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Yaneth Arteta / Necesidad de políticas inclusivas


Necesitamos propuestas políticas inclusivas hacia la libertad social


Las ingentes necesidades actuales de los diversos ámbitos sociales -salud, educación, nutrición, agua, medio ambiente, pobreza, trabajo, etc.-, simplemente son veleros que navegan por la fuerza del viento y sin un norte, soslayados por quienes persiguen hacerse de su timón, para solamente mostrar su poderío sin que ello implique darle el rumbo necesario y conducirlos lejos de aguas turbulentas, es que al margen de otorgarles una posible solución, se ha hecho más bien un festín político desinteresado de la múltiple necesidad social.


Si estamos a merced de la ¨democracia¨, señora que al parecer nos brinda protección en un marco de ¨libertad¨ para mitigar nuestras múltiples penurias y carencias, parece que esta se aprisiona con las descabelladas propuestas políticas de quienes están persiguiendo la más alta investidura de nuestro país. Si el libre albedrio de la democracia también protege abrir la boca y manifestar ofrecimientos que salgan atropelladamente cual carrera de caballos, y en un escenario para ganar la presidencia de la republican se cierne solamente en promesas electorales que no hacen más que provocar un furioso adversario, pues no existe en ninguno/a de los candidatos un conocimiento sustancial ni suficiente del problema social, político y económico para abordar reales, adecuadas o posibles soluciones, y menos probables contingencias para rescatar los veleros sociales en un plan de trabajo que ciertamente tenga muy complicado el devenir de lo mediato y el futuro de nuestro país.


Si el virus está acelerando y acrecentando las diversas carencias humanas, también lo están haciendo las inconsistencias, incompetencias, la incultura, el desconocimiento y la inexperiencia de propuestas políticas que no logran tener un asidero real para la sugerencia siquiera de combatir adecuadamente aspectos sociales que para los políticos son invisibles, pero que están socavando el tejido social, con la agudización de enfermedades, deserción escolar, desempleo, hambre, pobreza, entre lo más sentido de nuestra sociedad.


Porque no asumir como ejes sustanciales intervenciones políticas a partir de nuestras múltiples carencias sin especular con efímeras propuestas que no aterrizan en la concreción de ellas, ni en la economía, ni en el agro, ni en salud, ni en educación. La ausencia de propuestas coherentes, congruentes y verdaderas bajo la premisa de la factibilidad, es lo que menos define a nuestros actuales candidatos.


Esta falta de conocimiento de la realidad peruana, donde la principal lucha es lograr el poder, sí, pero un poder obviamente sin objetivos cruciales para el desarrollo de nuestro país, entorpeciendo aún la ya deprimente situación social peruana. No se cual sea peor, el virus de la pandemia que está destrozándolo todo o la omisión voluntaria del conocimiento e información, semillas que, al transformarse en desconocimiento y desinformación, se están sembrando para continuar con las inequidades, injusticias y desigualdades, no solo en la inmediatez, también en el mediato y largo plazo.


Sin desear el dramatismo, las incertidumbres y devaneos políticos de las propuestas actuales, no hacen más que ampliar las brechas ya existentes de la ¨libertad¨, libertad en el sentido de una mejor educación, pero una educación inclusiva desde una mirada técnica y ética integradas, así como una salud inclusiva cuya libertad se enmarque en la ausencia de enfermedad, alimentación inclusiva si, desde el aporte alimenticio que contribuya a la nutrición y no a la desnutrición, con una profundo apoyo a la agricultura; no menos importante la libertad al acceso de agua potable; la libertad de vivir en la veracidad, no en la corrupción; y decenas de libertades a la que tenemos derecho sí, pero también en la práctica de deberes ciudadanos.


En este momento de circunstancias tan álgidas, no es necesario volver a impulsar el retorno de congresistas y alcaldes, no es necesario rescatar el Huáscar, cual trofeo de guerra de otro país, es nuestra gloria de honor, de valor y dignidad peruana; no es el momento de ofrecer dadivas ni bonos para sacar de la pobreza; no es el momento de proponer migajas porque todo lo superfluo nos encadena más y nos aleja de las libertades que merecemos como país. Otorgar libertad es promover oportunidades varias que contribuyan a fortalecer nuestras capacidades en todos los ámbitos sociales, oportunidades que cada velero social impulse el desarrollo de cada peruano, su familia y su comunidad.


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