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Jose Luis Zavala / Los veo preocupados

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

Para los que buscan tema de conversación en estos días.


La mañana del lunes, Carlos estaba revisando las últimas noticias cuando sonó el intercomunicador de su departamento miraflorino. José, el conserje, le avisaba que tenía que bajar a recoger un delivery, “reglas de la pandemia, señor” apostilló con aire socarrón. Luego de recoger su pedido, cuando se disponía a entrar al ascensor, José, esbozando una sonrisa cachacienta, le dijo como quien clava una estaca “Señor, lo veo preocupado”. Carlos decidió actuar razonablemente y le respondió “Bueno, sí, un poco, la verdad es que me preocupa que mi empleador tome alguna decisión radical y decida llevarse su dinero a otro país en el que pueda hacer empresa. Si eso ocurre yo tendría que tomar una decisión similar y, aunque no tengo tanta plata como él, tendría que vender todo y buscármelas en otro sitio porque dudo mucho que tenga posibilidades de conseguir otra chamba por acá.


Considero, además, que muchos de los vecinos del edificio tomarán decisiones similares a la mía por lo que, al haber muchos departamentos en venta, vamos a tener que vender barato para que salga, pero finalmente algo de plata me quedará para volver a empezar en otro lugar". “¿Uy, señor, tanto así es la cosa?”, “Claro, José, el capital es lo más cobarde que hay, ¡y si alguien grita Bu!, sale corriendo”. “Y entonces, ¿Qué pasa con el país?”, pregunto José, “Bueno, por ejemplo, en tu caso, los nuevos propietarios vendrán con menos plata en el bolsillo y no demorarán mucho en revisar los gastos para querer rebajarlos por lo que es muy probable que quieran bajarte el sueldo o, peor aún, prescindir de tus servicios”. “¿Usted cree?” Siguió preguntando José a quien la sonrisa se le había borrado del rostro.


“Eso no es todo -siguió Carlos- Si entra un gobierno como el de Venezuela, comenzarán a repartir bonos y entregar dádivas a la gente que menos tiene”. “Ah, pero eso es bueno” dijo José recuperando la tranquilidad. “Si, mientras dure, pero la plata se acaba y cuando eso ocurra entonces comenzaran a quitarle sus cosas a la gente para seguir repartiendo, comenzando por los de más arriba”, “Eso no me preocupa” dijo José con una moral renovada. “No, y no debería preocuparte por ahora, pero volvemos al mismo punto de hace un rato, como la plata se acaba poco a poco irían bajando hasta llegar a todos los ciudadanos. ¿Crees que los venezolanos que han venido al Perú son de los más pudientes de Venezuela?, no, también son gente de pueblo cuyas familias alguna vez tuvieron alguna seguridad de su trabajo y sus ingresos, así como tú la tienes ahora por mucho que te parezca poco, pero que terminaron por perderla y ya ves hasta donde han llegado". “¿Y eso puede pasar acá?”, “Lamentablemente sí.


Ya pasó en Cuba y ya pasó en Venezuela, ¿Por qué no habría de pasar acá? pero bueno, yo ya te dije lo que pienso hacer y creo que podré conseguir algo afuera, la pregunta es ¿Qué piensas hacer tú?”. Carlos abrió la puerta del ascensor, pero, antes de subirse, le lanzó a José el mismo comentario que éste le hiciera al inició de la conversación “Carlos, te veo preocupado”.


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