El Estado peruano desde hace ya varias décadas ha avanzado -de la mano de varias instituciones internacionales- en la invasión constante de la vida de las personas y las familias, particularmente en lo que se refiere a cuestiones de relaciones conyugales y decisiones propias que corresponden a cada quien, hasta hacer de ellas temas de agenda política y partidaria.
Hasta quienes se definen como liberales curiosamente se han dejado llevar por esta agenda, la han hecho suya y la defienden, contradiciendo sus propias ideas y supuestos principios; porque creen que lo “cool”, lo que está de moda, es dejarse llevar por la nariz por la “ideología de género” que los lobistas de la causa contrabandean, con el nombre de enfoque de género.
Los debates políticos actuales, organizados por algunos medios, tienen la ideología de género en su agenda constantemente, en lugar de colocar con más frecuencia asuntos de salud, nutrición, educación, ciencia y tecnología, económicos, laborales, infraestructura, o de crecimiento y desarrollo integral del país, que competen a la esfera de lo público. Más aún, los partidos políticos marxistas y los ultra liberales, llevan en su agenda asuntos como: aborto, eutanasia, reparto de píldoras abortivas, planificación familiar desde el Estado, y todo aquello que se refiere a la aceptación o negación del derecho a nacer y vivir.
En estos temas, si somos bien aplicados, como cuando según distintos testimonios, se esterilizó a mujeres rurales sin su conocimiento y consentimiento, sólo por cumplir con “políticas públicas internacionales”, dejándolas sin la posibilidad de tener hijos, de acuerdo a la voluntad de la familia que, no por ser pobre o ignorar sus derechos, deben convertirse en esclavas de las políticas del gobierno de turno.
La agenda de la “ideología de género” se ha infiltrado por todos los organismos del Estado y ahora está entrando como política empresarial, de la mano de los CEO nice que creen en las “causas del globalismo” a ojos cerrados, porque sólo piensan con el bolsillo; mientras se llenan la boca diciendo que apoyan las causas justas, están aprendiendo también a meterse en la intimidad de sus colaboradores, porque les sale más barato.
Recién el Ministerio de Educación salió a negar la denuncia de un candidato presidencial sobre la existencia de un link que daba acceso a temas pornográficos a los alumnos de primero y segundo de secundaria; cuando la verdad es que este link sólo fue retirado, por el esfuerzo de los padres de familia, especialmente del colectivo denominado “Con mis hijos no te metas”. Si no hubieran actuado, ahí seguiría y se habría ampliado para otros grados de estudio.
¿No sabe el Ministerio de Educación que el sujeto del derecho a la educación son padres o apoderados de los menores? Es la familia la responsable de la educación los hijos, derecho que delegan en el colegio. Los padres deben tener la última palabra en la educación sexual de los hijos y no el Estado, que debe respetar la libertad e intimidad de las familias.
De igual manera, el Estado debe abstenerse de entrar en la privacidad de las familias en lo que se refiere al número de hijos que desean tener o a los métodos que deseen usar o no, para el espaciamiento de los nacimientos. En cambio, el Estado si debe ser promotor del trabajo, de las iniciativas de los pequeños y medianos emprendedores, de la superación de la pobreza y del avance de la ciencia y tecnología.
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