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Manuel Bernales / Industrias Extractivas (3 de 5)


Mitos, dogmas y postulados en "industrias extractivas"


III. Notas diseño sobre exploración.

Lejos de películas y series en blanco y negro sobre “gambusinos” o de las actuales sobre explotadores irracionales con el ambiente no con sus bolsillos, que se en la tv cable sobre Alaska, hay que reconocer dos “tipos polares” de exploración. No sin antes señalar que hay actividades de “recuperación” por actores ilegales e informales, algunas pocas empresas formales, del mineral que queda fuera de su recojo y transporte y que no se ha logrado erradicar o superar. De un lado, existe pues la exploración informal e ilegal con medios casi siempre artesanales y de otro lado, la exploración formal con medios modernos y financiamiento que exigen se cumpla con normas de cada lugar e internacionales.


En el Perú este tipo de exploración o búsqueda de recursos en cantidades comerciales en tiempo y costo convenientes porque nada es gratis, ni aun en un idílico Estado de solo propiedad del Estado de todo lo que existe, porque hay que satisfacer necesidades de insumos y fuerza de trabajo, incluida la burocracia controlada por el partido único, y todo eso tiene costos que se pagan. El diseño es pues según la envergadura y complejidad. Exige muchas investigaciones previas firmes y verificadas. Su costo crece con su complejidad y modernidad. Hay empresas e institutos especializados a escala planetaria en este paso o fase que es como el diseño de funciones, ingenierías y arquitecturas de un complejo hospitalario, educativo o militar que no es cosa sencilla, sino que demanda mucha ciencia, tecnología y experiencia apropiada.


Estas líneas de trabajo están subdesarrolladas en relación a las otras etapas de la industria. Ahora se trabaja con recursos grosso modo conocidos inclusive des el Virreinato y el siglo XIX. Hay techo para trabajarlos por más tiempo. Inclusive en recuperaciones modernas que también exigen inversión hasta el cierre adecuado de actividades varios años después. Una mirada al mundo desde nuestros vecinos pone en evidencia lo que se indica. En consecuencia, debe ser una Política de Estado aunada con políticas de inversionistas a largo plazo, porque esta actividad sola, que es parte del todo enunciado, es de largo plazo, no es de un gobierno o de dos. Los mercados, el consumo, las industrias desde aquellas para la paz hasta otras para la guerra, es otra evidencia, no es opinión, se mueven por inversiones en innovación científica y de tecnologías que demandan nuevos recursos o ponen en valor viejos recursos, como son los minerales no metálicos y actualmente el cobre.


De paso: existe la creencia formulada como idea, que un ministerio de innovación, ciencia y tecnología es la solución para el despegue y elevación del nivel de eficiencia, rendimiento y liderazgo en este campo, en la economía general y en sectores sociales. Esto NO está demostrado sino lo contrario. Hay pocas experiencias duraderas, sostenibles de más y mejor logro en estos campos con solo un ministerio y una carrera de investigadores. La UNESCO y entes como la OECD ponen en evidencia de que la clave es otra: la buena inversión sostenible y durable en empresas, universidades y centros de investigación de excelencia que demandan y emplean científicos y técnicos que se a renuevan sí mismos y por generaciones. Pocas experiencias son imitables porque ninguna ha resuelto el problema con un ministerio como si fuese una “variable independiente absoluta” o “único factor determinante de resultado buscado” Recomiendo leer “Technological forecasting in perspective” publicado en 1967 por la OECD y emplearlo para analizar nuestra realidad tan propensa a lemas, fórmulas reduccionistas impuestas por magros resultados electorales y no por primera vez.



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