Jorge Chávez / Populismo, hambruna y ollas comunes (1 de 2)
- Análisis Efectivo

- 21 nov 2021
- 2 Min. de lectura

Se han cumplido los primeros 100 días de Pedro Castillo en el poder y hasta ahora no se aprecia ningún esfuerzo gubernamental por paliar la crisis del hambre, que viene azotando a muchas familias. Si no fuera por el esfuerzo comunitario para organizar ollas comunes, desplegado con ayuda de organizaciones privadas sin fines de lucro, hoy estaríamos lamentando una mortandad por hambre aún mayor que la ocasionada por el Covid-19. Todo un esfuerzo solidario no visto desde la hambruna originada por la hiperinflación e hiper recesión que dejó el primer gobierno de Alan García.
En 2020 la pandemia y la ineficiente política sanitaria y económica para combatirla, generaron la más profunda recesión a nivel mundial e hicieron que la pobreza monetaria subiera a 30% desde el 20,1% de 2019, poniendo a más de un tercio de la población en situación de hambre crónica. Ese azote se concentró en las urbes, donde la tasa de pobreza subió en 11,4 puntos porcentuales, frente a 4,9 puntos de aumento en zonas rurales.
Esto sucedió entre febrero y diciembre de 2020, tras la parálisis de prácticamente todas las actividades productivas de bienes y servicios y la cuarentena absoluta decretada por el gobierno de Vizcarra, que fue la más larga a nivel mundial. En este contexto se justificaba regalar plata con ventilador (bonos), porque no había otra opción para asegurar la supervivencia de la población vulnerable y, además, había recursos fiscales superavitarios acumulados durante años para financiar ese gigantesco subsidio directo a la población.
No había otra opción porque no había cómo regenerar los más de 3,7 millones de empleos perdidos. Era imposible impulsar la inversión en tanto la actividad constructiva estuviera prohibida, como todas las demás.
Estamos ya a fines de 2021 y de esa tragedia de hambruna masiva ha quedado un drama focalizado en alrededor de 1,5 millones de pobladores de pueblos jóvenes que sobreviven a duras penas gracias a las ollas comunes.
Sin embargo, en lugar de focalizar su acción social a combatir este drama, el gobierno de Castillo ha preferido intensificar la política de regalar plata con ventilador. Al punto de haber inaugurado un verdadero festival de bonos interminable, con rebautizo de bonos, para que la población beneficiaria no vaya a pensar que sigue siendo Vizcarra el benefactor, sino el hombre del sombrero:
Bono Yanupay para los que ganan menos de S/ 2 mil, también para los agricultores, como para los que reciben Pensión 65, Juntos y Contigo, para comunidades rurales, para los que tienen cuenta en el Banco de la Nación, para los que no la tienen; “Bono Dignidad” de S/. 1820 para los afiliados a la ONP, bonos por S/ 1.000 millones para cubrir la “Deuda Social con los maestros”, etc. etc. Y para el 2022 el gobierno indiferente ante la hambruna ya planea más danza de bonos, con el argumento del alza de precios, de la continuidad de la pandemia o de lo que sea.








Comentarios