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Marcel Ramírez / Neurodiversidad y Shock de Innovación (1 de 2)

Neurodiversidad y Shock de Innovación en el Perú. el Estado tiene una enorme deuda en diferentes ámbitos de la política social y en particular con ciertos grupos de la población, no sólo presupuestalmente sino especialmente en su comprensión y reconocimiento de capacidades. Los reducidos ingresos fiscales de los últimos años y el aumento en los gastos corrientes sin un impacto concreto en resultados han contribuido a postergar presupuestalmente a dichos grupos. Algunos de estos grupos son etiquetados como discapacitados y ello parece haber reforzado su exclusión y postergación de la prioridad en la acción del Estado.


Conforme a la Primera Encuesta Nacional Especializada sobre Discapacidad – ENEDIS (2012), en el Perú el 3.4% de hogares tienen un miembro con limitación para relacionarse con los demás por sus sentimientos y emociones y conductas; en este grupo se ubican las personas con Condición del Espectro Autista (CEA). Estos son trastornos que afectan el neurodesarrollo de los niños, donde interactúan causas genéticas y ambientales. Las personas con CEA tienen un nivel de inteligencia normal e incluso superior a la media y presentan un estilo cognitivo particular, pero poseen dificultades para la interacción social, por lo que suelen no cumplir con los patrones de una comunicación tradicional y son vistos como excéntricos o poco empáticos.


Sin embargo, la evidencia ha reconocido que algunos de los descubrimientos más trascendentales de los últimos siglos han sido desarrollados por renombrados científicos/inventores que tuvieron algún nivel dentro del espectro del autismo; es el caso de Albert Einstein, Isaac Newton, Nikola Tesla y Alan Turing.


Respecto a la incidencia de los CEA en el mundo, datos recientes señalan que, en el Reino Unido afecta a uno de cada 100 adultos mayores de 16 años. Si reconocemos en el Perú una falta de correcto diagnóstico temprano, las cifras de prevalencia están claramente subestimadas. Esta falta de información afecta la capacidad del Estado de diseñar adecuadas políticas públicas dirigidas hacia el universo de niños, jóvenes y adultos con dicha condición. Esta falta de políticas públicas efectivas lleva a que pocos niños y jóvenes tengan la oportunidad de recibir terapias u otro acompañamiento para adaptarse al denominado mundo “neurotípico” (término empleado para quienes no sufren de CEA). Asimismo, de esa proporción, un menor porcentaje es el que tiene la posibilidad de acceder a estudios superiores y luego a un trabajo donde sus habilidades serán aprovechadas (datos de Naciones Unidas estima que a nivel mundial el 80% de las personas con CEA están desempleados).


Todo esto perjudica el desarrollo personal de estos ciudadanos, excluyéndolos de las mejoras de bienestar del Estado y convirtiéndolos en una carga no sólo a nivel familiar sino a futuro para el mismo Estado. A esto debemos agregar que la población de “neurodivergentes” (nuevo término para reconocer que no existe (a)normalidad sino más bien desarrollos y percepciones diferentes) son incluso víctimas de bullying y de incomprensión e intolerancia de parte de la sociedad.


Por otro lado, el Perú se encuentra en el puesto 72 de 137 países en el ranking de Competitividad Global (2017-2018) del World Economic Forum (WEF), habiendo retrocedido 5 posiciones y siendo los pilares más débiles innovación, instituciones y preparación tecnológica. Asimismo, la productividad de las empresas peruanas equivale al 20% de la de Estados Unidos de América e incluso es menor al promedio de América Latina. La elevada informalidad de nuestra economía tiene su origen en estas enormes debilidades estructurales. En términos del Índice de Complejidad Económica, mostramos una exagerada dependencia en productos primarios que nos fuerza a mantenernos dentro de la llamada “trampa del ingreso medio”; a falta de motores para el crecimiento y desarrollo, las cíclicas mareas de la economía mundial nos ahogarán periódicamente. En ese sentido, se reconoce que se vuelve esencial impulsar la competitividad y productividad del Perú a través de incrementar sostenidamente la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i).


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