Juan Escobar / Entre crecer y perder
- Juan Escobar
- hace 33 minutos
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Información para ubicarnos, para tomar decisiones y para aprender.
La importancia de contar con información desagregada y actualizada para el desarrollo
Es fundamental contar con datos y proyecciones estadísticas, especialmente aquellos vinculados a temas socioeconómicos, porque ofrecen una visión clara de nuestra situación actual y permiten realizar comparaciones entre regiones e incluso entre países. Además, son esenciales para poder aprender y para promover el desarrollo. Sin embargo, en la práctica, la mayoría de la información disponible es demasiado general y no permite entender con precisión cómo se encuentra una provincia o distrito en aspectos claves como salud, educación, economía, entre otros.
En los últimos años, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), como organismo rector en esta materia, ha mostrado significativos avances. No obstante, aún persiste la necesidad de contar con datos más diversos, desagregados y actualizados. Esta carencia representa un desafío para los tomadores de decisiones, quienes requieren información precisa para definir su ruta y objetivos.
Contar con una base de datos desagregada por distrito o provincia, rural-urbana, actualizada de forma periódica, debería convertirse en una política de Estado. Esta información debe constituir la línea de base tanto para el gobierno central como para los gobiernos regionales y locales, permitiendo así medir con mayor precisión los avances o retrocesos en la gestión pública. Este enfoque también contribuiría a evitar discursos presidenciales y ministeriales extensos y poco sustanciales, que suelen carecer de un sustento técnico claro.
¿Por qué es tan importante contar con información más desagregada?
Saber que la tasa nacional de anemia infantil, menores de 3 años, es del 43.1 %, que solo el 13.7% de los estudiantes de sexto grado comprenden adecuadamente matemáticas, o que la pobreza afecta al 27,6 % de la población nacional, es sin duda relevante. Pero conocer cómo se comportan estos indicadores en cada provincia o distrito es aún más importante. Esta información permitiría orientar acciones concretas, definir metas realistas y generar mayor sensibilidad tanto en las autoridades como en la población local.
Cuando un ciudadano solo accede a datos nacionales, puede sentirse desconectado del problema, mirándolo con indiferencia. Pero si sabe que en su distrito la anemia afecta a la mitad de los niños, o que el colegio de su hijo tiene los peores resultados educativos de la región, entonces su reacción cambia: se activa la conciencia, se exige rendición de cuentas y se impulsa el cambio. Además, se cuestiona la continuidad de aquellas unidades que no muestran resultados.
En el pasado, se contaba con mapas de pobreza desagregados por distritos. Actualmente existen Indicadores de Desarrollo Humano (IDH), elaborados por el PNUD también a nivel de distrito, pero su difusión es limitada y los datos que consideran siguen siendo generales, lo que impide una acción basada en conocimiento específico.
Lo mismo ocurre con el presupuesto público. Si hoy alguien quiere saber cuánto se asigna al distrito de Muquiyauyo, Junín, puede consultar al portal de transparencia económica del MEF. Sin embargo, no existe una herramienta o aplicativo que integre, de forma clara y accesible, el presupuesto total que se invierte en ese distrito, considerando no solo lo ejecutado por la municipalidad distrital, sino también por la provincial, el gobierno regional y los diversos ministerios con programas o proyectos en la zona. Esta carencia podría resolverse fácilmente con una solución tecnológica o aplicativo desarrollada por el propio MEF. Una plataforma amigable que consolide toda la inversión pública por distrito permitiría una planificación más eficiente, mayor transparencia y una vigilancia ciudadana efectiva.
Contar con esta información integral también facilitaría los procesos de presupuesto participativo, ayudando a que la ciudadanía proponga, priorice y supervise con conocimiento de causa, evitando que las autoridades desvíen la atención pública hacia acciones menores o incurran en el uso inadecuado de los recursos, algo que lamentablemente sigue ocurriendo con frecuencia.
Muchos de los problemas que enfrentan las familias y las instituciones públicas se deben a la falta de recursos. Sin embargo, un porcentaje igualmente alto se explica por la mala gestión, tanto a nivel institucional como familiar.
Por ello, es fundamental fomentar una cultura de movilización social y aprendizaje basada en información veraz, accesible y territorializada. En ese sentido, resulta alentador conocer experiencias exitosas como las del distrito de Iguain, de la provincia de Huanta, Ayacucho, donde la anemia infantil del 2015 al 2021 se redujo del 65 al 6.3%, gracias a una gestión comprometida, articulada y enfocada en resultados. Razón por la cual esta experiencia fue destacada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que les otorgó el premio Sasakawa. Ejemplos como este demuestran que el cambio es posible cuando se cuenta con liderazgo, datos claros y una ciudadanía informada y movilizada.
En el ámbito educativo, la información recopilada debe ir más allá de los resultados en comprensión lectora o de matemáticas. Es necesario conocer el estado de la educación física de los niños, de su formación cívica, de historia, de geografía del Perú o el nivel de preparación de los docentes. Se requiere, para los distritos, un “librito estadístico rojiblanco” desagregado que sea libro de cabeza de las autoridades, que compare la situación por la que atraviesa con otras zonas, y orientando así sus decisiones de manera informada y estratégica.