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Carlos Ginocchio / Los 4 ases


Las redes sociales son el fenómeno más significativo de la globalización, y pocas veces entendidas por los políticos. Fueron el detonante de las congregaciones de manifestantes – especialmente entre la juventud - para motivar la reciente renuncia de un presidente en el país, y aunque los opositores a estas protestas afirman que hubo intereses específicos en la convocatoria, no se puede ignorar que quienes acudieron a la misma tenían una opinión que expresar. En ellas se presentan y discuten todo tipo de temas, la mayoría de veces con amor y odio, pero siempre con pasión, y aparte del político, quizás el más frecuente es el fútbol.


Observo constantemente dos polémicas sobre el tema futbolístico: ¿quién fue mejor, Pelé o Maradona?, ¿quién es mejor, Cristiano Ronaldo o Messi?, entre los cuatro, el único que no pertenece a los países más ‘futbolizados’ del planeta - Argentina y Brasil – es el portugués. Constantemente se presentan ranking donde sus autores exponen a quienes consideran los más destacados en la historia del deporte rey, y se incluyen a Ronaldinho, Ronaldo (el brasilero), Garrincha, Zidane, Cristiano, Messi, Platini, Beckenbauer, Maradona, Pelé, Cruyff y Di Stefano.


En 1982, el realizador australiano Peter Weir, dirigió el filme ‘El año en que vivimos en peligro’, sobre la situación en Indonesia durante el gobierno del dictador Sukarno. El título puede aplicarse al año 2020, en que nos han dejado luminarias mundiales, admiradas y queridas por multitudes: el creativo argentino Quino, el actor Chadwick Boseman (Pantera Negra), el dramaturgo peruano Ricardo Blume, Sean Connery, el más brillante de los 007, Olivia de Havilland y Kirk Douglas, dos actores de la época de oro del Cine, el guitarrista Eddie Van Halen, el ‘loco’ Manuel Valdés, los actores Max Von Sydow y Ian Holm, el novelista Carlos Ruiz Zafón, los cantantes Sergio Denis y Kenny Rogers, y el basquetbolista Kobe Bryant, entre otros.


Hoy nos deja en su forma terrestre (no en el recuerdo) el ‘Pelusa’, Diego Armando Maradona, el futbolista más querido, admirado e idolatrado de Argentina (y con razón) que hasta generó la creación de una iglesia, en 1998, donde se le considera como ‘D10S’, con seguidores en Argentina, Japón, Chile, México, Uruguay, Alemania, Italia, Escocia, y Afganistán, y que cuenta con 10 mandamientos, entre ellos: “la pelota no se mancha como dijo ‘D10S’ en su homenaje’ y ‘amar al fútbol sobre todas las cosas’. Más allá de idolatrías, el fútbol produce pasiones que la razón no explica, difíciles de entender para quien no es un aficionado. El ‘Diego’ no es Dios, aunque ya se encuentra con Él.


Su vida fue azarosa y polémica por sus actuaciones, declaraciones y vicios, pero en vida produjo alegría a los pueblos por su calidad futbolística, rebeldía innata y el coraje para enfrentarse a gigantes, cual moderno Don Quijote, y aunque sus opiniones pudieran ser erróneas y hasta desatinadas, siempre plenas de valentía, y con estas superó la pobreza de su origen, ocupando un lugar preponderante en la historia del fútbol y del deporte mundial.


¿Quién fue mejor, Pelé, Maradona, Cristiano o Messi?, pregunta fácil de responder en una parte, imposible en otra. Ni el de la ‘Juve’ ni el ‘culé’. Y entre el ‘Pelusa’ y Edson Arantes do Nascimento, es injusto elegir a uno. A ellos, les agrego dos más: el argentino-español Alfredo Di Stefano y el holandés Johann Cruyff. ¿Cuál es la diferencia entre estos cuatro ases y aquellos que más balones de oro han obtenido?, ¿acaso sus campeonatos mundiales, los goles que marcaron y los títulos obtenidos con sus selecciones y equipos?, esto solo es una menudencia de lo que realmente significaron. Ellos no necesitaron de la publicidad ni de las redes sociales -que no existían en sus épocas – para expandir su grandeza. Fueron jugadores que ‘se ponían sus equipos al hombro’, motivaban a sus compañeros, llevaban la voz cantante en los equipos en que participaron, que se distinguían más allá del fútbol al que revolucionaron con sus habilidades, inteligencia, y personalidad. En resumen, fueron líderes, y estoy seguro que quienes competían a su lado, independiente a sus limitaciones y a los equipos que enfrentaban, por más poderosos que estos fueran, estaban convencidos que, con los cuatro ases en su equipo, tenían la certeza que saldrían triunfadores.


Alfredo Di Stefano nos dejó en 2014 a sus 98 años. Johan Cruyff abandonó el planeta en 2014 a sus 69 años. Hoy nos toca despedir a Diego, a sus 60 años, y recordarlo por su grandeza, por las sonrisas que nos produjo, y por su innata indomabilidad, más allá de sus debilidades, que todos los humanos tenemos. Descansa en paz ‘Pelusa’, siempre vigente en los aficionados. Aún nos queda Pelé.


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