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Yefferson Llonto Y Brenda Vallejo / Desafío en Finanzas Públicas 

  • Yefferson Llonto
  • hace 5 horas
  • 5 Min. de lectura

El Desafío inminente en las Finanzas Públicas que heredará el Próximo Gobierno Peruano

 

El peor momento fiscal de los últimos 20 años

El Perú enfrenta un panorama fiscal históricamente adverso. Tras haber sido durante dos décadas el país más sólido de América Latina en materia macroeconómica con deuda baja, reservas elevadas y un marco fiscal contracíclico reconocido internacionalmente; lo que hoy la situación ha dado un giro profundo. El estancamiento económico, la inestabilidad política crónica y un deterioro acelerado de la institucionalidad fiscal han colocado al país ante un punto de inflexión que condicionará severamente al próximo presidente de la República.

 

El Banco Mundial (2025) afirma que la economía peruana está atrapada en un “estancamiento estructural”, con un crecimiento potencial reducido a alrededor del 2,5 % anual, lo que implica que el país necesitaría 64 años para alcanzar el nivel de ingresos de una economía desarrollada si mantiene el ritmo actual. La OCDE (2025), por su parte, advierte de “crecientes fragilidades” en las finanzas públicas de la región y del Perú, señalando que la persistencia de déficits y el avance de iniciativas fiscales sin sustento técnico constituyen riesgos severos para la sostenibilidad a mediano plazo (OCDE, 2025).

 

En términos simples, el próximo jefe de Estado no solo deberá gobernar en un entorno económico frágil, sino que también deberá reconstruir un sistema fiscal que hoy opera bajo presiones políticas, baja recaudación crónica, exceso de discrecionalidad congresal, y un ciclo presupuestal desconectado de la planificación nacional.

 

Un país que dejó de crecer: las raíces del estancamiento económico

El Perú creció en promedio más del 6 % anual durante la década del 2000, impulsado por el superciclo de los minerales, disciplina fiscal y reformas macroeconómicas. Ese dinamismo redujo la pobreza del 59 % en 2004 al 24 % en 2014 (Banco Mundial, 2025). Sin embargo, desde 2013 el crecimiento se desaceleró drásticamente y nunca volvió a su ritmo anterior.

 

El Banco Mundial (2025) sostiene que tres factores explican esta caída; primero el deterioro de la institucionalidad estatal, especialmente por la inestabilidad política recurrente; pérdida de dinamismo de la inversión privada, afectada por incertidumbre regulatoria y conflictividad social y la baja productividad estructural, reflejo de informalidad elevada, baja innovación y fragmentación territorial.

 

La OCDE coincide y agrega que América Latina, incluido el Perú, enfrenta una desaceleración global del comercio, presiones inflacionarias externas y riesgos geopolíticos que afectan la inversión (OCDE, 2025).

 

Siendo el elemento más corrosivo para las finanzas públicas peruanas es el clima político. El Banco Mundial documenta cifras extraordinarias: seis presidencias en nueve años y una rotación de funcionarios que duplica a la de Ecuador y Chile (Banco Mundial, 2025); siendo la gobernabilidad se ha transformado en la principal amenaza económica.

 

Cuando el Congreso se convierte en un actor fiscal determinante

En los últimos dos años se han duplicado las iniciativas legislativas y que las aprobadas por el actual Congreso generan un costo fiscal equivalente al 2,3 % del producto bruto interno anual (Banco Mundial, 2025). Nunca antes en la historia reciente el Legislativo había tenido un rol tan directo y disruptivo en la política fiscal; cuyas consecuencias son la débil credibilidad del marco macro fiscal y la erosión de la capacidad del Ejecutivo para planificar; lo que crean precedentes para políticas populistas con efectos permanentes.

 

Convirtiendo al Perú en un claro ejemplo internacional por su marco de reglas fiscales. Pero entre 2015 y 2024; el límite del déficit fiscal fue flexibilizado seis veces en ocho años. Mientras os déficits se volvieron persistentes, incluso en años de recuperación económica y el déficit estructural se alejó del objetivo de 1 % del producto bruto interno, llegando en algunos años a niveles superiores al 3 % del producto bruto interno (Banco Mundial, 2025).

 

Un sistema presupuestal que no asigna recursos según prioridades nacionales

El problema fiscal del Perú no se limita a la baja recaudación. Incluso cuando el Estado dispone de recursos, estos no se asignan ni se ejecutan de forma eficiente. El Banco Mundial (2025) afirma que existe un “vínculo débil entre planificación, presupuesto e implementación”, que ha erosionado la capacidad del país para usar el gasto público de manera estratégica. Esta debilidad es crítica, dado que, sin un sistema presupuestal alineado con metas nacionales, cualquier reforma fiscal queda incompleta.

 

El Perú aprueba cada año un presupuesto público que suele parecer un ejercicio técnico, pero en la práctica responde más a dinámicas políticas, negociaciones intraestatales y presiones territoriales que a objetivos estratégicos de desarrollo.

 

Según el Banco Mundial (2025); el 47 % del gasto ejecutado no estaba previsto en el presupuesto original, es decir, casi la mitad de los recursos cambian de dirección en el camino. Esto revela la falta de disciplina presupuestaria; una alta discrecionalidad política, poca capacidad de proyección de gasto, desarticulación entre metas y ejecución y el sistema presupuestal peruano no es prospectivo ni planificado, ya que responde a urgencias coyunturales o incentivos políticos, no a un modelo de desarrollo estructurado.

 

La evidencia recogida por el Banco Mundial es categórica; dado que gran parte de la inversión pública y del gasto corriente se define bajo calendarios políticos. En años electorales, se aceleran transferencias, se modifican prioridades y se multiplican iniciativas congresales con impacto fiscal sin evaluación técnica.

 

Es por ello que se advierte que países con este patrón de gasto “erosionan su margen fiscal futuro”, porque gastan más para resolver tensiones políticas que para mejorar productividad o servicios.

 

Deuda pública, riesgos fiscales y la creciente amenaza de insostenibilidad macroeconómica.

La OCDE (2025) advierte que la “vulnerabilidad de las finanzas públicas” en países de la región, incluido el Perú, puede presionar al alza las tasas de interés soberanas y encarecer el financiamiento externo. Esta advertencia cobra relevancia en un país donde el Congreso ha impulsado medidas con impacto fiscal significativo sin estudios técnicos.

 

El Banco Mundial (2025) recuerda casos críticos como Petroperú, cuya situación financiera deficitaria representa un riesgo creciente para el Tesoro Público. A ello se suman los gobiernos subnacionales, cuyos pasivos contingentes no siempre están incorporados en las proyecciones fiscales. En este contexto, el Perú enfrenta por primera vez en décadas un riesgo de deterioro fiscal sistémico.

 

Conclusión

El Perú tiene las capacidades, los recursos y las oportunidades para recuperar el crecimiento y la estabilidad fiscal. Pero también enfrenta riesgos severos que podrían derivar en una crisis profunda si no se actúa rápidamente. Por lo que el próximo presidente de Perú debe asumir decisiones difíciles pero certeras como mejorar la recaudación sin afectar a los más vulnerables; ordenar un presupuesto caótico; controlar un gasto que crece sin resultados; reformar una inversión pública que no cierra brechas; fortalecer instituciones debilitadas y enfrentar una fragmentación política sin precedentes.

 

Si no lo hace, el modelo peruano de estabilidad económica estará en riesgo real de colapso. Pero si actúa con visión estratégica, liderazgo y respaldo técnico, el Perú tiene aún una oportunidad histórica para reconstruir su sistema fiscal y retomar la senda del desarrollo.


 

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