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Alejandro Narváez / Exclusión, pobreza y hambre (2 de 7)


A cerca del hambre

Hambre es una palabra que significa muchas cosas al mismo tiempo y ninguna buena. Es también las ganas de comer cada cierta hora. En opinión de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el hambre “es cuando una persona no consume las calorías necesarias para sus necesidades fisiológicas y su actividad física y mental”. Son personas que no comen lo suficiente para una vida plena. Para una vida digna. Este flagelo condena a millones de personas a vivir vidas peores, a depender de otros, a enfermarse, y finalmente morir por hambre. Según la Real Academia Española (RAE), “Hambre es la escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada. Si se relaciona con el concepto de seguridad alimentaria, el hambre entendida así es más visible, más urgente. Se entiende sin lugar a dudas que afecta biológica y psicológicamente a la persona y a su descendencia”


La gran paradoja, es que el hambre no es sólo un problema de escasez de alimentos en el Perú, como tampoco en el mundo, si es que alguna vez pudo haber sido. La FAO estima que a nivel mundial 1300 millones de toneladas de alimentos acaba directamente en la basura cada año, lo cual representa un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano. En dinero esto representa aproximadamente 680 mil millones de dólares en los países desarrollados y 310 mil millones en los países en desarrollo. Según la misma fuente, en América Latina se desperdicia el 34% de alimentos disponibles, lo que equivale a 127 millones de toneladas por año. Finalmente, cuando la comida se tira a la basura, el proceso de gestión de estos residuos tiene un impacto negativo en el medio ambiente. Se estima que esta gestión es responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

El hambre en el mundo

El último informe de la FAO publicado en septiembre de 2018, revela que hay 821 millones de personas en el mundo que sufren el hambre (11% de la población mundial) y más de 150 millones de niños tienen atrasos en su crecimiento debido a su malnutrición (815 millones de hambrientos en el 2017). Del informe se extraen las siguientes conclusiones: a) El número de personas que tienen hambre en el mundo ha aumentado en los últimos tres años, volviendo a los niveles de hace una década. b) El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de alcanzar el Hambre Cero para 2030, se aleja cada vez más. c) En África y América Latina el hambre ha aumentado considerablemente.

Más concretamente, en América Latina y el Caribe (ALC), por tercer año consecutivo (2015 al 2017), aumentó el número de personas que sufren hambre. El número total de personas que sufren hambre en la región ha aumentado de 40 a 42,5 millones. El aumento de hambrientos ha sido especialmente significativo en Sudamérica, que podría deberse a la desaceleración económica, aumento del desempleo, la ineficiencia de los programas nacionales de protección social o factores climáticos. Las naciones con más personas con hambre son: Bolivia 19,8%, Nicaragua 16,2%, Guatemala 15,8%, Venezuela, 11,7%, y Perú 8,8%. Entre tanto, el índice de inseguridad alimentaria grave saltó de 7,6% en 2016, a 9,8% en 2017. Un caso extremo presenta Haití, donde casi el 47% de la población, es decir, 5 millones de personas, sufren hambre.


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