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Henrry Zaira / Elector Digital 

  • Henrry Zaira
  • 28 sept
  • 6 Min. de lectura

Introducción

El ecosistema electoral, tanto a nivel global como en el Perú, ha experimentado una transformación profunda impulsada por el avance de las tecnologías digitales, la masificación de los Smartphone y la incorporación sistemática de inteligencia artificial en las campañas políticas. En el caso peruano, los cambios demográficos y la creciente complejidad del electorado —con un padrón que en 2022 alcanzó los 24.7 millones de ciudadanos, caracterizado por una notable diversidad en términos de edad, género, nivel educativo y ubicación geográfica— han favorecido la adopción de estrategias de comunicación hiperpersonalizadas.

 

Este nuevo enfoque deja atrás el marketing político tradicional de carácter masivo y se apoya en algoritmos capaces de procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real, permitiendo ajustes dinámicos según las particularidades del contexto. Las experiencias internacionales más recientes respaldan esta tendencia (Kreiss, 2023; González et al., 2023), evidenciando un cambio estructural en la forma de interactuar con los votantes.

 

De la Segmentación a la Microsegmentación: El Papel de la IA y el Big Data

La Microsegmentación del electorado representa el eje central de la transformación digital en las campañas políticas contemporáneas. El padrón electoral definitivo aprobado por el Jurado Nacional de Elecciones para las Elecciones Regionales y Municipales de 2022 incluyó a 24,760,062 ciudadanos habilitados para sufragar, con una distribución equitativa por sexo: 50.29% mujeres y 49.71% hombres. Además, se observa una marcada presencia de votantes jóvenes, ya que el grupo etario predominante corresponde a personas menores de 30 años, lo que plantea desafíos y oportunidades para el diseño de estrategias comunicacionales orientadas a este segmento.

 

La diversidad educativa también es significativa: el 46.25% del electorado cuenta con secundaria completa, mientras que otros grupos presentan niveles de instrucción técnica, universitaria o primaria. Esta heterogeneidad ha impulsado el uso de inteligencia artificial (IA) para identificar patrones de comportamiento y preferencias informativas, permitiendo el desarrollo de campañas hiperpersonalizadas basadas en algoritmos de clustering y análisis predictivo.

 

Este enfoque permite abandonar el marketing político masivo y avanzar hacia modelos dinámicos de comunicación, donde los mensajes se adaptan en tiempo real a las características específicas de cada segmento. Investigaciones recientes confirman que la personalización digital basada en IA puede incrementar el engagement político hasta en un 59% respecto a métodos convencionales (Mele et al., 2024).

 

Personalización del Mensaje y Medición del Impacto Electoral

Uno de los avances más significativos impulsados por la inteligencia artificial (IA) en el ámbito político-electoral es la capacidad de personalizar contenidos de manera precisa y dinámica. A diferencia de las estrategias tradicionales basadas en criterios generales, los mensajes políticos actuales pueden adaptarse a características individuales como la geolocalización, el historial de interacción digital y el análisis de sentimiento expresado en redes sociales (Delgado Valery, 2025; Innerarity, 2024). Esta evolución se traduce en el uso de herramientas como los anuncios dinámicos, que modifican su contenido automáticamente según el perfil del usuario, y en chatbots inteligentes que interactúan con los votantes, resuelven dudas y ofrecen información personalizada, fortaleciendo la accesibilidad y la conexión emocional con el electorado.

 

La medición del impacto electoral también ha sido transformada por la IA. El seguimiento detallado del engagement —incluyendo métricas de interacción, alcance y sentimiento— permite ajustar las estrategias en tiempo real. Los algoritmos de análisis semántico y emocional aplicados a redes sociales permiten distinguir entre visibilidad y apoyo genuino, una distinción crítica en contextos polarizados. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024, se observó que, aunque ciertos candidatos dominaban el volumen de interacciones digitales, una proporción significativa de estas eran negativas. Este fenómeno evidencia que el alto alcance no necesariamente se traduce en respaldo electoral efectivo, y que comprender la calidad del engagement es esencial para conectar con votantes indecisos y optimizar los recursos de campaña (UNESCO, 2024; Transparencia Electoral, 2025)

 

Estrategias Diferenciadas en Plataformas Digitales y Enfoques DemográficosLa eficacia de una campaña digital contemporánea radica en su capacidad para adaptar el mensaje político al lenguaje, formato y dinámica de cada plataforma social, en función de los intereses y hábitos comunicacionales de distintos segmentos del electorado. Un enfoque uniforme, que ignora las particularidades de cada red, tiende a diluir el impacto y limitar el alcance estratégico. En el caso peruano, las métricas de uso digital muestran un ecosistema altamente diversificado. Según Statista (2023), Facebook lidera con aproximadamente 22.5 millones de usuarios activos, lo que la convierte en una plataforma idónea para la creación de comunidades, la segmentación de anuncios y la movilización de votantes adultos mediante contenidos informativos y llamados a la acción localizados.

