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Jorge Arévalo y Victor Vásquez / Inundaciones y desesperanza

“…roguemos a Dios que pare de llover…”

Ministra de Vivienda, marzo 2023.


¿Quienes ganan, quiénes pierden?

El Perú y el mundo seguramente ve como en segundos miles de familias, las pobres y no pobres, ven como sus esfuerzos y sacrificios se pierden en un abrir y cerrar de ojos, peor aún impotentes de no poder hacer nada o evitar suceda; los más pobres ven esfumarse sus esperanzas y su futuro, más incierto que su presente. Así de cruel son las inundaciones que no distinguen color ni posición económica.


Ahora se está viviendo los días del gran bonetón, las autoridades de los gobiernos culpando a los ciudadanos y desde el gobierno central, señalando a las autoridades de los gobiernos subnacionales; mientras tanto, las familias siguen clamando atención de sus autoridades y en el campo, perdiéndose miles de hectáreas2 que más tarde serán menos alimentos.


Vivimos un período de desastres, causado por fenómenos climáticos, que agravan la situación de los más vulnerables, resultante de la inoperancia y la actitud corrupta de quienes elegimos como nuestros gobernantes. En medio del desconcierto, nos planteamos la pregunta del millón: ¿Quiénes ganan y quiénes pierden? en ese enfrentamiento sin sentido, entre los miembros del Ejecutivo y las autoridades regionales y locales, prefieren el enfrentamiento como herramienta fácil para eximirse de responsabilidad y de esta manera ocultar su orfandad técnica y operativa en plena emergencia que la sufrimos millones de peruanos.


Recordemos que, en nuestro Perú, no son ajenas las pugnas, entre autoridades por ser y aparecer como los padres de la criatura llamada “prevención” y es más aguda la pugna, cuando se trata de “la reconstrucción”. La situación que vivimos es de total desastre, por la corrupción e ineficiencia del propio Estado, y las circunstancia de “guerra” se encara con un comando único y coordinado liderado por la Jefa de Estado (ausente); frente a ello lo peor que nos está pasando es que todos se consideran generales y dando en paralelo órdenes y contra órdenes. En consecuencia, no avanzamos en nada, salvo que nos estamos llenando de promesas3.


El recurrir a otros gobiernos, para que nos den una mano en las licitaciones de grandes obras, es clara expresión de auto reconocimiento que somos un país con gobernantes y funcionarios corruptos e ineptos en todos los niveles, como lo demuestra la Contraloría General de la República. Seguramente habrá miles de ciudadanos para quienes estas peleas la simbolicen como la repartija de obras y con ello una mayor oportunidad para el enriquecimiento de algunos pocos y el perjuicio de muchos. En la memoria de don Miguel Grau, esperamos estar equivocados.


Porque a decir verdades, si sumamos los montos gastados después de 1983, 1998, 2017 para la reconstrucción4 en el norte del Perú, deberíamos tener los mejores puentes, en quebradas y ríos, y transitar sin mayores riesgos. Un río Piura encauzado, depositando sus aguas al mar y sin pueblos del Bajo Piura inundados; reservorios en las partes altas, y los cerros convertidos en unas verdaderas alfombras verdes, que por sí solos invitarían al turista a visitarlos; con asentamientos humanos, ubicados en zonas no inundables. Pero nada de eso sucedió, el 2023 nos indica que seguimos en el mismo círculo vicioso, pero con estupor vemos como una ruma de personajes, sin escrúpulos y perversos, que pasaron por el gobierno, se enriquecieron y con toda la conchudez del mundo, opinan sobre prevención y reconstrucción.


Las autoridades de Piura, y colectivos sin mayor representatividad, han decidido convocar a un paro para el día 18 de abril y dizque en protesta contra el gobierno central – mejor dicho, contra doña Dina Boluarte – los que no son capaces de decirle sus verdades, en su cara pelada cuando la tiene al frente, le quieren cantar la cartilla a la presidenta, cuando está ausente. No pues paisanos, amárrense bien los pantalones. Lo que se debe decir, tiene un lugar y un tiempo y entiendan que el paro sólo perjudicará a los pequeños que salen a buscar desde muy temprano el pan del día, para la familia.


Paisanos, si se tiene un buen diagnóstico, avanzamos, de lo contrario, seguiremos en lo mismo. Lo primero que se tiene que lograr, es el manejo de un mismo discurso de todas las autoridades frente a la población. Las medidas que corresponden al actual momento, siguen siendo de prevención y así debemos entenderlo todos los norteños.


No es posible, en tres meses lograr la salida de las aguas del río Piura, al mar. No estamos en condiciones de ofrecer, en esos tres meses o menos de tregua, construir los once puentes en el Alto Piura, ni construir los reservorios. No se va poder restituir los cultivos perdidos en todos los valles. Necesitamos: Un solo mensaje, un mismo norte.


Lleguemos a acuerdos y plasmémoslos en ordenanzas, por ejemplo, en el tema de reubicación, los lugares que se declaren inhabitables, se deben transformar por completo, para que no vuelvan a ser habitados5 por otros. Para el proceso de reasentamiento, que los pobladores nombren una comisión exclusivamente para este proceso. No cometan el error de permitir que participen los antiguos dirigentes porque así ustedes mismos habrán asegurado que el tráfico de lotes siga siendo el pan de cada día y la lista de damnificados será interminable, porque querrán incluir como beneficiarios, hasta los nietos que aún no nacen.


Un segundo acuerdo, mantener rigurosidad en la selección de las empresas, que postulan a las obras en la etapa de prevención y reconstrucción. Entre el 85 y 2021, continuación entre comillas de la reconstrucción de Piura, el gobierno central, le adjudicó obras de pistas y puentes a empresas recién formadas y cuyos empresarios más conocían de freír chifles, que de nivelación, compactación y asfaltos y como era de esperar, la cura resultó peor que la enfermedad. No estamos obligados, a tropezar con la misma piedra.


En el caso del sector agrario, es urgente el arreglo de los caminos a las zonas de producción, de no hacerlo, se pierde la poca cosecha que se avecina. La limpieza de canales, que deben ser utilizados en los tres meses de tregua. Aprovechar para esparcir semillas en las zonas desérticas, con participación de las comunidades y productores.


Utilicemos todos los medios posibles, para mantener comunicada a la población. Formemos los comités de vigilancia en los puntos vulnerables ya identificados, para alertar a los pobladores con anticipación. Sancionar drásticamente a los choferes desubicados que arriesgan a los pasajeros, en el pase de las quebradas y ríos. Choferes irresponsables, que por tener una camioneta 4x4, consideran que tienen un bote.


Una última recomendación y va en serio especialmente para las autoridades de Piura. Mis paisanos. Los elegidos fueron ustedes y no sus esposas o parientes. Por favor no permitan que metan la cuchara en plato, que no les corresponde. Y lo digo con conocimiento de causa, porque en varias gestiones anteriores fueron las esposas las que recomendaron funcionarios, empresas y manipularon a la prensa para desinformar, y con ello favorecer al esposo y entronizar la corrupción.


El momento apremia, unidos y coordinados si hacemos Perú.


Referencias:

Los autores son, Jorge Arévalo Acha, Víctor Vásquez Villanueva. Líder y productor Agrario, Comunicador Social y Escritor; Coordinador de Defensoría del Productor Agrario – Piura. Director Ejecutivo Defensoría del Productor Agrario. Abril, 2023.


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