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Fabiola Morales / Sin izquierdas ni derechas


Miklos Lukacs es un pensador y visionario peruano que está participando en distintos foros -como en “Defendiendo a la familia” organizado por la congresista Milagros Aguayo- donde se dedica, junto a otros ideólogos, como Agustín Laje, a ofrecer “batalla cultural”, como ellos afirman, a corrientes materialistas actuales que, ya sea desde la derecha o la izquierda, atacan a la persona y la visión humanista de la cultura, a favor de intereses económicos o meramente políticos que pretenden esclavizar la sociedad actual.


Lukacs, descendiente del famoso pintor piurano Luis Montero, se ha formado aquí como en el Reino Unido, y nos advierte del impacto de la tecnología en el debate político, colocando sobre la mesa de discusión de los límites éticos y antropológicos que debe tener, para que el ser humano no sea absorbido por ésta; sino que, por el contrario, se mantenga en toda su dignidad.


Nos advierte que, así como la máquina a vapor, en el siglo XIX, dio lugar a las categorías políticas y económicas que hoy conocemos como de derecha y la izquierda (el neocapitalismo y neocomunismo, ahora); la tecnología actual está cambiando estos conceptos y el debate se traslada hacia lo que se conoce como el transhumanismo progresista y bioconservadurismo, con sus distintos matices, como ahora existen, en el ámbito del capitalismo, como del comunismo.


Esta visión lúcida del futuro, a mediano plazo, que nos ofrece Lukacs, nos ayuda a entender cómo determinadas agendas ideológicas y políticas actuales de la izquierda y la derecha coinciden y nos confunden cuando pretendemos ubicar a determinados líderes políticos que siendo de derecha, apoyan banderas que también alzan los neomarxistas, y al revés; porque en el fondo su concepto del ser humano es igualmente materialista en ambos casos.


Estos líderes que estando en la derecha o izquierda rechazan el concepto de familia, son pro aborto, defienden la ideología de género (al punto de afirmar que no existe, para disfrazarse mejor), no son ateos sino anticristianos (queman iglesias como en Chile), son feministas radicales, animalistas, globalistas (no respetan las culturas locales) y cienficistas, etc., participan de un “progresismo” que es más fuerte que su defensa del libre mercado, por una parte, o el Estado, por la otra.


Pero en el nuevo mapa político, económico y social que nos dibuja Miklos Lukacs, a partir de la revolución tecnológica que ha dejado atrás a la revolución industrial, estos “líderes-progresistas” se perfilan como los transhumanistas que apuestan por fusionar hombre-máquina, a través de los chips que la tecnología les ofrece, para convertirse en el soñado súper hombre: “Súper inteligentes, súper sanos, súper eficientes, inmortales, para dedicar su vida al bienestar y el placer”, en palabras del conferencista.


El camino que sigan ambas corrientes -izquierda y derecha- podría diferenciarse solo por el hecho de que, para unos, debe ser el Estado quien financie la aventura y, para otros, el mercado; pero ambos, colocando a la persona al servicio de la máquina para abaratar costos, a costa dejar sin empleo a miles de jóvenes o para “fabricar” seres humanos a gusto del cliente.


Por eso, la agenda progresista de derecha e izquierda está contra las instituciones, especialmente de la familia y quiere arrasar la cultura, porque nos quiere a todos iguales en un globalismo absurdo y apura la carrera hacia una tecnología que aplaste la dignidad de las personas y los pueblos, al servicio de los más poderosos y más ricos. Las viejas ideologías borran sus límites y surge un nuevo debate.


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