Cada 25 de noviembre, fecha en la que se celebra el día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, nos vemos rodeados de más violencia, más feminicidios, más discriminación, más abuso, como si de nada sirviera celebrar estas fechas.
Y es que no comprendemos que, si bien estas fechas son importantes, lo relevante es no solo recordarlas, celebrarlas o difundirlas, sino cambiar radicalmente nuestra forma de actuar como sociedad y como Estado.
La violencia debe ser dura y drásticamente sancionada. Mientras el abuso y la violencia, junto a la discriminación, vayan de la mano con la impunidad, nada cambiará, ninguna campaña será efectiva ni suficiente.
La muerte de una joven en manos de un suboficial de la policía, torturada y descuartizada, nos muestra, cual bofetada en el rostro, que sin sanción no se lograrán las metas de eliminar la violencia.
El trabajo es arduo y muchas veces se nada contra la corriente, pues se trata de cambiar una cultura violenta por otra que no lo sea; se busca prevenir el abuso antes de que éste sea cometido, y todo ello requiere de un Estado líder y comprometido, capaz de entender el problema y de asumirlo como suyo, no esperar que sean instituciones ajenas al Poder las que levanten sus banderas y gasten sus voces, para que todo termine en una foto.
La responsabilidad es del Estado, que debe invertir entre otras cosas, en la salud mental de su población.
La OMS señala que como mínimo un 5% del presupuesto en salud debe ir al campo de la salud mental. En nuestro país estamos raspando el 2%, y casi la totalidad de ese gasto es gasto corriente, no de inversión.
Tenemos brechas enormes en infraestructura, en instrumental médico, y ni qué decir de lo principal, del profesional psicólogo y/o psiquiatra.
La OMS señala que como mínimo un país debe contar con 10 psiquiatras por cada 100,000 habitantes. En el Perú la cifra solo llega a solo 1. Pero esa cifra es la global (como país). Pero si lo viéramos geográficamente, hay regiones enteras donde NO HAY NI EXISTEN profesionales psiquiatras.
Queremos conmemorar el día de la no violencia contra la mujer, pues hagámoslo en serio, de forma coherente, sostenible y con el compromiso desde el Estado de sumir su rol protector.
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