Este momento que vivimos nos debe llamar a reflexión dándonos la posibilidad de conducirnos a romper paradigmas. Hemos estado involucrados en el concepto de globalización, el que nos ha, en cierta forma, asignado roles especializados y así hemos terminado perdiendo nuestra identidad y autonomía alimentaria, mientras subestimábamos a nuestro sector agrario, el cual hoy hace sentir su importancia. Que bueno haber incentivado al sector agro exportador, ya que con el esfuerzo realizado ha resultado exitoso. Pero que malo haber descuidado el apoyo a la producción que tiene como destino nuestro mercado interno y que da seguridad alimentaria a un país. A esta agricultura -que nos provee del 75% de lo que consumimos, actualmente esta en manos de un minifundio hambriento de tecnología, de organización que le permita hacer uso de economías de escala, sin identidad y sin el respeto hacia ellos por parte del mercado- no la hemos ayudado seriamente en la organización necesaria para protegerla de la explotación de su trabajo agrícola por parte de los necesarios intermediarios dada su voracidad. Esa asesoría y orientación que debería ser casi compulsiva, no se la hemos dado a nuestros campesinos, mas bien hemos contribuido a destruir la posibilidad de darle al sector el necesario y serio soporte financiero, con créditos inteligentes y ordenados, y otros aspectos que podríamos tratar, ha habido mucha dispersión y atomización de programas. Desgraciadamente, hemos despilfarrado recursos de todos los peruanos sin obtener resultados compatibles con la magnitud de la asignación porque han sido, desde mi punto de vista, mal organizados y administrados. Considero que este es el resultado de no tener estrategia de desarrollo, ni una planificación mínima con líneas generales, que marquen siquiera rumbos, con alguna disciplina y orden, con la fuerza para que traspasen a los partidos políticos y gobiernos. Necesitamos líneas de planificación agraria con objetivos generales que perduren en el tiempo y que no estén sujetos a cambios en el corto plazo; necesitamos una estrategia como política de Estado con lineamentos generales, pero que no se pierdan ni en la especificidad ni el detalle. Por lo menos hay que asegurarle al país la dieta autónoma mínima deseable, aprovechando nuestra variedad climática y de suelos para que no nos haga dependientes de la globalización, cuya fragilidad, hoy el coronavirus nos ha hecho ver y sentir. #EconomíaRegional #Coronavirus #Agro