Y, ¿Qué pasaría, si intentamos corregirnos?
Es evidente que, por la falta de educación, predomina la identidad del “peruano desubicado”. Y esto se tiene que cambiar lo más rápido posible, por los de la identidad de “peruanos respetuosos”.
Hay que buscar consensos, para procurar el cambio, evitando los extremos, de la derecha que solo vela por sus intereses, y de aquella izquierda que no se dio cuenta que el muro de Berlín cayó en el milenio pasado.
Debemos encontrar puntos de acuerdo comunes para llevar adelante una reforma del estado, del sistema de justicia, de los servicios de salud, educación, transporte, vivienda, infraestructura, seguridad ciudadana, sistema de pensiones, cómo más derechos. Y para ello, necesitamos líderes, que tengan la capacidad de convocar a los demás para obtener los resultados deseados, con un proceder acompañado de valores éticos y morales. Y todos podemos ser líderes.
En cuanto al tamaño del estado, no hay que preocuparse, debe ser del tamaño que sea necesario, pero sí, que sea eficaz y eficiente. Recuerdo en el milenio pasado, en ESAN, el exministro del MEF Carlos Boloña (+) presentó un libro sobre la reducción al mínimo del tamaño del estado y Hernán Büchi exministro de economía de Chile, reconocido cómo el artífice del “milagro económico” chileno, le dijo, que agradecía la invitación y la coautoría del libro, de la cual recién se había enterado en el vuelo a Lima, y lo refutó, diciéndole:” ¿Qué quién podía decir de qué tamaño debía ser el estado? Que el estado debe intervenir en lo que el sector privado no va a intervenir, porque simplemente, no le es rentable hacerlo. Y sus intervenciones deben ser con la mejor calidad y productividad, esto es, mediante un estado competitivo”.
Con la transformación digital que se proclama como una urgencia nacional, se debe desarrollar escuelas para líderes en todo el país. Esta necesidad es urgente, porque la sociedad está desilusionada de sus dirigentes. En castellano simple, está harta. La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que el 61% de los electores tiene poco o nada de interés por la política, y sólo el 12% está interesado.
Esto es peligroso, porque si la propia sociedad no tiene interés en su propio cambio, ¿Quién se lo va hacer?, ¿grupos radicales?, o nos quedamos como estamos, y seguimos siendo el país no deseado.
De inmediato, con carácter de urgencia, terminadas estas elecciones, se deben crear partidos políticos a nivel nacional, para ver si en 5 años, tenemos propuestas bien sustentadas, candidatos que valgan la pena, y no seguir en este rechazo a la política, por el penoso panorama que se ofrece en la actualidad, hecho que ya viene de tiempo atrás y se gráfica, reiteradamente, con todos sus expresidentes vivos, en problemas con la justicia.
Esto es un pasivo heredado de la dominación española, que nos legaron dentro de otros, nuestro problema principal, la corrupción. En la serie “El último bastión”, que está hecha con rigor histórico, a cargo de Juan Luis Orrego (PUCP), y cómo en los libros de la época se puede verificar, se recrea cómo eran los peruanos de esa época, y hasta ahora no hemos cambiado, sino más bien se han incrementado “los peruanos desubicados”, atentando con los principios básicos de la cultura inca, “ama sua, ama llulla y ama quella” (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso).
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