Un dilema a resolver por el Perú, es el de decidir por dónde debe pasar el tren bioceánico, que China y Brasil están interesados en su construcción, para unir los océanos Pacífico y Atlántico. Lo quieren por cuestiones logísticas, son varios días y dólares de ahorro, para su comercio internacional. Les resulta más oneroso y más días pasar por el Canal de Panamá, por dónde ahora lo hacen.
Ambos países, China y Brasil, son potencias mundiales, son miembros de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que concentran el 40% de la población mundial, el 20% del Producto Interior Bruto (PIB) y producen más de un tercio de la producción mundial de cereales. Constituye el grupo de los considerados países más adelantados entre los Estados con economías emergentes, con un gran potencial, que pueden llegar a estar entre las economías dominantes a mediados de siglo. Los BRICS como potencias económicas, políticas y regionales en este Siglo XXI son una opción importante para contribuir al desarrollo de Latinoamérica en los campos de la agricultura, la industria, las nuevas tecnologías, las comunicaciones, la conservación del medio ambiente y la lucha contra el calentamiento.
Con la visión global y a futuro que ha ido desarrollando China, en su proceso de expansión, en el 2004, se creó la Comisión Sino-brasileña de Alto Nivel de Concertación y Cooperación (COSBAN). Luego elaboraron el Plan de Acción Conjunta 2010-2014 (PAC) que dispuso la ampliación y profundización de las relaciones bilaterales en todas las áreas. En 2012 firman la “Alianza Estratégica Global”, por lo que se estableció el Diálogo Estratégico Global entre Ministros de Relaciones Exteriores y se firmó el Plan Decenal de Cooperación (2012 – 2021), a pesar de las diferencias notorias entre los sistemas políticos de Brasil y China.
De inmediato se inician los estudios, y la versión preliminar del estudio, elaborado en octubre de 2015 por la empresa China Railway Eryuan Engineering Group, describe y evalúa cinco alternativas de ruta hacia los puertos peruanos en la costa. Sin precisarse hasta la fecha, cuál será la ruta oficial. Decisión que deben consensuar los 3 gobiernos, con la presión que significa para el Perú, estar entre los intereses y capacidad de negociación de las dos potencias, que representan su primer socio comercial del mundo y su primer socio regional, respectivamente.
El Perú tiene que evaluar en su decisión, lo económico y social, frente a lo ambiental y cultural. ¿Qué beneficios económicos le representará al Perú? ¿Qué le puede significar tomar una decisión en contra de los interesados Brasil y China? ¿Qué sostenibles ambientalmente en el tiempo resultan estas 5 rutas planteadas? ¿Cuantos pobladores nativos se verán afectados? ¿En qué medida se afectan sus derechos? ¿Cuáles planes de desarrollo territorial están previstos? ¿Qué planes de contingencia, de control, se tienen previstos? ¿Por qué territorios deben hacerlo para nuestra propia conveniencia? ¿Cómo dibujamos de la mejor manera nuestro mapa nacional de transporte por ferrocarril? ¿Cómo hacemos polos de desarrollo, a lo largo de su camino? ¿Cómo aprovechamos esta oportunidad, conscientes de que el beneficio económico a corto plazo lo podríamos obtener, pero las consecuencias a futuro, nos pudieran dar una enorme pérdida por deterioro del equilibrio ambiental? Muchas preguntas. Mucha reflexión y análisis para que sea la mejor ruta, la que se seleccione y se decida.
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