 

En este entorno, un mensaje dirigido a votantes entre 30 y 59 años podría centrarse en propuestas de infraestructura o salud comunitaria, acompañado de imágenes de obras ejecutadas y enlaces a planes de gobierno. Por ejemplo, una publicación en Facebook podría afirmar: “¿Sabías que tu distrito recibirá S/ 2 millones para mejorar los centros de salud? Con tu voto, seguimos construyendo juntos”. Este tipo de contenido, reforzado por transmisiones en vivo y grupos vecinales, permite establecer vínculos sostenidos con el electorado.

 

Por otro lado, X (antes Twitter) se posiciona como una herramienta clave para la comunicación política en tiempo real, el manejo de crisis y el posicionamiento temático. En este espacio, los mensajes breves, los hilos explicativos y el uso estratégico de hashtags permiten conectar con votantes urbanos, informados y activos en el debate público.

 

Instagram y TikTok se consolidan como plataformas prioritarias para el público joven, especialmente entre los 18 y 29 años. La narrativa visual, el contenido efímero y la viralización de tendencias facilitan la humanización del candidato y la conexión emocional con los votantes. En estas redes, los mensajes suelen adoptar un tono más informal y cercano, utilizando videos cortos, música popular y lenguaje visual para transmitir propuestas relacionadas con educación, empleo juvenil o sostenibilidad. Un Reel en Instagram podría mostrar al candidato visitando una universidad, acompañado del texto: “Estudiar no debe ser un privilegio. Vamos por más becas universitarias”. Estudios recientes confirman que los formatos audiovisuales generan hasta un 59 % más de participación que otros tipos de contenido, lo que los convierte en herramientas esenciales para captar la atención de las generaciones millennial y centennial (Kreiss, 2023; Limaretail, 2023).

 

Incluso LinkedIn, tradicionalmente orientado al ámbito profesional, ha adquirido relevancia en campañas dirigidas a votantes de mayores ingresos y formación técnica. Su uso permite establecer credibilidad, discutir propuestas de políticas públicas y conectar con públicos influyentes mediante publicaciones especializadas, artículos de opinión y posicionamientos técnicos. La literatura especializada subraya que el uso sincronizado y adaptado de esta multiplicidad de plataformas maximiza el impacto, la visibilidad y la eficacia electoral, siempre que se respeten las particularidades de cada grupo de interés y se utilicen métricas de interacción para ajustar las estrategias en tiempo real (Kim & Lee, 2023; Méndez, 2023).

 

Interacción, Monitoreo y Gestión de Crisis: Hacia un Nuevo ParadigmaLa participación activa y la escucha digital son elementos centrales del marketing político moderno. Esto implica involucrarse en grupos y foros, responder a preguntas y comentarios, y, especialmente, utilizar herramientas de monitoreo para seguir tendencias y conversaciones sobre la campaña y los competidores. Este monitoreo constante permite la gestión proactiva de crisis. La polarización evidente en casos como el estadounidense demuestra la necesidad de equipos de respuesta rápida y planes establecidos para abordar comentarios negativos y ataques, protegiendo la imagen del candidato y controlando la narrativa (Diario Libre, 2024).

 

La distinción entre cuentas personales y públicas de los candidatos se erige como una mejor práctica esencial para mantener la claridad y gestionar riesgos. La evidencia comparada indica que la capacidad de adaptar los mensajes al contexto local y la resiliencia ante la polarización son factores determinantes para consolidar el apoyo en momentos de alta volatilidad política, como se observó en estados clave durante las elecciones de 2024 (Mele et al., 2024; Brouo, 2024).

 

Conclusión: Sintetizando Hacia un Marketing Político Inteligente y AuténticoLa integración de la Inteligencia Artificial y las redes sociales ha redefinido irrevocablemente el marketing político. La Microsegmentación, la personalización dinámica y la gestión data-driven de la comunicación ofrecen ventajas competitivas insoslayables. Sin embargo, el análisis presentado converge en una conclusión fundamental: la tecnología es un amplificador, no un sustituto de la sustancia.

 

El éxito electoral contemporáneo depende de un equilibrio crítico. Por un lado, se debe aprovechar el poder de la IA para la optimización y la precisión. Por otro, se debe priorizar la autenticidad, la transparencia y la construcción de una conexión emocional genuina con el electorado. La visibilidad digital es un medio, no un fin en sí mismo; la calidad de las interacciones y la estabilidad de una percepción pública positiva son predictores más confiables del respaldo en las urnas que el mero volumen de publicaciones.

 

Las futuras campañas, por tanto, deben evolucionar hacia modelos híbridos: equipos multidisciplinarios que combinen expertos en data science y IA con comunicadores estratégicos, todo guiado por un mensaje claro, auténtico y ético. El reto final consiste en utilizar las herramientas más avanzadas para lograr el objetivo más humano: ganar la confianza y el voto de los ciudadanos.


 

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