La incertidumbre como escenario económico y la crisis política tras un desgastado proceso electoral ha conllevado a que las expectativas de los agentes económicos reaccionen ante la debilidad de la economía peruana, ocasionando un panorama sombrío donde el dólar batió record histórico superando los cuatro soles, la inflación superó el rango meta de 3% en el mes de julio, la calificación crediticia descendió a Baa1 por el escenario polarizado donde se pierde la credibilidad en lograr la eficacia de las políticas y un deterioro progresivo de la institucionalidad por los cambios abruptos como la asamblea constituyente que fomenta la incertidumbre política y jurídica que afecta al perfil crediticio del Perú.
Sin embargo el escenario internacional proyecta un crecimiento de 6% de la economía mundial producto del avance del proceso de vacunación, el impulso del gasto privado y condiciones monetarias favorables, generando un impacto positivo en el alza de los precios e incremento de la demanda de los comodities; sin embargo existen riesgos latentes como el rebrote de los casos de COVID-19, dificultades logísticas en la distribución de vacunas, deterioro de las condiciones financieras y presiones inflacionarias, así como menor impulso fiscal.
El Marco Macroeconómico Multianual 2022-2025 señala que para este año el crecimiento del producto bruto interno alcanzaría el 10.5% tras la recuperación de la demanda interna, tras el crecimiento de la inversión privada principalmente en grandes proyectos de infraestructura y el de la inversión pública por la ejecución de obras de la reconstrucción del norte.
Para el año 2022 tras mejorar las expectativas de los agentes económicos, el avance del proceso de vacunación y las condiciones externas favorables convergería a un crecimiento de 4.8% y con una proyección de 4.1% en términos promedio durante el periodo 2023-2025, sostenido principalmente por el crecimiento del sector minero de 4.3%.
Por el lado de los ingresos del gobierno para el año 2021 se espera una recaudación del 20% del PBI, producto de la recuperación gradual de la recaudación de impuestos por la apertura de las actividades económicas y la recuperación del sector minero, mientras que por el lado del gasto público para el año 2021 se alcanzaría el 22.9% tras las medidas anunciadas del fortalecimiento del sector salud principalmente lograr el objetivo de la vacunación y el soporte de apoyo a los hogares vulnerables, donde alcanzamos el 30% de pobreza y el gasto en inversión pública para la generación de empleo. Teniendo un retorno gradual para la consolidación fiscal, alcanzando para el año 2022 un gasto no financiero del 21.9%; para la deuda pública en el periodo de gobierno 2022-2023 se incrementaría la deuda pública hasta el 37.4% del PBI para atender las promesas de campaña y teniendo como regla fiscal que el déficit fiscal no sea mayor del 3.7% del PBI y la deuda pública no supere el 38% del PBI de acuerdo al Decreto de Urgencia N°079-2021.
Sin embargo, avizorar los desafíos que permita una estabilidad macroeconómica y contribuya a lograr los objetivos microeconómicos en beneficio de la población parte no solo de contar con el fortalecimiento del marco institucional, sino también requiere de un manejo adecuado de la deuda pública y converger hacia el 1% del PBI del déficit fiscal de acuerdo al Consejo Fiscal.
Pues la recuperación el dinamismo económico de corto plazo requiere de la mejora de las expectativas de los agentes económicos y el impacto sobre las variables reales, principalmente de la inversión privada, que ha sufrido un importante deterioro de los índices de confianza y expectativas y de cierta forma la pandemia del COVID-19 ha trastocado el crecimiento potencial de la economía.
De ahí que el próximo reto peruano es el crecimiento de su economía bajo productividad de factores, pero para ello se necesita consolidar a la clase media vulnerable, un shock de reformas sociales basado en una gestión eficiente y eficaz basado en resultados de los tres niveles de gobierno, la cobertura de seguridad social, la flexibilización del mercado laboral, potenciar el capital humano, priorizar políticas públicas de incentivo al empresariado peruano, diversificar la matriz productiva, entre otros que permita un renovado impulso de cambiar los factores estructurales internos débiles para un shock de decisiones que permitan cambiar las expectativas de los agentes económicos que permita generar riqueza, reducir pobreza, generar empleo y la calma de un gobierno creíble y comprometido con un verdadero dinamismo económico.