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Juan de Dios Guevara / ¡La desigualdad da la hora! (2 de 2) 



En hombres, al 1 de abril, Bernard Arnualt de LMVH, de Francia, es el más rico del mundo, con alrededor de 230.000 millones de dólares, una diferencia de casi 30 mil millones de dólares sobre el segundo lugar, Jeff Bezos de Amazon. En tercer lugar, Elan Musk accionista de Tesla, Space X. En cuarto lugar, Mark Zuckerberg de Meta, y en quinto lugar el cofundador de Oracle, Larry Ellison.

 

La sociedad de consumo en todo su esplendor, lo más frívolo, lo más suntuoso, se impone todavía, sobre las empresas tecnológicas. En mujeres: L´Oreal: Belleza, Maquillaje, Cuidado Piel y Cabello. Y en hombres: LMVH: conglomerado empresarial de 75 marcas de lujo en las líneas de: Vinos y licores. Moda y artículos de cuero. Perfume y cosméticos. Relojes y joyas. Con marcas, tales como: Louis Vuitton, Tiffany & Co, Christian Dior, Moët & Chandon, Dom Pérignon, TAG Heuer o Bulgary.

 

En términos generales, la población de ultrarrojos en el mundo se incrementó en un 4,2% en todo el mundo, salvo en Sudamérica, donde su población de ricos se contrajo un 3,6% con respecto al año pasado.

 

Llama poderosamente la atención que el multimillonario más grande del mundo tenga un patrimonio neto casi similar al PBI del Perú (33 millones de personas). Los 5 más ricos, tengan unas 4 veces el PBI peruano, y los 10 más ricos tengan unas 7 a 8 veces nuestro PBI. Las poco más de 350 mujeres más ricas del mundo tengan 8 veces nuestro PBI. Es una locura.

 

“Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5.000 millones de personas, más del 60% de la población mundial, a nivel global se ha reducido. Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo”. Desigualdad S.A., informe de Oxfam (movimiento global formado por personas que trabajan juntas para combatir la desigualdad y, así, acabar con la pobreza y la injusticia), presentado en el Foro Económico Mundial en Davos-Suiza.

 

Se necesitarían casi 230 años para eliminar la pobreza según la trayectoria actual. 250 millones de personas más podrían vivir en la pobreza extrema a finales de año. Si las tendencias actuales continúan, el mundo podría ver su primer billonario en una década. Contradicciones extremas.

 

Acabar con la desigualdad es el único camino hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) El Objetivo 10, dice:” Reducir la desigualdad en y entre los países”, para la construcción de un mundo más justo, pacífico y sostenible. La desigualdad amenaza el desarrollo social y económico a largo plazo, frena la reducción de la pobreza y destruye el sentido de realización y autoestima de las personas. Esto, a su vez, puede resultar en delincuencia, enfermedades y degradación ambiental.

 

El documento Desigualdad S. A. debatido en el Foro Económico Mundial, propone a los Gobiernos varias medidas, enfocadas, sobre todo, en fortalecer al Estado para contrarrestar el poder empresarial y para corregir las deficiencias del mercado. Regular el sector privado, acabando con los monopolios y aumentando impuestos a los más ricos y a sus empresas y, finalmente, reinventar el modelo empresarial, para una mayor solidaridad con los que participan en la generación de esa riqueza, y reducir los márgenes de ganancia.

 

Es imposible lograr un desarrollo sostenible y mejorar el planeta si se priva a la gente de la oportunidad de tener una vida mejor. Se tienen que regular el poder de los monopolios en todos los ámbitos, desde las medicinas y las vacunas hasta las nuevas tecnologías de la información. Y gravar las fortunas.

 

Es como un círculo vicioso, los multimillonarios tienen mucho dinero y mucho poder y uno de los principales riesgos es cómo lidiar con un poder tan concentrado en manos de tan pocos. Con ese poder mueven las reglas de la política a su favor. Promueven las campañas de candidatos a congresistas y presidentes para luego, una vez que estén en el poder, cobrarles esos favores. Acá en el Perú lo conocemos muy bien.

 

Conscientes de que la desigualdad ha alcanzado un “punto de inflexión” que amenaza, incluso, la estabilidad económica, social y ecológica, más de 250 multimillonarios y millonarios rubricaron una carta abierta titulada ‘Proud to Pay More’ en la que instan a los líderes políticos que se reunieron en el Foro Económico Mundial de Davos a que graven más a los popularmente conocidos como “ultrarricos” para combatir la desigualdad.

 

El documento está firmado mayoritariamente por grandes fortunas de Estados Unidos y Reino Unido, aunque también aparecen firmas alemanas, francesas, italianas, neerlandesas o danesas.

 

Otros multimillonarios, como Bill Gates, Warren Buffet, entre otros, han donado gran parte de su fortuna a fines benéficos y altruistas, porque consideran un sinsentido, tener tanto dinero que ni en varias generaciones podrán gastar, habiendo tanto pobre y tanta hambre en el mundo.

 

El trabajo del economista francés, Thomas Piketty especialista en desigualdad económica y distribución de la renta, que sostiene que cuando la tasa de acumulación de capital crece más rápidamente que la economía, entonces la desigualdad aumenta, por lo que, para evitarlo, propone impuestos progresivos y un impuesto mundial sobre la riqueza, ha tenido eco a nivel mundial, y hoy en día, el G20 evalúa su aplicación global.

 

Que la riqueza de una sola persona sea la de todo el Perú, que el 10% de la población mundial sea dueña del 76% de la riqueza global, es como para reflexionar que algo está caminando mal, por lo que a la desigualdad le llegó la hora.


 

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