Mi primera experiencia con el emprendimiento data de mi época universitaria, de cuando entre clase y clase me movía entre Gamarra y Centros Comerciales vendiendo ropa. En esa época mi madre fue mi fondo de inversión semilla y las decisiones las tomaba en el camino escuchando consejos de gente de los talleres textiles. Desde esa experiencia siempre he estado vinculado al tema del emprendimiento, llegando a una última experiencia que trascendió nuestras fronteras, pero eso será materia de otro artículo.
Durante los últimos meses el desarrollo de emprendedores vía Startups en Perú ha sido más que sorprendente. Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), en el 2020 se crearon más de 160 mil emprendimientos, la mayoría dedicados al comercio minorista y mayorista y de los cuales el 30% han sido digitales. Sin embargo, la informalidad de los mismos es altísima y alcanza el 65%, según Datum, y donde estos emprendedores usan su ahorro como financiamiento y no invierten en capacitación, por lo que la posibilidad de sostenerse en el mercado es reducida.
Es que la importancia de estas organizaciones hoy toma mayor relevancia en un contexto de crisis por la pandemia, donde se han generado “nuevas” demandas y requerimientos por las cuarentenas, las restricciones y la nueva normalidad. En muchos casos estas prácticas de consumo han aparecido para quedarse, acorde con el enfoque de economía conductual donde factores psicológicos, sociales o cognitivos afectan las decisiones económicas. Paula Papp en su artículo “Sticky or Not? How COVID Has Changed Consumer Behaviour in Financial Services” señala, por ejemplo, que la disminución en el uso de efectivo es un cambio que se mantendrá, así como el uso de la banca digital y las menores visitas a las oficinas de bancos.
Cabe mencionar que este espíritu de emprendimiento es inherente al país, como lo indica la Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Esta entidad ubicó al Perú, en el 2019, en el primer lugar en cuanto “al índice de espíritu emprendedor en Latinoamérica” seguido por Colombia, Chile y Ecuador. Por ello no es sorprendente que el Estado Peruano haya decidido participar de manera aún más activa vía la puesta en marcha del primer fondo público privado destinado a Startups con un primer aporte de US$20MM. Este aporte se canalizará vía COFIDE y operará a través de fondos privados de capital de riesgo (Venture Capital - VC) con la expectativa de contar con organismos multilaterales que realicen aportes adicionales. El estimado del impacto de este fondo superaría los US$500MM en la actividad económica del país durante los próximos 24 meses.
Por todos es sabido que la relevancia de las Startups es su gran aporte a la capacidad de cambio de una sociedad, ya que -por definición- se enfoca en el desarrollo de productos o servicios con gran innovación y que son altamente requeridos por el mercado. Asimismo, su diseño y estrategia comercial están enfocados completamente al consumidor y esta visión de ida y vuelta considera una comunicación con sus clientes al orientarse a la masificación de las ventas. Por toda esta dinámica y al operar con costos mínimos, si un Startup alcanza el éxito en su propuesta, las ganancias esperadas son más que importantes.
Sin embargo, el camino del emprendedor no es nada sencillo y por ello se me ocurrió compartir algunas ideas que pueden ser de utilidad para todo aquel que esté en ese proceso, ideas que consideran todas las etapas, desde la concepción de la idea, el desarrollo de la misma y el financiamiento requerido. Lo primero es revisar y profundizar sobre la propuesta que se tenga y para ello es posible contactar a instituciones públicas y privadas que apoyan este tipo de iniciativas vía innovación y soporte. Entre las principales instituciones que apoyan la innovación se encuentran CONCYTEC, la UPCH, PUCP, UNMSM, UNI, Universidad San Antonio Abad del Cusco y la Universidad San Agustín de Arequipa. Incluso, si están en fase de ideación pueden contactar alguna incubadora de Innóvate Perú (startup.pe/comunidad/incubadoras-aceleradoras/) donde recibirán orientación para el desarrollo del emprendimiento y contacto con el especialista más adecuado para todo este proceso.
Por el lado de financiamiento tenemos dos frentes, el público y el privado y cada uno con sus propias plataformas y exigencias. En todos los casos se requiere una buena descripción de la propuesta y los objetivos a alcanzar, así como un reporte financiero con una estructura de costos muy bien detallada y una proyección de ventas con los sustentos lógicos y adecuados.
Los modelos de negocio van más por el lado de asociaciones y son más atractivos que la banca porque (i) son fondos especializados y ávidos de ideas y (ii) el mismo negocio es la garantía que se asocia al financiamiento y no se requieren colaterales adicionales.