Fabiola Morales / Sismo nos alerta
- Fabiola Morales
- 22 jun
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El pasado domingo, Día del Padre, nos sorprendió un fuerte temblor de 6.1 grados, con epicentro al frente del Callao que, aunque causó derrumbes sin demasiado impacto y una víctima mortal en el distrito de Independencia, dada la intensidad del mismo, nos ha puesto en alerta frente a otro que, según los estudiosos, podría ser de 8 grados por el prolongado silencio sísmico que vivimos, dada la amenaza del avance de la placa de Nasca.
El número significativo de edificaciones que se construyen de manera informal, sin los debidos estudios de suelo, materiales ni ubicación geográfica, hace temer lo peor, de producirse un terremoto. Por ejemplo, varios edificios construidos sobre los acantilados de la Costa Verde, en los distritos de San Miguel y Magdalena, se encuentran al borde del precipicio y sus cimientos están seriamente comprometidos por la erosión del terreno; por tanto, si se repiten sismos como el ocurrido, podrían caer con facilidad.
El peligro no es solo para los habitantes de estos edificios, sino también para los vehículos que transcurren con fluidez por esta zona, sobre todo ahora con el tráfico proveniente del nuevo aeropuerto Jorge Chávez. Los videos que circularon por redes sociales, inmediatamente después del fuerte sismo, mostraban la vulnerabilidad de los acantilados, por los que rodaron peñascos y abundante tierra, a consecuencia del mismo. En las geomallas han quedado atrapados algunos de estos que pueden caer en cualquier momento. Por la misma zona, un edificio de más de 10 pisos presenta gran nivel de riesgo; parte de su base ha sido carcomida por el desgaste del acantilado debido a la erosión marina. Lo mismo ha sucedido con edificaciones de Barranco y Miraflores.
A los deslizamientos de la Costa Verde se sumaron cortes de luz, fracturas en estructuras y evacuaciones en varios centros comerciales de San Miguel, Surco y Miraflores. El CC Larcomar ha sido clausurado temporalmente por supuestos problemas estructurales, lo cual ha producido la protesta de sus dueños, asunto que debe ser evaluado por técnicos especializados para llegar a la mejor solución, siempre a favor de la seguridad de los ciudadanos.
Según el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), nuestra capital presenta un preocupante panorama de 69 zonas críticas y 173 peligros geológicos. Puntos vulnerables que están asociados a derrumbes, deslizamientos, caídas de rocas, avalanchas y otros fenómenos que se pueden precipitar con la ocurrencia de un terremoto, a lo cual muchas veces se añade un tsunami que afectaría, en primer lugar, al Callao y la costa peruana.
Los especialistas afirman que, en cuanto a los distritos más expuestos ante un terremoto, están: San Juan de Lurigancho, Chorrillos, Independencia, Lurigancho, Chaclacayo y Cieneguilla, porque son zonas con laderas inestables, suelos sueltos y quebradas que representan un riesgo latente para las familias que habitan ahí. En esta ocasión, teniendo el mar como epicentro, fue la costa la más afectada.
Por otra parte, este sismo ha servido para demostrar que el SISMATE, cuyo objetivo es el de avisar a la población de un sismo 10 segundos antes, no ha funcionado; los funcionarios han salido a explicar que este sistema es más bien de mensajería y no de alerta temprana, como sí existe en otros países como México, y que es fundamental adquirir en el Perú, por ser un país altamente sísmico.
En el Perú, es necesario tener la mochila de emergencia preparada y actuar con cautela, porque muchos de los accidentes sísmicos suceden también por no saber controlar las emociones en los momentos críticos.
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