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Pablo Del Valle / Origen del corredor minero

Mi experiencia en el corredor minero en sus orígenes: año 2004:


Pasé una larga temporada en Santo Tomás, capital provincial de Chumbivilcas, las llamadas "tierras altas" de Cusco, y en el caso de Chumbivilcas, también conocidas como las "tierras bravas". Como es de esperarse tengo recuerdos de esa temporada. Recuerdo, por ejemplo, una mujer de mediana edad que se acercó a la oficina temblando y pidiendo ayuda. Había recibido sendas golpizas de su marido. Cuando le señalé que había que ir a la policía, inmediatamente se hizo claro que esa era la peor opción que cabía para ayudarla, su marido sería avisado por la policía y las palizas se multiplicarían en proporciones que, en principio, desconozco.


Luego, se me ocurrió que fuera a la posta de Salud, pero para la mujer era una opción igual de mala que la policía, también el marido estaría avisado de ese movimiento de su mujer, lo que sería una desgracia para ella. Y caí en la cuenta que si la mujer estaba llegando a nuestra oficina es porque en nuestro grupo había varios varones (en Cusco no se utiliza la palabra "hombres", sino varones, y eso en toda la región), e intuía que la expectativa de la mujer es que entre todos nosotros le sacáramos la entreputa al marido y con eso detuviéramos las palizas que le daba a su mujer, al parecer, cada vez que estaba borracho y en otras ocasiones, también.


Muy bien, también recuerdo que el alcalde de uno de los distritos a dos horas de Santoto, cuando era profesor del colegio había violado a una niña, y sin que tenga la certeza para precisarlo, había luchado por la alcaldía para desprenderse de cualquier denuncia de los padres de la niña. Como estuvimos desde marzo, recién hacia octubre en una reunión de la Liga Agraria de Chumbivilcas, los familiares acudieron para hacer la denuncia de un suceso relativamente antiguo ante la presencia de la Defensoría del Pueblo, que no tenía ningún representante en Chumbivilcas, porque según lo que expresaban, no tenían dinero para tener un representante. Nunca he sabido si la Defensoría denunció al alcalde o no lo hizo, porque había que seguir los complejos procesos de la Liga Agraria y también de los docentes, estudiantes y padres de familia.


Después también recuerdo que otro alcalde, respondiendo a la demanda de una comunidad campesina, por un sujeto extremadamente violento que había dado palizas soberanas a su mujer, con violaciones incluidas, había sido encarcelado en el local de la fiscalía de Santo Tomás. El alcalde había optado por traer en camiones a las mujeres de esa comunidad y había coordinado con la policía para que esta se esfumara hacia las 5:30 de la tarde, para que las mujeres llegadas en camiones desde su comunidad tuvieran acceso al desgraciado que había abusado extremadamente de su mujer, y con la fiscalía totalmente desguarnecida, las mujeres entraron y quemaron al hombre. Mi recuerdo es que lo quemaron, pero el hombre no murió. Y que esto ocurrió un poco después del takanakuy, que se celebra en Navidad. Naturalmente, el alcalde quería los votos de esa comunidad.


También cuando fueron los sucesos de Las Bambas, el Defensor del Pueblo ordenó a los voluntarios extranjeros que abandonaran el lugar, con varios campesinos encarcelados porque reclamaban que la empresa -MMG Metals, china- no habían cumplido con los términos de negociación, pero los miembros extranjeros y voluntarios de la Defensoría no obedecieron la orden, y fue gracias a ellos, que los que estaban presos en Chalhuahuacho fueron liberados, pero no así los que habían sido llevados a Tambobamba ni los que habían sido llevados a Abancay. La empresa era la que quería hacer lo que le daba la gana y la policía era la guardia privada de la empresa como ha sucedido tantas veces.


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