Esta pandemia, no solo ha desnudado las grandes brechas sociales, sino ha desnudado la terrible falta de conocimiento sobre el eje más importante para el desarrollo, como lo es la EDUCACIÓN, que desde los 90, sí, con el gobierno de Fujimori, se empezó a comercializar. Situación que permitió que la educación se manejara como un objeto comercial y se abriera de manera inescrupulosa, hasta en casas, patios, tiendas y cualquier local, lejos de control y supervisor del ente responsable, el MINEDU. Esto fue el inicio de la abolición de la educación pública, tan débil y con maestros de niveles muy bajos, porque recordemos que los gobiernos, han enaltecido otras profesiones a la labor más encomiable que es la "ser maestro", minimizando su labor y su entrega diaria en la formación de los futuros gobernantes, y posiblemente hoy tenemos por representantes de la patria, y funcionarios, a los más corruptos y viles personajes que han hecho de la política "su negocio".
Sin embargo, esta profesión tampoco ha sabido dar la talla en el ejercicio de su profesión, por múltiples factores, entre ellos: los bajos sueldos, los incentivos, el modelo propuesto, la gestión, los perfiles de docentes descontextualizados en un escenario que marca la sociedad del conocimiento. Al parecer, los ínclitos de la Educación, han permitido que hoy al bicentenario no seamos un pueblo educado, y no menciono con ello los grados académicos, sino el rol de los padres frente a sus hijos, que los educan pero con el tiempo, los maestros se han visto "obligados" a cumplir este rol, so pretexto del trabajo o la recarga por los hijos perdiendo todo foco en su responsabilidad. Asimismo, los maestros que cumplen una tarea de reforzar esa educación e instruir para generar en los niños, disciplina, valores como la solidaridad, el perdón, la amistad, la gratitud entre muchos otros, también se han visto debilitados por los llamados "derechos del niño" de corregir, sin maltratar menoscabando esa tarea maternal y paternal que muchos han encontrado en sus maestros de su época.
Con los avances de la tecnología en una sociedad del conocimiento, en una industria 4.0 queremos dejar a los niños a la merced de una computadora, de una tablet, o de una Laptop, sin el menor criterio de formación que se requiere en edades, donde ya Piaget 1896-1980 aportó desde su Teoría del Desarrollo Cognitivo, asociado precisamente al desarrollo de un pensamiento crítico, donde el alumno pueda desarrollar conceptos conexos y generalizados que le serán útiles en la vida. Que decía Piaget: “La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas (innovación), no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho (educación tradicional); hombres que sean creativos, inventores y descubridores.
La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean críticas (pensamiento creativo) que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece (investigación científica)”. Sin embargo, durante estos 66 días de aislamiento, hemos perdido el tiempo valioso que No se recupera en medidas populistas y descontextualizadas. Acaso no hubiera sido mejor, plantear una reforma de la educación con miras al Bicentenario y hacia un mundo donde las tecnologías son instrumentos de inclusión social, y donde la escuela debe participar de la formación de un nuevo ciudadano con valores, ideales y líderes que requiere nuestro país pensando en qué sociedad le dejamos a nuestros hijos, nietos y biznietos y no, en cuánta cantidad de dinero voy a dejar en el banco, cuántas propiedades voy a comprar, carros, pero olvidamos lo mejor, que la vida no dura tanto para que disfrutes de los bienes materiales pero mucho más de esos bienes espirituales.
La educación de los niños es el futuro de nuestras sociedades y del desarrollo de una nación y están amparados en el Artículo 14, de la Constitución Política del Perú. Por tanto, su gratuidad debe estar garantizada pero no con medidas que se han tomado en esta etapa de aislamiento, lo que se requiere es:
Modelo educativo contextualizado, teniendo en cuenta el enfoque intercultural, de derechos humanos y medio ambiental.
Nuevo marco cultural para la educación que salga de los maestros con ejes de los que queremos que aprenda, basados en teorías educativas sólidas que no han perdido su vigencia como Piaget, Rousseau, Decroly, Freyre, Vygotsky, etc.
Nuevo perfil del docente del siglo XXI con competencias digitales pero sobre todo con competencias colaborativas y humanas.
Nueva estrategia para la enseñanza y el aprendizaje basados en la evidencia y experiencia, sin el cual es imposible interconectar y hacer útiles los aprendizajes.
Nuevos desafíos, sobre la infraestructura educativa, que no siempre debe ser material de concreto, no hecho para la exclusividad de PCD y que hoy con las impresiones 3D se pueden diseñar, construir e implementar de manera colaborativa con los padres de familia y el gobierno comunal o local.
Articulación entre todos los actores relacionados con la educación, empresa, sociedad civil, las ONG, los líderes para construir y rediseñar los espacios territoriales.
Redefinir el nuevo rol del Estado en la educación porque en estos 200 años, ¡no hemos aprendido nada!
Hubiese sido importante para el Estado que este año se hubiera suspendido las clases y poner a trabajar miles de maestros en esta nueva propuesta desde sus espacios territoriales y sobre metas que los estudiantes deben alcanzar por año; se hubiera mejorado colaborativamente las estrategias y nuevos espacios para la enseñanza (mejora de colegios), perfiles, contenidos, soportes, currículo centrado en el niño y en las situaciones coyunturales.
Finalmente, no se puede reemplazar al maestro porque todavía los niños, (1ero a 6to grado) requieren de acompañamiento, colaboración, contacto; por tanto, su presencia no solo enseña, instruye, sino alimenta el alma y en muchas ocasiones salva la vida.