El desarrollo territorial del sur costero y andino del Perú quedó truncado y la nueva élite del extremo sur peruano casi extinguida. El impacto de la guerra de conquista y subordinación, facilitada, como sabemos, por algunos “destacados” peruanos, comprende nuestra promesa, reto, posibilidad y deber de un Proyecto Nacional soberano con integración, como lo expresé hace ya cuarenta y cuatro años en el Instituto Nacional de Planificación, “disuelto” en 1992.
Desde fines de los ochenta, estos hechos y su trascendencia hasta nuestros días y aún más allá, insisto, han sido escrupulosamente ocultados por los actores políticos de nuestra República, en un designio, hasta hoy exitoso, de recrear una conciencia histórica que se acomode a los negocios e intereses de minorías de poder y privilegio, a-conciencia que sirve mejor a pocos inversionistas peruanos millonarios en Chile, en terceros países o para quienes, genéricamente hablando el mercado y la riqueza es el valor supremo y subordinante de toda sociedad y Estado.
Algo más sobre la post guerra. Luego de 1883, Chile no salió de su crisis para cuya superación se endeudó y armó especialmente; Balmaceda, Canciller en plena guerra, 1881, Presidente entre 1886-1891, se suicidó en el marco de la guerra civil chilena del 91. El “caliche sangriento” (*) pasó mayoritariamente a manos de John Thomas North en pago de la deuda de guerra que con su empresa adquirió el Estado invasor, como tuvo que pagar otras por su marina de guerra y su artillería de campaña, amén de la enorme logística que tuvo desenvolver. En lo que fue Bolivia se inició la gran minería del cobre de Chile por inversionistas estadounidenses, Chuquicamata lo evidencia.
Hay que ver el pasado para ver mejor el futuro inmediato y el largo plazo de los objetivos nacionales, las políticas de Estado y las formas de acción en todos los dominios de la seguridad y de la defensa del Perú para ser más, tener más y valer más, incluidos los procesos de integración. No hay uno solo sino varios en curso que en ciertos períodos toman fuerza. Recordemos que por la geografía y la economía actual Chile también está ligado al MERCOSUR, como de manera rotunda lo expresó su Embajador en la ALADI, Humberto Díaz Casanueva en “Democracia, gobernanza y desarrollo en el MERCOSUR” “Hacia un proyecto propio en el siglo xxi”, compilado por Gerónimo de Sierra y por mí en 2004 y publicado por UNESCO-MOST y CLACSO.
En la hora de las decisiones, los que las toman no pueden reducir o prescindir de los medios adecuados, en aras de un discurso unilateral de libre empresa que no llega a ser el de una economía social de mercado que la incluye, junto con lo que es y hace el Estado y, ambos, con variaciones periódicas de la alianza pública-privada en lo interno e internacional. Pero, sobre todo, comuniquémonos y trabajemos con todos quienes piensan, desean y trabajan en favor de un desarrollo y una seguridad humana sostenibles, en paz y democracia, con la razón y la ley, no con la fuerza, en Perú, Chile y otros países en procesos de integración.
Referencias:
- (*) “En 1969 se estrenó en Chile “Caliche sangriento”, filme de Helvio Soto que levantó gran polémica por presentar una lectura poco heroica de estos sucesos que marcaron la historia de Chile (…) donde la Guerra del Pacífico aparece como un conflicto que responde a intereses económicos de corporaciones extranjeras. (…) En realidad es una mirada alternativa a los libros oficiales de historia).” Fuente: calichesangriento.wordpress.com/
- El autor es, politólogo, primera promoción de la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP, 1967. Cuarta promoción de la Escuela de Ciencia Política y Administración Pública de la FLACSO, 1969. Diplomado del Centro de Altos Estudios Nacionales, Promoción XXIX del CAEM, 1979,” Año de Nuestros Héroes de la Guerra del Pacífico”. Fue primer presidente del Consejo de Consulta de la Comunidad Peruana en el Uruguay. Antiguo funcionario de la UNESCO. Consultor internacional.