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Alejandro Narváez / Exclusión, pobreza y hambre (3 de 7)


Desafortunadamente, muchos de nosotros que tenemos el privilegio de imaginar y promover delicias gastronómicas, e irónicamente, cada vez comidas más sofisticadas, más gourmet, más light, vivimos como si el hambre no existiera. ¿Cómo va existir, si los medios de comunicación se hacen de la vista gorda? Excepto cuando la FAO y algunas ONGs como Oxfam International, se pronuncian de vez en cuando. Pareciera ser, que el flagelo del hambre dejo de ser noticia para la prensa.


La FAO recuerda “que hace apenas unas décadas, los gobiernos de la región unían esfuerzos para combatir la desnutrición aguda, la desnutrición crónica y la deficiencia de micronutrientes, hoy día deben agregar a esto la lucha contra el sobrepeso y la obesidad”. De manera que, asistimos a un conjunto de problemas de salud pública que exige políticas de Estado urgentes para atajar su avance.



Perú un país rico con muchos pobres y hambrientos: la gran paradoja

Uno de los aspectos más destacados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2017, es el deterioro de los indicadores de pobreza, y en particular el aumento de personas pobres en el Perú, algo que no se daba desde 2002. Entre otras causas se señala la débil expansión de actividades formales que generan puestos de trabajo menos productivos, es decir, de las actividades que están más orientadas a atender la demanda interna. El Niño Costero, por el contrario, parece no haber incidido significativamente en el aumento del número de personas pobres en 2017.


Efectivamente, en el 2017, el número de peruanos en situación de pobreza se incrementó hasta 6,9 millones, un alza de 375 mil personas con respecto al año anterior, lo que significa que la tasa de pobreza monetaria aumenta en un punto porcentual hasta 21,7 % de la población (2016: 20.8%).


Por otro lado, la brecha de pobreza, que busca medir qué tan lejos se ubica en promedio el ingreso de una persona pobre de aquel nivel de ingreso que le permitiría dejar de serlo, también subió: de 5,0% en 2016 pasó a 5,2% el 2017. Es decir, no sólo aumentó el número de personas pobres en el país, sino que ahora esas personas pobres ven más difícil salir de la situación de pobreza en la que se encuentran. Entre tanto, el número total de personas que sufre hambre en el Perú alcanzó los 2,5 millones en promedio en el periodo 2014/2016, es decir, 100 mil personas más con respecto a la medición anterior (2013/2015), lo que supone un retroceso en la lucha contra el hambre que se venía dando en el país.


Según el Índice Global del Hambre 2017 (GHI, por sus siglas en inglés), el Perú se ubica en el puesto 38 de 119 países calificados. Según este mismo informe, entre el año 2000 al 2017 el nivel del hambre se habría reducido, pasando de la categoría grave a bajo. Estos resultados fueron obtenidos usando cuatro indicadores: desnutrición, emaciación infantil (bajo peso para la estatura), retraso en el crecimiento infantil y mortalidad infantil. Empero, estos resultados son contradictorios con las cifras de la FAO, cuya fuente viene a ser las estadísticas del INEI.


Ante la aparente mejora que refleja el GHI, lo concreto es que las brechas de desigualdad se ensanchan y son estructurales. De acuerdo a una serie de estudios, por ejemplo, los niños de las zonas rurales tienen tres veces más probabilidades de padecer desnutrición crónica que los niños de los centros urbanos. En este sentido, los niños de Huancavelica, Cajamarca, Apurímac, Ucayali y Pasco presentan los mayores índices de desnutrición crónica infantil, que es fácil corroborar mirando las estadísticas que existen en los centros de salud de los distintos centros poblados o comunidades campesinas y de los programas sociales, como: Juntos, Pensión 65, Cuna Más, etc.


El reporte también refleja que la mitad de la población en las zonas rurales es pobre, especialmente en Cajamarca, Huancavelica y Apurímac, paradójicamente son las regiones con el mayor potencial minero del país. Más de un tercio de su población habla una lengua nativa y, aproximadamente, el 60% son agricultores y mineros artesanales.


El sobrepeso en menores de cinco años se encuentra muy cercana al promedio de ALC, alcanzando el 7,2%; mientras que la desnutrición crónica, aunque con reducciones importantes en los últimos cinco años, todavía afecta a cerca de 400 mil niños y niñas menores de cinco años (13.1%). La anemia afecta a 948 mil niños y niñas menores de cinco años.


Un interesante estudio realizado por la ONG Save the Children en 2012, reveló que en el Perú había un 24% de desnutrición infantil, lo que en valores absolutos representaba a más de 700 mil niños. Dado que en esos años países como India, Bangladesh, Pakistán y Nigeria, tenían rasgos parecidos a Perú en cuanto al crecimiento económico, fueron seleccionados para la investigación. En ese momento los cinco países concentraban la mitad de los niños desnutridos del mundo.

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