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José Burga / Cómo afrontar la “nueva normalidad” (4 de 4)

LAS GRANDES URBES. Una de las grandes transformaciones digitales de la cual algunos privilegiados están siendo testigos, es en cuanto al trabajo remoto. Las corporaciones más importantes señalan que es bien complicado que todos sus empleados regresen a ocupar sus oficinas físicas. Por ejemplo, Google ha dejado de lado un acuerdo para comprar más de dos millones de pies cuadrados para oficinas urbanas. El CEO de Twitter, Jack Dorsey, manifestó en una reciente entrevista que se les va a permitir a sus empleados trabajar de manera remota para siempre. De igual manera Facebook está también evaluando el trabajo remoto como regla general, la cual posiblemente se convierta en tendencia y sirva como un nuevo modelo de trabajo productivo para las demás empresas del globo; las cuales irán dejando poco a poco sus oficinas urbanas.


Dentro de esta “nueva normalidad”, los empresarios y directivos están percatándose que los niveles de productividad de sus trabajadores no han disminuido en relación a su modalidad de trabajo remoto, por el contrario, se están viendo beneficiados con el ahorro de costosos alquileres de edificios y oficinas en las grandes urbes. Este cambio de paradigma lamentablemente va a perjudicar la economía de propietarios de inmuebles, centros comerciales, centros financieros, inversionistas en bienes raíces, etc. Y eso traerá consigo, el despido masivo de miles de trabajadores que dependían de esa interacción comercial producto de la gran afluencia de clientes.


Según el profesor de la Universidad de Harvard, Ed Glaeser, uno de los principales estudiosos de la economía urbana, destaca en una reciente entrevista para el Boletín Planet Money, que los principales atractivos de una gran urbe han sido: a) El ecosistema ideal para el trabajo de jóvenes profesionales; este está relacionado a la conectividad y la creatividad que se desarrolla entre las personas al momento de trabajar y aprender de manera conjunta; y b) El entretenimiento; es decir todas esas tiendas que circuncidan a los centros del trabajo urbano como son: cafés, clubes, restaurantes, etc. Los mismos que conforman un ambiente ideal para lo que se conoce como “la ciudad del consumidor”. Estos dos imanes han sido sustituidos por el Zoom y ha tenido como un efecto colateral, la migración de miles de jóvenes trabajadores que están mudándose a vivir a lugares más tranquilos, que no tengan mucho ajetreo urbano y donde finalmente puedan desarrollar sus trabajos remotos, bien remunerados y sin ataduras urbanas.


Grandes ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, Santiago, Lima, Bogotá, etc. Van a tener que replantear su futuro y adecuar sus plataformas urbanas y servicios comerciales, para no dejar que los efectos colaterales de la pandemia, terminen también por afectar sus economías y que, por el contrario, puedan replantear las mejores estrategias que permitan atraer nuevamente a la estrella urbana por excelencia: El Ciudadano.


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