Desde hace varios lustros, se viene utilizando el voto preferencial en el Perú, es decir, que el elector tiene la posibilidad de escoger, además de la lista parlamentaria, a uno o dos candidatos de su preferencia. Suena bien este sistema, ciudadano empoderado que, en teoría, ejerce su derecho a elegir a quien mejor le parezca, sin embargo, este sistema es ácidamente criticado porque fomentaría el clientelismo y desincentivaría la militancia partidaria.
¿Eliminar el voto preferencial del sistema electoral peruano es uno de los últimos hitos que este congreso tiene que vencer, pero, por cual sistema lo reemplazamos?
Todo hace parecer que el sistema de reemplazo sería el de listas cerradas manteniendo los distritos electorales actuales, es decir, que luego de las elecciones primarias que cada partido debe realizar, los candidatos irían paritaria y alternadamente en listas donde si se logran 5 curules, serían los 5 primeros que están en la lista quienes sean los flamantes congresistas electos.
Imaginemos el distrito electoral de Lima que cuenta con 33 curules. ¿El partido A inscribe a sus paritarios y alternados 33 candidatos y candidatas con la esperanza de lograr entre 3 y 5 curules, por lo que los 28 candidatos restantes que están del número 6 al 33 son, simplemente, relleno?
Así no se incentiva la militancia partidaria, no se fortalece a los partidos ni se motiva la participación ciudadana.
Una propuesta que toma el ejemplo de democracias más antiguas como la de Francia y los Estados Unidos de América, es pasar de distritos electorales múltiples (como el de Lima con 33 curules) a dividir este mismo espacio en 33 distritos electorales individuales.
Estos distritos estarían formados por 200 mil electores cada uno y a partir de la elección congresal del 2026, el número de curules debería ser actualizado basado en el padrón electoral vigente un año antes de la elección congresal, modificándose para ello, el artículo 90 de nuestra Constitución. Para estas elecciones del 2021, simplemente se divide cada distrito electoral múltiple entre el número de curules asignadas agrupando la cantidad de electores que le corresponderá a cada distrito electoral unipersonal resultante.
Para poder hacer efectivo este nuevo sistema de elección congresal, los partidos políticos deben realizar elecciones primarias, con paridad y alternancia, para cada uno de los distritos electorales unipersonales y el que resulte ganador o ganadora, representará a su partido para que compita contra los representantes de los otros partidos en ese mismo distrito electoral unipersonal.
Miremos algunos de los beneficios:
- Se fortalece la democracia interna y militancia de los partidos políticos.
- La competencia por una curul se hace entre los partidos no entre los mismos integrantes de una lista.
- Los electores de cada distrito saben cuál es su representante y podrán tener una relación directa, así como fiscalizar el desempeño del congresista quien tendrá que demostrar que realiza un trabajo ejemplar legislando, fiscalizando y sobre todo representando, para poder optar por una elección futura.
- El sistema de distritos unipersonales fomenta tanto la participación ciudadana como una permanente evaluación del trabajo del congresista. Esta relación más directa entre elector y representante debería ser el sustento de la continuidad del congresista en un periodo consecutivo si hace bien su trabajo, no una prohibición a raja tabla donde justos pagan por pecadores.
- Permite que zonas geográficas más densas puedan tener mayor participación en la distribución de curules, lo cual va acorde al principio que la población debe estar equitativamente representada en el Congreso de la Republica.
No hay sistema perfecto, pero si el objetivo es eliminar el voto preferencial para evitar el clientelismo, fortalecer a los partidos motivando su militancia y empoderar al ciudadano, el distrito electoral unipersonal es una alternativa viable y de implementación inmediata para las elecciones del 11 de abril de 2021.
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