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Embajador Jorge Castañeda / Política Exterior del Perú (Parte IV) 

  • Embajador Jorge Castañeda
  • 28 sept
  • 6 Min. de lectura

Política Exterior del Perú (Parte IV): Centro de Estudios Globales y Estratégicos del Ministerio de Relaciones Exteriores

 

La reciente modificación del Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Relaciones Exteriores trae consigo una importante novedad: la creación del Centro de Estudios Globales y Estratégicos dentro de la Dirección General de Estudios y Estrategias de Política Exterior decisión que constituye una oportunidad excepcional para modernizar y enriquecer la prospectiva de nuestra política exterior

 

Este centro tendrá como principales funciones:

-       Analizar la realidad internacional y las transformaciones globales en relación con los intereses nacionales, evaluando su posible impacto en ellos.

-       Desarrollar respuestas innovadoras y sólidas a los retos globales y su gobernanza, así como definir el papel del Perú en el mundo.

-       Proponer iniciativas que promuevan y fortalezcan la paz, la seguridad, la democracia, la libertad y los derechos humanos, la prosperidad, la reducción de desigualdades y la sostenibilidad.

 

Con estas funciones, el Centro de Estudios Globales y Estratégicos debe desempeñar un rol de analista y formulador prospectivo de políticas y estrategias, proporcionando recomendaciones informadas basadas en evidencia para apoyar la toma de decisiones en materia de política exterior y relaciones internacionales.

 

Considerando que la investigación académica es fundamental para el análisis de problemas complejos y la generación de propuestas que ayuden a entender mejor los problemas y retos del acontecer internacional, así como facilitar la toma de decisiones informadas por parte de las autoridades concernidas, sería conveniente considerar la creación de un Consejo Académico de Investigación Externo que brinde apoyo a la Dirección General de Estudios y Estrategias de Política Exterior. Este Consejo permitiría potenciar el trabajo del Centro Global y vincular al Ministerio de Relaciones Exteriores con el mejor talento y conocimiento especializado en relaciones internacionales del país.

 

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Este Consejo apoyaría a la Dirección General de Estudios y Estrategias de Política Exterior. Potenciaría el trabajo del Centro y conectaría al Ministerio de Relaciones Exteriores con el mejor talento especializado del país. Así, se aprovecharía el conocimiento experto en relaciones internacionales en beneficio de la nación.

 

El Consejo Académico de Investigación Externo representaría un apoyo estratégico de gran valor debido a su flexibilidad y eficiencia. A diferencia de una estructura fija permanente, este Consejo se activaría específicamente para cada tema se desee investigar, lo que permitiría incorporar a los expertos idóneos para desafíos concretos —como la inteligencia artificial, la crisis climática o la geoeconomía—, algo que sería muy difícil de cubrir con un equipo interno reducido. El Consejo operaria mediante convocatorias y proyectos específicos, optimizando así su presupuesto al evitar gastos fijos. Además, aportaría una perspectiva independiente y libre de los sesgos institucionales internos, enriqueciendo el análisis con visiones diversas, académicamente rigurosas y con la experiencia práctica de diplomáticos en retiro.

 

Podría surgir la objeción de que la creación de un Consejo Académico Externo genere duplicidad de esfuerzos o fricciones con las unidades de análisis ya existentes dentro del Ministerio. Sin embargo, este riesgo se mitiga deliberadamente mediante el diseño del Consejo, el cual no busca reemplazar la labor interna sino complementarla de manera sinérgica. Su función es la de un think tank ágil y especializado que amplifica capacidades, proporcionando profundidad analítica en temas puntuales que sobrepasan la capacidad operativa regular, siempre bajo la dirección y articulación central de la Jefatura del Centro, garantizando la coherencia y alineación total con los objetivos institucionales.

 

Optar por no implementar un mecanismo de apoyo de esta naturaleza conlleva un riesgo estratégico significativo para el país. Implicaría que el novedoso Centro de Estudios Globales y Estratégicos enfrentara, con sus limitados recursos humanos internos, la abrumadora y creciente complejidad de la agenda global, desde la inteligencia artificial y la seguridad cibernética hasta las crisis climáticas y las disrupciones geoeconómicas. Esta sobrecarga podría traducirse en análisis menos profundos, respuestas reactivas en lugar de prospectivas, y una eventual pérdida de competitividad. El verdadero 'costo' no es el de implementar el Consejo, sino el de la oportunidad perdida: el de dejar de contar con el mejor conocimiento disponible para proteger y promover los intereses nacionales en un mundo en acelerada transformación.

