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  • Juan Escobar

Juan Escobar / Formación agraria anti crisis (1 de 2)

Formación agraria: Crisis y alternativas para enfrentar la crisis que se avizora


El 25 de agosto de este año, el INEI y el MIDAGRI presentaron los resultados de la Encuesta Nacional Agraria realizada en el año 2022. Este informe trajo datos que merecen análisis, autocritica y urgente acción correctiva, dado los magros resultados, que ponen en duda, incluso, la misión de la institucionalidad agraria. En el informe, alarma la baja cobertura en la prestación de servicios de capacitación y asistencia técnica, así como el nivel de asociatividad alcanzando por los pequeños productores.


En un primer momento, expresé lo siguiente: “El análisis de los datos revela también una realidad desalentadora en materia de capacitación y asistencia técnica para los productores agropecuarios. El ínfimo 6.6% reporta haber recibido capacitación, disminuyendo significativamente desde el 12.9% registrado en el 2015. En un sendero similar, únicamente el 3.8% declara haber recibido asistencia técnica, cayendo desde el 6.4% alcanzado en el 2015”.


“La evaluación de los datos también revela un resultado agobiante: un contundente 93% de los productores informa que no forma parte de ninguna organización”.


Los resultados, pese a ser contundentes, necesitan todavía de un mayor nivel de desagregación, con lo cual se mejoraría el diagnóstico y la formulación de alternativas: ¿los servicios que reciben los productores son solo públicos?, ¿en qué subsectores se dio el servicio?, ¿son buenos, regulares o malos?, ¿lo impartido se aplican? ¿los eventos son parte de un plan?, ¿qué metodología se usa?, ¿qué resultados han logrado por producto, por región y por año?, ¿cuál es la institución dentro del MIDAGRI responsable de estos servicios?, entre otros temas. Una primera hipótesis nos advertiría que lo poco que existe obedece a un esfuerzo, más individual que institucional.


En la línea de asociatividad, ha sido toda una sorpresa el bajo nivel de organización de los productores. No solo ha llegado a ser una mala noticia para los promotores, sino también para los líderes agrarios. El hecho que se concluya que solo el 7% está organizado requiere y obliga a una autocrítica y a replantear el trabajo como condición de cualquier esfuerzo asociado. Sin embargo, también sería útil conocer el “estado de arte” de las organizaciones existentes y sus nombres para saber a quién emular.


En una conferencia relacionada a la educación, el rector del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el Dr. Rafael Reif, graduado en Venezuela, expresó lo siguiente: “La educación en un primer nivel brinda información objetiva y utilitaria en diversos temas de interés por tipo de usuario; en un segundo nivel da formación a técnicos, profesionales y científicos en distintas intensidades y especialidades; pero en su tercer nivel, utilizada en su mayor dimensión, es una poderosa herramienta para transformar las sociedades”. Este es el concepto que debemos entender y manejar con respecto a la capacitación o asistencia técnica como parte de la educación.


Está claro que el gobierno actual no es el único responsable de la pésima prestación de servicios y de la crítica situación del agro, sino que también este escenario es resultado de gestiones que en 30 años no han tenido la capacidad ni han estado a la altura de las circunstancias, pese a los ingentes recursos gastados. En particular, el problema de la actual gestión de MIDAGRI es la continuidad que dan a conceptos, estrategias y prácticas históricamente fallidas, por desconocimiento o por irresponsabilidad. “Si siempre hacemos las mismas cosas, los resultados siempre serán los mismos” (Albert Einstein).


Se sabe que, para promocionar el desarrollo o una iniciativa empresarial, lo más importante es dotar a las personas de capacidades técnicas, productivas y empresariales, ya que así se construye el capital humano necesario para el éxito. Sin embargo, no se conoce que el MIDAGRI o los GOREs apliquen algún sistema mínimamente estructurado que brinde servicios formativos.


Como lo hemos sostenido reiteradamente, en el problema y la solución de la promoción agraria están involucrados órganos como MIDAGRI, GOREs, el Congreso de la República, MEF, CEPLAN, entre otros. Estas instituciones deben asumir el desafío de reunirse, pensar y concertar para reconceptualizar y reorganizar la institucionalidad agraria y sus servicios. En esta tarea, es necesario incidir y rogar para que sus posibles decisiones, sean para bien del agro (la solución no es cambiar de nombre a las unidades).


En esta reingeniería, es imperativo que el MIDAGRI ejerza el rol Rector y de estratega, lo que debe permitir construir un programa de asistencia técnica y capacitación de alto impacto que se ejecute en el campo. Se entiende por estratégico a las acciones que cruzan transversalmente toda la institucionalidad y cuya aplicación como servicio debe ser central y permanente. Estos procesos deben posibilitar reestablecer los ecosistemas dañados, innovar y mejorar la producción, desarrollar mercados, prevenir y enfrentar los embates de la naturaleza, reconstruir prácticas de ayuda mutua y colaboración e impulsar el desarrollo. Todo ello en el marco de un sistema de planificación y monitoreo de servicios que se intercepte con las cadenas productivas más dinámicas y a priorizarse.


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