Fabiola Morales / El tren de la discordia
- Fabiola Morales

- 13 jul
- 3 Min. de lectura

Ha llegado al Callao el primer lote del tren —coches (43) y locomotoras (11)— donadas por la empresa CALtrain, por gestión del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, y que, hasta hace poco, ha venido operando en el estado de California, en la bahía de San Francisco, en la zona de Silicon Valley.
Desde que el alcalde hizo el anuncio, muchas personas se han alegrado con la noticia que supone un aporte importante para el transporte integrado en nuestra capital, que sufre el caos de la informalidad y el uso indiscriminado de los vehículos privados, en una ciudad de 11 millones de habitantes que debiera trasladarse, principalmente, en autobuses y trenes.
Sin embargo, también han llovido las críticas que han ido “variando” a lo largo de los meses, en la medida en que se demostraba la falacia de tantas y tantas afirmaciones mediáticas sin sustento que, a costa de repetirlas, creían que la realidad de la llegada del tren Lima a Chosica iba a desinflarse.
Se dijo que el tren era contaminante, como si quienes opinaban ello no hubieran salido de su casa y paseado por alguna avenida de Lima donde el transporte actual supera largamente los límites del impacto de carbono y ruido sobre el medio ambiente. Este tren es dual, a diésel y eléctrico; San Francisco lo cambia por uno eléctrico, que para eso tiene billonarios entre sus contribuyentes.
Después, hicieron circular una fotografía de algún vagón pintado con grafitis y, por eso, dijeron que el tren era inservible. Un tren de dos pisos, de aluminio, con servicios higiénicos y aire acondicionado; con una vida útil de varias décadas. Solo una municipalidad rica podría adquirir el último modelo, pero recibimos esta donación con cargo que aliviará la vida de 250 mil personas.
También se afirmó que comprar uno nuevo hubiera sido más barato. ¡Por favor!, qué ligereza, estaríamos hablando de al menos mil millones de soles o de 800 millones de segunda mano, versus esta donación con cargo, por la cual hay que asumir 6 millones de dólares por el difícil traslado que ha requerido, hasta de embarcaciones especializadas. Lo cierto es que la Municipalidad de Lima está dejando un importante activo de transporte de calidad de 93 vagones y 20 locomotoras, incluyendo también 2 contenedores de repuestos, como el alcalde, Rafael López Aliaga, lo prometió.
En cuanto al estado de las vías, corresponde hacerlo a Ferrovías, quien se encarga de hacer el mantenimiento y los arreglos correspondientes, con la supervisión del Ministerio de Transportes (MTC) y la atenta mirada del concesionario o concesionarios del servicio del tren que ganen el concurso público, que tardará entre 45 a 50 días para dar la buena pro. Mientras tanto, el primer lote del tren se almacenará en Monserrate y el segundo, que se espera para agosto, ya tiene lugar en una zona de Chosica.
Cabe recordar que la Línea 1 del Metro de Lima tardó 20 años y la Línea 2 al menos 15 años. El tren donado a Lima, por gestión del alcalde López Aliaga, ha llegado en tiempo récord; ahora los demás actores como el MTC, la ATU y quienes ganen la concesión del servicio deben poner su granito de arena para que el servicio del tren se haga realidad lo más pronto posible.
A 21 regidores nos plantearon la vacancia, sin éxito, por apoyar la donación del tren. Dicen que el enemigo de un peruano es otro peruano. Nos negamos a aceptarlo.








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