 

El Consejo Académico Externo estaría integrado por diplomáticos de carrera o en retiro y académicos de reconocida trayectoria en relaciones internacionales, economía política, estudios de seguridad o áreas afines, con experiencia verificable en investigación y publicaciones en revistas indexadas en temas de su expertise. Este Consejo se estructuraría en Comités temáticos especializados, definidos por la Jefatura del Centro según las prioridades de la política exterior, cada uno compuesto por entre dos y tres expertos, responsables de desarrollar investigaciones aplicadas y producir análisis estratégicos sobre los temas asignados, así como de formular recomendaciones de política concretas y factibles para los tomadores de decisiones.

 

El funcionamiento de cada Comité se podría articular de la siguiente manera: tras ser convocados por la Jefatura del Centro para abordar un desafío específico, los expertos recibirían unos términos de referencia claros que delimitarían el alcance, los objetivos y los plazos de su labor. Trabajarían de manera colaborativa, apoyándose en una plataforma digital segura y accediendo a la información y los recursos bibliográficos provistos por el Centro. El proceso culminaría con la entrega de un documento de trabajo (policy paper, informe de prospectiva o análisis de escenarios) que sería presentado y debatido en una sesión de trabajo con los responsables del Centro, asegurando así que su expertise se traduzca directamente en insumos accionables para la diplomacia peruana.

 

La creación del Consejo Académico Externo requiere de un marco legal que delimite con precisión sus funciones, los derechos y obligaciones de sus miembros. Dicho marco normativo podría establecerse mediante una resolución ministerial suscrita por el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Para garantizar la máxima efectividad y sintonía con los objetivos del Centro, la gobernanza del Consejo Académico Externo debe establecer un mecanismo de coordinación claro. La Jefatura del Centro actuaría como el enlace único, responsable de convocar los comités, aprobar los términos de referencia, supervisar el avance de los trabajos y articular la incorporación de los insumos finales en los procesos de decisión-making institucionales. El flujo centralizado, asegura que la labor de los comités externos se alinee de forma estricta con las prioridades estratégicas, evitando duplicidades y transformando el conocimiento especializado en acción política coherente y oportuna.

 

Para su operatividad, es fundamental:

1.     Realizar un diagnóstico de la agenda internacional para identificar los temas más urgentes y estratégicos para los intereses del Perú, definiendo con base en ello el número y la naturaleza temática de los comités iniciales.

2.     Implementar una plataforma digital segura que garantice la comunicación y el intercambio de información entre los miembros.

3.     Asignar un presupuesto operativo que cubra gastos esenciales como licencias para reuniones virtuales, acceso a bases de datos académicas y suscripciones a bibliotecas digitales especializadas.

4.     Identificar, seleccionar y convocar a los investigadores idóneos para integrar cada Comité, extendiéndoles una invitación formal que podría contemplar una colaboración honorífica —reconocida mediante distinciones— o, alternativamente, una compensación simbólica por productos específicos como policy papers o informes de prospectiva.

 

La implementación de este Consejo representaría un proceso viable de costo relativamente pequeño que potenciaría significativamente las capacidades de investigación, análisis y prospectiva del nuevo Centro.

 

Mediante estos pasos, el Centro de Estudios Globales y Estratégicos se posicionaría como un actor clave en la formulación informada y prospectiva de la política exterior peruana, contribuyendo de manera sustantiva a la toma de decisiones estratégicas y al fortalecimiento de la presencia del país en el escenario global.

 

La creación del Centro de Estudios Globales y Estratégicos es un primer paso; su verdadero potencial y capacidad para impactar en la política exterior peruana se multiplicaría exponencialmente al complementarlo con el Consejo Académico Externo aquí propuesto. Esta iniciativa no representa un gasto, sino una inversión estratégica de bajo costo y alto rendimiento para conectar al Estado con el mejor conocimiento especializado del país. Es una oportunidad tangible, viable y urgente para fortalecer nuestra soberanía intelectual y nuestra posición en el mundo a través de decisiones mejor informadas y prospectiva de calidad. El marco normativo ya existe, el talento está disponible y la necesidad es evidente. El momento es ahora para materializar esta alianza entre la diplomacia y la academia, y dotar al Perú de una herramienta moderna y robusta para navegar con éxito en un escenario global cada vez más complejo e incierto.


 

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