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  • Julio Schiappa Pietra

Julio Schiappa Pietra / Los lobos rondan 

La inestabilidad política del Perú tiene derivaciones, que nada tienen que ver con la telenovela de los Rólex. Algo más grave está pasando fuera de los juegos de poder en el área chica.

 

Por un lado, se mueven intereses geopolíticos de EEUU que busca debilitar la presencia China en el sur de América. Y de China que usa inversiones y no misiles para conquistar esta parte del mundo. EEUU ha centrado su contraofensiva en 3 países: Ecuador, donde participa en la crisis de seguridad, Argentina, y Perú que, con un Gobierno débil, favorece cualquier pisotón a la soberanía e independencia del país.

 

La General Laura Richardson-Jefe del Comando Sur- hace poco, dijo con tono algo molesta, que hay “fuerzas malignas” en Sudamérica. Que “no le gustan”. Una de ellos es la presencia China en América del Sur, vital para los intereses del Perú. No pensamos igual, de ninguna manera.

 

El caso del Puerto Chancay, que revelé junto con Nicolás Lucar hace días por “Exitosa” ha permitido conocer un planificado intento por hacer imposible la visita al Perú de Xi Ping en noviembre para inaugurar Puerto Chancay. El Procurador del MTC cuestionaba el contrato por establecer un monopolio sobre el puerto y sus servicios de cabotaje, descarga y otros. Detrás de esta denuncia estaba el prestigioso Estudio Olaechea que señaló- con razón- un desperfecto en el contrato.

 

Detrás de este informe legal apareció la testa del chileno Grupo Luksic (el mismo que construyo una Planta en los Pantanos de Villa), que exigía ser incluido para prestar servicios diversos al puerto. El grupo Luksic sigue produciendo tallarines, pero controla el cabotaje y operaciones portuarias en varios países del Pacífico. Meter a Chile en el tema del Puerto Chancay hizo estallar la bomba al compás del lio de los Rólex.

 

En los días previos al boche de Puerto Chancay se supo de una operación de venta de Volcán, socio de los chinos con 40% en el proyecto. Si se vende en un trato directo o con una compra hostil de sus acciones en la bolsa de NY, a una empresa de un país contrario a China (EEUU, por ejemplo) el proyecto evidentemente peligraría.

 

Está en juego un interés del estado a largo plazo. En cualquier país del mundo que protege sus intereses soberanos, el estado supervisaría que las operaciones de los privados no afecten un proyecto de tanta importancia.

 


 

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