¿Más odios que amores?
Ganará quien logre más votos del Colegio Electoral
En el Perú, no faltaba más, hay grupos hiperideologizados y polarizados: unos llegan a afirmar que la civilización occidental y cristiana, la libertad y la democracia tienen sus días contados si gana Biden y los millones de “socialistas” o ingenuos que votarán por el demócrata contribuyen al suicidio de la democracia. Otros, en su extremo desean que gane Biden porque así se derrota al “trumpfascismo” y pueden abrirse nuevos y mejores espacios para regímenes nacional-populares o socialistas, aunque no se suscribe que sean como el cubano.
Al término de su mandato presidencial, Ike, Eisenhower, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de las Naciones Aliadas contra el nazismo, el fascismo y el militarismo genocida japonés, dijo que el “complejo militar industrial” fruto de la movilización y producción de guerra se había convertido en una clara amenaza a la democracia.
Es improbable, pienso que imposible, que Biden vaya a mermar el impulso financiero industrial y científico técnico que demanda el poder militar estadounidense, máxime cuando China y Rusia van creciendo en aire, mar y tierra. Estados Unidos tiene centenares de bases militares en todo el globo terrestre. Es probable que si gana Trump su política va a acentuarse.
Con ambos hay que esperar una presencia más efectiva en América Latina y el Caribe por causa de cambios económicos, inversiones chinas, aunque tienen socios japoneses, aliados de los Estados Unidos, sociales, culturales e ideológicos, ambientales, Amazonía, donde hay bases militares estadounidenses, y políticos: resultados de elecciones y permanencia de Estados como Cuba, ¡desde 1959! amén de cambios en Chile, donde desde el centro derecha hasta las izquierdas han votado por una nueva constitución, para algunos gurúes antisistema vara mágica que les llevará al socialismo, para otros un desafío de gestión política que incluye a menoscabados partidos en un proceso abierto y complejo.
La política exterior de los Estados Unidos, repite un diplomático, como toda política exterior, no tiene amigos sino intereses. Y añado: y objetivos nacionales formulados e interpretados por las elites del poder y pensadores influyentes, que han logrado sean interiorizados por la mayoría de la población; solo así, la autoridad del Estado puede ser bien ejercida con participación, legitimidad, legalidad y efectividad.
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