Para recuperar el crecimiento se requiere la participación del Estado, diferente a la actual; modificar nuestra inserción en la economía mundial, ya que la dinámica económica y los objetivos de empleo y bienestar social no deben ser dejados al libre mercado.
El MEF tiene la responsabilidad, ya que se ha manejado dando preferencia a la gestión financiera y austeridad desde su punto de vista de caja del tesoro público y de la inflación cero dejando de lado el bienestar de la ciudadanía. No ha sido realmente un Ministerio de Economía y Finanzas.
Recuerdo a Jon Meachan historiador norte americano que nos presentó su obra: La biografía de Abraham Lincoln humano y real. Decía: un país en conflicto, dividido socialmente, económica y geográficamente entre norte y sur con una clase política podrida, un orden económico injusto y una democracia en peligro. Al parecer podía estar describiendo al Perú de hoy, pero nos traslada a Estado Unidos de 1860.
El ministro de economía debe decir qué hará para que el crecimiento sea mayor al 3% el 2023 a pesar que 300,000 jóvenes no encontraran empleo, pero sin sostener que eso es lo que da su modelo econométrico, ya que no sería serio manipular las estadísticas en este caso real.
La teoría macroeconómica tiene sus límites y no tenemos una institución que se encargue de impulsar microeconómicamente la inversión privada y pública. Nuestro problema es el carácter inestable del crecimiento que con la recesión será mayor.
Pobreza extrema, conflictos sociales, difícil acceso a servicios básicos, el pueblo no tiene contacto con el Estado y si lo tiene, lo ve como enemigo al Poder Judicial, Ministerio Publico, Policía Nacional, Salud Publica, los pobres viven en precariedad, y desconectados del mercado laboral. ¿Dónde radica el problema? lo primordial es cambiar la visión política del Estado para que se preocupe del ciudadano.
Ante lo descrito se debe revisar el modelo económico y la aplicación de los artículos 58° y 59° de la Constitución Política que establecen que estamos en una economía social de mercado que comprende tener una política económica de mercado y una política social que regula las imperfecciones del mercado, lo que incluye el control estatal de monopolios y oligopolios. También se incluye la libre elección del consumo (la libertad de elegir). El estado interviene cuando lo considera necesario y promueve el empleo, educación, salud, infraestructura, seguridad y servicios públicos.
Se debe reformular el rol del Estado, cambiar la estructura del aparato institucional. Hay que cambiar la visión política y dar soluciones a problemas de la sociedad. ¿Son las políticas públicas suficientes para el desarrollo del país? ¿El programa económico es un problema? ¿Es el funcionamiento del Estado que debe cambiar?
Planteo reestructurar el MEF y el CEPLAN para darle el lugar que le corresponde a cada uno, y cumplan las funciones para lo cual están especializadas, conducir la política económica y la hacienda pública, el presupuesto público, promover la inversión privada y ejecutar e incrementar la inversión pública. Necesitamos un CEPLAN orientado a generar resultados en las regiones, gobiernos locales y los sectores sociales que coadyuve a generar políticas y estrategias de crecimiento.
Al CEPLAN no se le tiene en cuenta cuando debe ser el ente conductor del Sistema Nacional de Inversión Pública, y no el MEF que, con todos los poderes, no logra sus objetivos, y es incapaz de generar un crecimiento real sostenido, o cerrar las brechas pequeñas y medianas en el largo plazo.
Estamos en la obligación de afrontar el flagelo de la corrupción que genera desconfianza en las inversiones, clave para mantener el incremento del PBI. El licenciado y profesor Luis Peña Kanafany decía: más vale poco con justicia que mucho con derecho.
Debemos exigir que el ministro de Economía Alex Contreras demuestre habilidad técnica para explicar al pueblo nuestra real situación económica y que los problemas se pueden superar con honestidad y con esperanza que es posible. Claro depende que su equipo económico priorice bien los problemas, diagnosticarlos con racionalidad y ponerse a trabajar concertadamente en sus soluciones a través de una política económica que atraiga la inversión privada.
Nos encontramos en urgencia y debemos juntar a un equipo de profesionales especialistas de experiencia en una mesa económica y de otros sectores para salvar al paciente. Evitemos que el país se valla al abismo deben hacer algo los líderes políticos, empresariales y medios de comunicación ante la situación actual.
En el trabajo económico deben participar economistas, directivos, empresarios, representantes sindicales, representantes de las empresas, de las pymes, los trabajadores autónomos, representante de alguna organización de defensa de los consumidores. Todos provenientes de los diferentes sectores de las diversas actividades. Así se puede elaborar un conjunto de estrategias económicas y un plan de salvación para reactivar la economía. Se necesita un proceso transparente y mancomunado. Ahora no estamos para hacer política sino para salvar al país. John F. Nash premio nobel de economía 1994.
“Lo que hemos creado es una economía de extorsión en la que los ricos se hacen más ricos, los pobres se mueren de hambre y por lo visto a nadie le importa siempre que lo llamemos democracia.”
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