamos antes con una acepción peyorativa de “hembra”. “Hembrismo” no se emplea tanto para definir discriminaciones contra el hombre a cargo de la mujer como para desacreditar al feminismo por entero. Ya nos daba una pista el Diccionario del Español Actual (1999), dirigido por Manuel Seco, que hace equivalentes en el uso “feminismo” y “hembrismo”, pero endosándole a este vocablo la marca de “despectivo”. El lexicógrafo Manuel Alvar Ezquerra, por su parte, define así la idea de “hembrismo”: “Discriminación sexual, de carácter dominante, adoptada por las mujeres” (El neologismo español actual, 2005). Nada que oponer, porque en la vida puede haber de todo. Pero no se debe consentir que tal término ocupe en el uso político el lugar que corresponde a “feminismo”. “Machismo” y “hembrismo” nunca pueden ser simétricos como se pretende con el uso de esta palabra. Mientras que el machismo ha formado una corriente real, activa y agresiva, el “hembrismo” es sólo teórico. El feminismo, por su parte, no busca la discriminación del hombre, sino la igualdad; mientras que el machismo busca la supremacía masculina. Hay organizaciones feministas, y no organizaciones machistas (serían ilegales). El feminismo desarrolla una lucha justa, a diferencia del machismo que combate. El hembrismo, si existe en la realidad como se define en la teoría, es residual, mínimo (habría que manipular las estadísticas para defender lo contrario); y el intento de que este término ocupe la idea entera de “feminismo”, para establecer así una simetría con “machismo”, constituye una descarada manipulación del lenguaje.


Erica Jong en ‘Miedo a volar’ manifestaba que “si eres una hembra y tenías talento, la vida resultaba una trampa, no importaba el camino que eligieras. O te sumergías en la vida doméstica (y tenías fantasías a lo Walter Mitty para fugarte) o suspirabas por la vida doméstica en todo tu arte. Nunca podías escapar a la condición de hembra. El conflicto estaba escrito en tu mismísima sangre". Giovanni Papini, en ‘Gog’: “El martirio de la humanidad es doble: para el macho, la más dura fatiga: el pensar; para la hembra, la más espantosa tortura: el parir”. Arthur Schopenhauer: “El amor sólo se trata de que cada macho se ayunte con su hembra”. Simone de Beauvoir, en ‘El segundo sexo’: “No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino”. Aristóteles “La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades”. Carlos Ruiz Zafón: “el corazón de la hembra es un laberinto de sutilezas que desafía la mente cerril del varón trapacero. Si quiere usted de verdad poseer a una mujer, tiene que pensar como ella, y lo primero es ganarse su alma”. Homero, autor de ‘La Ilíada’: “aquel que se siente tocado por mi lanza no tarda en expirar. Su esposa se desgarra las mejillas, quedan sus hijos huérfanos y enrojece él la tierra con su sangre, y se corrompe, y hay en torno suyo más aves de rapiña que hembras gemebundas”. Charles Bukowski: “El hombre por su bravura y exploración, es el leal, quien generalmente siente amor. La hembra es experta en la tortura, traición, y condenación”. Fuente: https://citas.in/temas/hembra/


El lector podrá apreciar cómo, desde antes de Cristo, hasta el siglo XX inclusive, el término ‘hembra’ se utilizaba para referir a la persona de género femenino, hoy costumbre tildada de machista y sexista. Incluso muchos dichos como ‘la tierra y la hembra, quien no la ara, la siembra’, ‘caldo de gallina y precaución nunca dañaron a hembra ni varón’, ‘hembra cobarde se casa mal y tarde’, ‘hembra tras el varón, quema como tizón’, ‘hermosura de hembra, mil desazones siembra’, ‘lloro de hembra no te mueva, que lloro y risa presto la engendra’, ‘no dejes para mañana, comida, hembra o vino’ (https://www.buscapalabra.com/refranes-y-dichos.htm).


En 1970, el español César Fernández Ardavin dirigió el filme ‘Hembra’, un drama en el cual una mujer madura acoge en su casa a un fugitivo de un atraco. En 1919, el gran Cecil de Mille realizó ‘Macho y hembra’ (Male and female) con Gloria Swanson, donde un lord y su esposa, acompañados del mayordomo y la doncella, hacen un crucero de placer en el yate de un amigo. Pero desgraciadamente van a naufragar, y la convivencia forzada en una isla desierta contribuye a que las barreras de clase social caigan, y las personas se den a conocer tal y como son. En 1980, la traducción del filme griego ‘I mavri Emmanouella’ de Ilias Mylonakos, se tradujo como: ‘Hembra erótica’, donde después de años de abusos a manos de su marido, Emmanuella llega a su límite, y contratará a un asesino a sueldo para deshacerse de su marido, pero justo cuando ella piensa que sus problemas han terminado, el asesino le chantajea (FILMAFFINITY). Esto respalda que tanto la literatura como el cine y el habla diario se referían a la mujer como una hembra.


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