Julio Schiappa Pietra / Paltas y pruebas pisa
- Julio Schiappa Pietra
- 29 jun
- 3 Min. de lectura
Keiko en versión “revival” apareció en un Tik Tok para reconstruir su imagen, estropeada por la alianza con Dina Boluarte, Cesar Acuña, José Luna, Somos Perú y la bancada del Alcalde López Aliaga, a la que se suma la izquierda gobiernista.
El 0% de Dina Boluarte en el norte, hace algunas semanas, ha remecido, peor que un misilaso supersónico iraní, al partido naranja. De allí el estratégico mensaje de una Keiko, madre moderna y amante de sus hijas, afirmativa de su condición de mujer, superando su divorcio con Mark Vito.
¿A que apuesta realmente la líder del Fujimorismo? A ganar por las malas un proceso electoral que le puede resultar adverso si López Aliaga y la izquierda progresista le restan la votación de Lima, y el 23% del Sur, y Acuña le sustrae todavía más apoyo en el norte. Eso de “por las malas” no es una onomatopeya. Basta comprobar el tren de vetos a líderes de la oposición, el diluvio de captura de organismos del estado, como el fracasado intento de Patricia versus Delia.
El video, entonces, es un juego de tronos para sustituir a la terrible dictadora en ciernes, por una guapa y centrada ama de casa moderna del mesocrático San Borja. Un truco más.
Los problemas políticos, que Keiko ignora, se han vuelto una espina en el corazón del Perú. País que por su pésimo sistema electoral y mal funcionamiento del poder, tiene hoy un Legislativo y Ejecutivo totalmente desprestigiados, adonde al Presidente le es muy difícil gobernar, sin echarse a los pies del Congreso. Los congelados, como decía Basadre, hacen inviable el buen gobierno. Su fanatismo vuelve inviable una fórmula de transacción y unidad nacional. Y se necesita transar para hacer converger el progreso económico, con el progreso social y familiar.
No podemos abordar prioridades, mucho más rentables para nuestro futuro, producto de una crisis de apariencia constitucional, pero en esencia de mala construcción del poder. Si el poder está mal construido, la verdadera salida está en recomponerlo para que represente mejor los intereses futuros de los peruanos. Para eso hay que derrotar a los y las congeladas. También a los incendiarios que persisten en no entender que este no es un tiempo de revolución, sino de resistencia, para preservar las fuerzas democráticas ante la ofensiva cultural y política, de tipo militarista, de la derecha más extremista de AL. Apoyada desde Marilago, Florida EEUU.
Una primera revisión de la ola de crímenes legales desde el Pacto de Gobierno, nos hace ver que requerimos cambiar dramáticamente la orientación de nuestras instituciones, congeladas en una realidad que no existe más. El Pacto ha producido cambios dramáticos, que enchufan con el sentido de los capitalistas informales y la inmensa legión de trabajadores informales, sin derechos (casi 80%), de la masa laboral del país. Pero de paso, ese proceso ha semidestruido la gobernanza de la nación.
La reducción del debate educativo al imperativo de minorías religiosas nos atrasa 50 años. La destrucción de instituciones y de conocimiento acumulado en la gestión del estado, unos 10 más. Y el costo de no combatir con eficiencia al crimen organizado, vuelve imposible cualquier sueño de opio de ser líderes del desarrollo.
Ser primeros en exportación de paltas y entre los últimos en pruebas PISA muestra un desbalance insostenible de desigualdad social y cultural.
Otro ejemplo crítico, de mal ejercicio del poder, es el mecanismo para tratar las controversias en la minería. El mejor método conocido de gestión social minera es que las empresas se reúnan con las comunidades para obtener licencia social previa. Aquí no solo se han reducido a nada las buenas prácticas de consultas y se insiste en suicidas campañas publicitarias llamando criminales a todos los pequeños mineros. El objetivo: impedir la redistribución de concesiones para darle título minero y la tierra a los que las trabajan. ¿Qué quieren? ¿Otro Velasco que defina un nuevo régimen de titulación que Adam Smith y el Papa Prevost con toda seguridad aprobarían?
Mientras la Sra. Fujimori se refugia en unos edulcorados Tik Toks, ignorando lo que sufre el ciudadano de a pie, queda claro que, si el ranking de primeros en paltas no se nivela con nuestras paupérrimas pruebas PISA, el 2026 puede ser una hoguera y no un retorno a la gobernabilidad.








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