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Embajador Jorge Castañeda / La producción de oro ilegal en el Perú 

  • Embajador Jorge Castañeda
  • hace 1 día
  • 5 Min. de lectura

En el artículo anterior, "La Ventanilla Única de Compra de Oro" (Efectividat, 7 de julio de 2025), se examinó la problemática negativa social, ambiental y económica de la minería ilegal y se planteó el establecimiento de la Ventanilla Única de Compra de Oro como mecanismo para la certificación internacional del oro en el Perú, así como medidas complementarias para atenuar el impacto negativo de la minería ilegal de oro. En este artículo, se examinan los mecanismos que las redes criminales emplean en el Perú para integrar la producción de oro ilegal al mercado internacional

 

Es importante distinguir que, si bien son miles los pequeños mineros ilegales responsables de la extracción y producción ilegal de oro doré, no son los mayores beneficiarios económicos. En realidad, las redes criminales que controlan la comercialización del oro ilegal en el Perú son las que se benefician más.

 

Estas redes operan a nivel internacional y local, y han desarrollado un complejo sistema de operaciones y mecanismos para integrar el mineral en mercados legales. Para lograr esto, recurren a sobornos a autoridades policiales, militares y aduaneras que reciben pagos para omitir controles o facilitar el transporte ilícito.

 

Además, utilizan falsificación documental y empresas de fachada, crean mineros artesanales ficticios y manipulan el Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), lo que les permite circular oro sin restricciones. También emplean transporte a través de vías aéreas, terrestres y marítimas clandestinas, y realizan lavado financiero asociado a través de pagos mediante testaferros, compra en efectivo no bancarizado y utilización de paraísos fiscales.

 

En este contexto, los mineros ilegales dependen de intermediarios para vender el oro extraído, lo que hace que determinar el precio promedio exacto que un minero ilegal vende un kilo de oro en Perú sea complicado debido a la naturaleza clandestina de esta actividad. Sin embargo, se pueden considerar algunos puntos de referencia para entender mejor el mercado ilegal del oro en Perú.

 

El precio del oro varía según el mercado y la cotización internacional. Según datos recientes, el precio promedio internacional a agosto de 2025 es de US$ 3,333 por onza troy, equivalente a US$ 107,160 por kilo (1 kilo = 32.15 onzas troy). No obstante, el precio que recibe un minero ilegal por un kilo de oro en Perú es entre un 60% y un 75% menor que el valor internacional debido a la logística y condiciones de explotación, así como a la intermediación antes descrita de las redes criminales.

 

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Esta dinámica refleja la complejidad legal, ambiental, económica y de seguridad que conlleva la minería ilegal de oro. Como resultado, la ilegalidad anula los beneficios de los altos precios globales para los pequeños mineros de oro, lo que pone de manifiesto la necesidad de abordar este problema de manera integral

 

Según los datos consolidados de 2024, la producción de oro en Perú presentó una marcada dualidad entre los sectores formal e ilegal, con impactos económicos, sociales y ambientales significativos. En el sector formal, se produjeron 64.8 toneladas de oro, lo que representó el 60% de la producción nacional, con exportaciones valorizadas en US$ 15,468 millones.

 

Por otro lado, las exportaciones de oro de origen ilegal alcanzaron 43.2 toneladas métricas, equivalentes al 40% de la producción aurífera total del país, con un valor de US$ 7,415 millones. Esto representó un incremento del 54% frente a 2023. Sin embargo, las redes criminales capturaron hasta el 75% de las ganancias, relegando a los mineros artesanales a percibir solo entre el 25% y el 40% del valor internacional.

 

Para 2025, se proyecta que las exportaciones ilegales superen los US$ 12,000 millones, lo que representa un aumento del 60%. Este crecimiento estaría impulsado por precios del oro cercanos a US$ 3,400 por onza y la persistencia de vacíos legales que facilitan la continuidad de esta actividad ilícita."

