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Existe un ataque masivo de la concentración de los medios de comunicación que mella sensiblemente el espíritu nacional, hacen sentir “que estamos en el peor de los mundos, cuando antes estábamos mejor” (¿?). Un afán de dinamitar la gobernabilidad, que, sumado a los errores del presidente y su equipo, hacen un ambiente negativo, pesimista. Cuando lo que necesitamos es un espíritu que debe estar fuerte y cohesionado para superar esta enorme crisis ocasionada por la pandemia, exacerbada en lo político por un ataque incesante al gobierno, y un gobierno que, a punto de cumplir 150 días, necesita comunicarse con transparencia, aclarar los contactos del ayer que se nota están enquistados en el poder, y que hoy no queremos se repitan nuevamente y nunca más. En esta suma de desaciertos, el resultado de ello, es que nadie gana. Y los peruanos no queremos esto. Ya fue suficiente. Hace cuantos años seguimos en lo mismo.
Tendencias para el 2022, priorizar los resultados a más largo plazo sobre los rendimientos financieros trimestrales. Se debe dirigir el negocio con una visión panorámica general, con su estrategia corporativa diseñada, con su modelo de negocio, alentando la I + D +i, e invirtiendo teniendo en cuenta la sostenibilidad y el bien común. Se debe poner el propósito en el centro del negocio. Ayudar a las personas a sentirse parte de la misión. Incorporando la ética en todo, incluso en el diseño de algoritmos y la elaboración de informes financieros. Invirtiendo en el bienestar de las personas. Reclutando talentos de grupos diversos para trabajar por la inclusión y la igualdad. Se ha avanzado bastante, pero hay correcciones que hacer, que se pueden lograr si así lo decidimos. Si pensamos en el Perú y sus generaciones futuras.
Necesitamos sostenibilidad para un mundo mejor, por lo que hay que prepararse para crecer económicamente, hay que acelerar el paso, el gobierno y las empresas, que deben ser las que tomen la iniciativa, porque lo pueden y deben hacer, a través de sus numerosos gremios empresariales, para procurar lograr los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que se fijaron para 2030. La sostenibilidad, cuyo objetivo central es el beneficio de las personas, es el encuentro entre la economía, la sociedad y el medio ambiente, y todos coincidimos que esa es la tendencia a seguir.
El 2022 va a ser un año de crecimiento muy fuerte para la economía mundial, se prevé una expansión mundial de casi un 5%, lo que devolvería el PIB a los niveles anteriores a la pandemia, por lo que para lograr el cambio que se requiere, se debe adoptar una mentalidad de liderazgo sostenible, de ciudadano del mundo, consciente de que su accionar tiene un impacto en la sociedad y el planeta, a largo plazo. La pandemia, nos ha revelado la unidad de la especie humana en el planeta Tierra, con todas sus diferencias, por lo que no hay una talla única para la sostenibilidad.
Cada empresa, cada organización, debe analizar sus capacidades, sus actividades dónde las desarrollan, con qué marco legal, y a partir de ahí pensar en profundidad cómo descarbonizarse. Se trata de establecer objetivos realistas, con bases científicas y factibles. Dichos objetivos deben comunicarse con claridad y transparencia a todas las partes interesadas, porque el mundo actual así lo exige. La decisión estratégica de reducir la huella de carbono de cada organización debe traducirse en un cambio concreto y operativo. Hay que incorporarse a la economía circular. No todas las empresas pueden ser enteramente circulares, pero sí buscar maneras de gestionar mejor sus residuos, asegurarse de que sus productos sean duraderos y reutilizables, evaluar si existe un mercado para los productos reacondicionados, estudiar si pueden implantar un programa de recogida o reciclaje, etc.
Las interrupciones producidas en 2021 han generado muchas dudas en torno a la cadena de suministro mundial para 2022. Pero, más allá de eso, las empresas deben mantener la atención en sus cadenas de suministro. Invertir en innovación, es una necesidad. Gran parte de la tecnología necesaria para una transición ecológica todavía no se han desarrollado, como nuevos modelos de negocio y nuevos hábitos, nacerán. La transición ecológica podría provocar lo que se conoce como un superciclo de materias primas, tal como fue en la industrialización americana y en la pos guerra europea, un incremento sustancial de la demanda. El gobierno y las empresas deben estar preparadas para este posible escenario, debido a una transformación hacia una economía verde.
Uno de los retos de esta transición es asegurarse de que no sirva para acentuar las desigualdades existentes. Porque, si se excluye a muchas personas de los nuevos modelos, la actual corriente de apoyo público a la sostenibilidad se evaporará. A fin de cuentas, empresas y gobiernos no deben olvidar que la sostenibilidad tiene que estar enfocada a mejorar la vida de las personas.
Ojalá que el cambio llegue al Perú, que Dios se acuerde que tiene algo de peruano, y que siga los pasos de Lapadula, que se ponga la camiseta peruana, haga goles, nos lleve a Qatar 2022, que convoque y juegue en pared con San Martín de Porras y junten al perro, gato, y pericote, para que los que nos gobiernan sean transparentes y se vuelvan capaces de darnos progreso y desarrollo. Que nos haga ver que, si el Perú camina, todos caminamos, y de lo contrario a todos nos va mal. Que el cambio sólo será posible con el pequeño esfuerzo de todos, y no con el gran esfuerzo de pocos.
Esperando ese milagro que todos anhelamos, y que cada uno ponga de su parte, para lograr el ansiado deseo que rememos todos juntos por un Perú mejor, les deseo a todos una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo 2022. Hasta el próximo año.
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