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Fabiola Morales / México de AMLO


La insistencia del actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en reducir las relaciones internacionales a una sesgada cuestión ideológica, inspirada en el Foro de Sao Paulo, es lamentable. En lo que se refiere a las relaciones con el Perú, estas se han reducido a una insistente defensa cerrada del exgolpista, Pedro Castillo -ahora detenido por estos hechos e investigado por el Ministerio Público por más de ocho carpetas fiscales abiertas por corrupción- y por el continuo ataque a la Presidenta Constitucional Dina Boluarte, a quien se niega a reconocer, faltando el respeto al pueblo peruano y a la Constitución que nos rige desde 1993.


Nunca como con este gobierno mexicano hemos vivido una injerencia tan desvergonzada que ha llegado al punto de retener para AMLO, la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico que debe ser rotada anualmente, siguiendo el orden alfabético del nombre de los países miembros: Chile, Colombia, México y Perú. El 26 de enero de 2022, México recibió esta presidencia, pero un mes después de cumplirse el plazo para la entrega de la misma a nuestro país, no lo hace, por la sencilla razón de que su voluntad hubiera sido entregársela al golpista, desconociendo abiertamente la sucesión democrática de la actual Presidenta, basada en la ley peruana.


Esta alianza de integración económica y comercial que tanto ha favorecido a los países miembros, se basa en la libre movilidad de bienes y servicios, de capitales y personas, formando un eje transversal de cooperación, para la prosperidad de todos. Son objetivos de esta alianza, en primer lugar, construir de manera participativa y consensuada un área de integración profunda para avanzar hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. En segundo lugar, impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías de las partes, con miras a lograr un mayor bienestar, la superación de la desigualdad y la inclusión social. Asimismo, convertir esta alianza en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial, de proyección al mundo con énfasis en el Asia Pacífico, de acuerdo a como lo dicen sus principios.


La Alianza se constituyó en 2012, con la suscripción del Acuerdo Marco de la Alianza del Acuerdo del Pacífico. Se trata de un esfuerzo para que los países de la región que la conforman abran sus economías al mundo, particularmente, a los mercados del Asia Pacífico, como eje fundamental, para impulsar así un mayor bienestar para los emprendedores pequeños, medianos y grandes, en beneficio de toda la población. Se trata de un mecanismo de integración económica abierto al libre comercio, flexible y pragmático. La Alianza es más que cualquier Tratado de Libre Comercio (TLC), en tanto que incluye temas de cooperación en innovación, emprendimiento, cultura, deporte e infraestructura.


Sin embargo, AMLO prefiere pasar por la vergüenza internacional de incumplir con este acuerdo de la Alianza del Pacífico, antes de quitar el apoyo al expresidente, a quien considera un peón más del ecosistema político al que pertenece y quiere liderar; por encima de cualquier respeto que le debe al derecho internacional y al Perú, amigo y cercano siempre de México. Tanto ha insistido López Obrador en su ilegal intervencionismo que, este viernes, la Presidenta Boluarte, en un discurso enérgico, anunció el retiro definitivo de nuestro embajador, dejando nuestras relaciones a nivel de encargado de negocios. Un ejemplo más del daño que los socios del Foro de Sao Paulo, ahora grupo de Puebla, le están causando a nuestros pueblos.


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