Debemos reforzar el modelo de crecimiento hacia afuera. Este modelo económico combatió en las décadas de los ochenta y noventa al modelo de crecimiento hacia adentro, promovido por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) luego de las dos guerras mundiales y la guerra de las dos Coreas, en los sesenta y setentas.
Gracias a su Director Juan Luis Colaiacovo, fui invitado a colaborar con el Centro Interamericano de Comercialización (CICOM) de la Organización de Estados Americanos (OEA), con el apoyo de la Fundación Getulio Vargas (Río de Janeiro, Brasil), para el dictado de cursos sobre la exportación desde España hasta Argentina, con el fin de promover el crecimiento hacia afuera, en los países de la OEA. Cursos de comercialización internacional, costos de exportación, negociaciones internacionales, investigación de mercados internacionales, balanza de pagos, las cámaras de comercio, balanza comercial, entre tantos otros temas. Vi a muchos empresarios del ámbito de los países de la OEA, participando, muy interesados en crecer sus negocios internacionalmente, como a muchos funcionarios de los sectores público y privado, convencidos de interactuar con el exterior para generar valor y poder crecer hacia afuera. Pero ahora al volver a ver los números en el Trade Map, veo que no fueron suficientes los empresarios y funcionarios motivados a hacerlo, ni tantos comprometidos, por lo que creo se deben retomar este tipo de iniciativas, por lo menos en el Perú.
Claro ejemplo es que, en 1970 Perú y Corea del Sur, exportaban casi la misma cantidad al mundo, alrededor de mil millones de dólares cada uno. En el 2019, Corea del Sur exportó, por encima de los quinientos mil millones de dólares, y el Perú, no llega a los cincuenta mil millones de dólares. ¿Qué pasó para que, en 50 años ambos países se distanciaran tanto en su crecimiento y desarrollo económico, social? ¿Ante tal evidencia, no sería bueno, redirigir nuestros esfuerzos, al crecimiento hacia afuera?
Creo que debemos preparar empresarios para el mundo, creadores de valor, en nuestras 25 regiones, mediante una campaña de capacitación. La capacitación contiene información, y la información es poder. Empoderemos a nuestra población, mediante la transmisión de conocimientos, compartiendo y debatiendo la idea de a dónde queremos ir, cómo ir y porqué ir. Explicándoles, en qué mundo estamos, para poder competir y/o colaborar, debe ser una misión a desarrollar. A estudiar y practicar con casos de éxitos, para motivar a nuestra población. Hay que procurar estar de acuerdo, en que debemos salir mejores de lo que nos encontró esta crisis. Para ello, hay que ir consensuando a nivel nacional; el conocimiento, es un buen medio para tal fin.
El crecer hacia afuera, implica instalar mesas de trabajo para cada uno de los más de 50 países con que tenemos acuerdos, comprendidos en los más de 20 tratados de libre comercio firmados. Hacer planes de acción por mercado, para ampliar oferta de lo que allá necesitan, y trabajar en los mercados de destino la demanda a cubrir. Esta ola de restaurantes peruanos en el exterior, deben ser también de empresas peruanas en el exterior. Concentrémonos en nuestras ventajas comparativas, para volverlas competitivas, usando y fomentando las tecnologías más avanzadas. Utilicemos nuestros activos más preciados en esta economía del conocimiento que estamos viviendo.
Las universidades con el poder de su juventud, deberían preparar empresarios peruanos para el mundo. Nos faltan empresarios para todo lo que hay por hacer. Calculo que ya van más de 50 años, en que las universidades peruanas ofrecen carreras de administración de empresas. Ya han salido numerosos ex alumnos. Ojalá que salgan más y mejores, y todos a reciclarse. Hay que aprender a desaprender, para volver a aprender, y así poder orientar nuestros negocios hacia el exterior.
Es urgente que sepamos negociar con el mundo. Paul Samuelson Nobel de Economía, afirmaba que hasta un papagayo podía ser economista, aprendiendo el concepto de lo que es la oferta y lo que es la demanda. Por eso, como economista, sugiero que, en nuestras 25 regiones, se trabaje el desarrollo de nuestra oferta, y en el exterior trabajemos la demanda de los mismos.
El aprender a interactuar con el mundo, debe ser una práctica normal, en este siglo XXI. Ser parte de la especie humana. Interesarse por ella, y ser parte activa de su creación heroica, diariamente. Así, podríamos afrontar de mejor manera, sorpresas como la que estamos viviendo y que será motivo de estudio, la sociedad en el COVID19, antes, durante y después. Quien se lo iba uno a imaginar. Y encima vivirlo día a día, confinados por cien días y más, sin saber exactamente, qué va a suceder con esta pandemia, a corto, mediano y largo plazo. Con mayor cantidad de lazos internacionales, en el comercio, los servicios y las inversiones, más peruanos estarían más competitivos globalmente y más rápido saldríamos de este tipo de crisis, de las cuales la humanidad no está libre.
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