 

Estos resultados generan graves impactos devastadores en tres dimensiones críticas: ambientales, sociales y económicas. En el ámbito ambiental, la minería ilegal provoca la deforestación de miles de hectáreas en la Amazonía y la contaminación por mercurio de los ríos y tierras objeto de explotación, lo que envenena ecosistemas completos.

 

En el ámbito social, la minería ilegal se asocia con un aumento de homicidios, trata de personas y extorsiones en las zonas de producción, lo que genera un clima de violencia e inseguridad para las comunidades locales.

 

En el ámbito económico, la minería ilegal genera pérdidas fiscales significativas debido a la evasión tributaria en la comercialización del oro ilícito. Esto priva al Estado de recursos importantes que podrían ser utilizados para beneficio de la sociedad en general."

 

La comercialización de oro ilegal en el Perú configura un ecosistema criminal complejo que exige una estrategia dual de combate frontal. Por un lado, es necesario desarticular las redes delictivas mediante inteligencia financiera y cooperación internacional, lo que permitiría interrumpir los flujos de dinero y recursos que alimentan esta actividad ilícita. Por otro lado, se requiere una transformación estructural mediante la formalización minera acelerada, que brinde oportunidades legítimas de sustento a los mineros artesanales y reduzca la dependencia de la minería ilegal

 

Para enfrentar a las organizaciones criminales que controlan este flujo ilícito, se requieren medidas concretas. En primer lugar, es fundamental implementar la Ventanilla Única de Comercialización de Oro con trazabilidad blockchain y auditorías internacionales para certificar el origen lícito del mineral. Esto permitiría garantizar la transparencia y la seguridad en la cadena de suministro de oro.

 

Además, es necesario fortalecer los controles logísticos con sistemas GPS en tiempo real para el transporte de mercurio, combustibles y oro doré en rutas hacia fundiciones y puertos de exportación. Esto ayudaría a prevenir la desviación de estos materiales hacia la minería ilegal.

 

También es importante modernizar la vigilancia aduanera con escáneres de última generación en puntos críticos, integrando bases de datos de INTERPOL y la Organización Mundial de Aduanas (OMA). Esto permitiría detectar y prevenir el tráfico de oro ilícito de manera más efectiva.

 

Finalmente, es crucial perseguir los circuitos financieros mediante unidades conjuntas con el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para rastrear capitales en paraísos fiscales identificados como receptores de utilidades ilícitas. Esto ayudaría a interrumpir los flujos de dinero que alimentan la minería ilegal y a responsabilizar a los actores involucrados."

 

En conclusión, la comercialización del oro ilegal en el Perú representa un ecosistema criminal que requiere ser combatido frontalmente y en paralelo en dos frentes: la lucha contra la criminalidad y la formalización de la minería ilegal. En la lucha contra las redes criminales que comercializan el oro ilegal, es necesario implementar varias medidas clave.

 

Entre ellas, se destaca la creación de la ventanilla única de comercialización de oro, que permitiría garantizar la transparencia y la seguridad en la cadena de suministro de oro. También es fundamental reforzar los controles para el transporte interno del mercurio y combustibles utilizados en la explotación minera, así como del mineral de oro transportado a las fundiciones y del oro doré a los lugares para su exportación.

 

Además, es importante reforzar los controles en aduanas en los puertos, aeropuertos y puestos de frontera para prevenir el tráfico de oro ilícito. Finalmente, es crucial perseguir con la cooperación internacional la ruta del dinero de la comercialización del oro y de los centros financieros donde se lavan las ganancias, lo que permitiría interrumpir los flujos de dinero que alimentan la minería ilegal.

 

Es hora de unir fuerzas y tomar acción contra la minería de oro ilegal en el Perú. La lucha contra este flagelo requiere la colaboración de todos: autoridades, empresas y ciudadanos. Juntos, podemos proteger nuestros recursos naturales, garantizar la seguridad y el bienestar de nuestras comunidades y construir un futuro más próspero y sostenible para las generaciones venideras.

 


 

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