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Victor Vasquez / Jorge Arevalo / Guillermo Esquives / Agro atraso y abandono (3 de 7)

Sentados Sobre Abundancia de Tierra Agrícola

La relación de uso entre superficie cultivada y la superficie agrícola es un relevante indicador y muy útil para el diseño de políticas, orientadas a optimizar el uso y ocupación territorial, así como para la asignación de las inversiones orientadas para incrementar/dotar de infraestructura de riego (represas, canales); asegurar estas inversiones determinan que las incorporaciones de nuevas áreas agrícolas al círculo productivo, alcancen la mayor rentabilidad económica y social.


En la actualidad según cifras oficiales, difundidas por el Estado dan cuenta que la agricultura solamente está desarrollándose en el 27 % del total de la superficie agrícola existente, que el Mapa Agropecuario determina la existencia de 11,6 millones de hectáreas para dichos fines; esto quiere decir que se tiene disponible casi 8,5 millones de hectáreas que esperan su incorporación a la producción de productos e insumos de origen agrario.


Esta potencialidad conduce a plantear retos importantes, en el propósito de cerrar esta brecha de dese-economía o subutilización del recurso suelo agrícola; alternativas como nuevos modelos5 de explotación y ocupación de las tierras donde se propicie la práctica de una agricultura moderna e integrada al mundo, o modelos asociativos de inversión para facilitar nuevas infraestructuras de almacenamiento de las aguas. A nivel nacional se estima, que existe un potencial de superficie con aptitud agrícola de más que el doble de las que actualmente están siendo explotadas para fines agropecuarios.


Las relaciones de ocupación de la superficie agrícola a nivel regional. señala por ejemplo, que en la región de la costa el índice de uso de la tierra apenas llega al 40 % queriendo decir que aún existe casi 1,8 millones de hectáreas aptas para la agricultura; así mismo se tiene que la costa norte, tiene un índice de uso apenas del 33 % queriendo decir que existen casi 1,5 millones de hectáreas potenciales para la producción; la costa central, a pesar de tener una mayor relación entre uso actual y potencial, existen casi 100 mil hectáreas, mientras que en la costa sur, existirían unas 170 mil hectáreas para fines agrícolas.


La infraestructura de riego, es un factor gravitante para garantizar la disponibilidad de agua para la agricultura; la región de la sierra caracterizada por su agricultura de secano resultante de marcadas restricciones estructurales en la propiedad (minifundio) así como por la desatención secular del Estado (gobierno Central y Subnacionales) en ejecutar inversiones que hagan posible la construcción de infraestructura de riego; este abandono crónico termina haciendo que la sierra siga sin explotar alrededor de 5,9 millones de hectáreas con aptitud agrícola y limitándose a cultivar el 27,1 % que equivale a 1,6 millones de hectáreas.


La ejecución de infraestructura de riego y la asignación de recursos económicos para su construcción, debe merecer consideraciones de carácter social y económico, que permitan lograr el aprovechamiento sostenible de los recursos y la generación de riqueza (empleo y productos) para los productores. Bajo esta lógica virtuosa de desarrollo, lamentablemente esta región es la menos favorecida, cuyos indicadores reflejan esta ausencia; la sierra norte muestra un índice de aprovechamiento de la superficie agrícola de solo 19 %, mientras que la sierra centro y sur llegan al 30 %.


A nivel departamental y según regiones se muestra que, en la sierra norte, Cajamarca explota solamente el 19 %, por la sierra centro, Pasco y Huánuco apenas llegan al 16 y 19 % mientras que, en la sierra sur Puno y Ayacucho son los de más bajos índices de uso de la tierra con el 14 y 21 %. La región selva con un índice de 18 %, los departamentos de Madre de Dios y Ucayali, son los menos favorecidos mostrando una relación de uso entre 10 y 13 %, respectivamente.


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