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  • Foto del escritorMiguel Dávila Gagliardo

Miguel Dávila / ¿Cómo tener un agro competitivo? (3 de 7)  



1 - La competitividad agraria con la suerte salada

Los últimos 15 años hemos visto crecer a la agricultura debido al mayor consumo interno y sobre todo al despegue agroexportador que ha colocado al Perú entre los primeros exportadores del mundo. No obstante, los efectos de dos claras bajadas en la economía nacional, la crisis del 2009 y la actual del COVID19, la fortalecida agricultura ha mantenido sus niveles en positivo, mientras otros sectores se fueron francamente al negativo.

 

Pero la pregunta es, ¿es sostenible la agricultura?, peor aún, ¿es sostenible su competitividad?; para aproximarnos a la respuesta, valga decir que salvo algunos grandes y medianos desarrollos agroindustriales en la costa, sierra y selva, la agricultura nacional continúa siendo muy tradicional, en pequeños minifundios y con muy baja productividad por Ha. En términos de competitividad vamos muy retrasados al considerar a la mayoría de pequeños agricultores y asociaciones de productores desarticuladas al mercado, y que mantienen una dependencia de intermediarios que consolidan oferta y generan sobrecostos.

 

La competitividad tiene muchos enemigos que ciernen sobre ella: i) la explotación poco sostenible de recursos (agua, bosques, suelo); ii) el bajo nivel de producción y rentabilidad por Ha; iii) acceso recortado a recursos financieros y servicios, considerando el perfil de la pequeña agricultura; iv) problemas estructurales e ineficiencia en el sector agrario (asistencia técnica, permisos, investigación), y v) sobre todo, falta de un plan estratégico de largo plazo, que no cambie de acuerdo a la política veleta del Gobierno de turno.

 

La gran y mediana agricultura, industrial y exportadora, por lo general se encuentra en valles donde en las últimas décadas se han realizado grandes inversiones de irrigación (sobre todo en la franja costera); estas empresas utilizan estos terrenos habilitados y también consolidan la producción de productores agrarios vecinos beneficiarios también de dichos proyectos. No obstante, al parecer esto no es sostenible y luego de dos décadas de explotación industrial, los recursos naturales empiezan a pasarles factura, por la mala planificación por tipo de riego y débil drenaje. Si bien han logrado muy buenos rendimientos y mayores mercados, todo indica que la creciente salinización de sus terrenos va a terminar por echar por tierra el sueño agroexportador peruano, si es que el Gobierno no toma urgentes cartas en el asunto.

 

La salinidad de terrenos agrícolas en Perú, al igual que en la mayoría de países del mundo (Israel no es la excepción), es la principal causa de degradación de suelos, especialmente en la costa, donde especialistas señalan que a la fecha se ha afectado un 30% de la superficie total bajo riego. No es un problema nuevo, pero ahora se presenta con mayor ímpetu debido a la mayor superficie de riego. En los primeros años de la década de los 80, el Gobierno y los privados recuperaron cerca de 130,000 Has de la costa.

 

No obstante, los buenos resultados obtenidos, estos programas de recuperación de suelos fueron cerrados la década siguiente, siendo que hasta hoy no existe una entidad pública que tenga este objetivo; algunos esfuerzos son realizados por el Programa Subsectorial de Irrigaciones (PSI-MINAGRI), que ejecuta proyectos más por el lado del riego y drenaje, que por el lado de mitigación contra la salinidad.

 

Para poner en perspectiva el problema, más del 65% de la agroindustria peruana está en la franja costera, en los 53 valles que se intercalan frente al mar; 42 de ellos tienen problemas de drenaje y salinidad. Los valles más afectados son 20 -entre las regiones Tumbes y Arequipa- afectando un total de 250 mil hectáreas (casi el doble de las recuperadas en los 80). En el siguiente cuadro (4), se da cuenta del impacto del problema en los valles más críticos:

 

Cuadro 1: superficie agrícola afectada por salinidad y mal drenaje en la costa



Fuente: Azurin, Carlos. “Mal drenaje y salinidad”; Set 2020.

 

Sumado a este problema que atenta la competitividad agraria nacional, el bajo nivel del llamado capital humano, físico y social (poca capacitación, poco capital de trabajo y muy baja organización), de la mano de un sistema de comercialización que defiende más al intermediario (porque es el que paga impuestos), que al productor agrario (que no lo hace), situación que viene destruyendo desde dentro la maquinaria productiva del país, basada en más de 70% de productores agropecuarios informales.

 

El aprovechamiento inadecuado de los ecosistemas, sobre todo de los recursos suelo y agua puede ocasionar daños permanentes que limiten su disponibilidad en un futuro muy cercano. Perpetuar la informalidad del campo nos va a costar caro como país. Un productor informal (invisible para la SUNAT), sigue siendo considerado pobre ante las fuentes de financiamiento; y por lo tanto, ve limitado su acceso a recursos financieros frescos y capitales de riesgo para nuevos cultivos con mayor rendimiento y mercado. La informalidad en la tenencia de la tierra suele ser la principal causa, pero no la única; La herencia de generación en generación de las tierras familiares (se fraccionan los terrenos y entregan a sus hijos y nietos), viene atomizando los terrenos agrícolas. Ahora la mayoría de pequeños agricultores cultivan en parcelas que van entre 1 y 2 Has.

 

La fragmentación de la propiedad de la tierra -en el caso en que esta se encuentre titulada-, afecta directamente la asignación de derechos de uso del recurso agua, no garantizando su control, y mucho menos la inversión privada rentable; no permite el acceso a créditos, ni tampoco al apoyo de los Programas del Estado, que solicitan una cantidad de hectáreas mínimas para intervenir.

 

El Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2019-2030, emitido por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), tiene previsto en el capítulo destinado al Objetivo Prioritario 6: (5)“Generar las condiciones para desarrollar un ambiente de negocios productivo”, donde se puede verificar que la planificación Estatal dedica sus esfuerzos más a la regulación productiva, interconexión, calidad y acceso a mercados, que ha garantizar la sostenibilidad de la plataforma que la sostiene. Los lineamientos de política de dicho objetivo indican: i) mejorar los instrumentos de desarrollo productivo, de asociatividad y de articulación empresarial, fomentando el desarrollo de economías de escala; ii) facilitar la aplicación de estándares de calidad y evaluación de la conformidad de los bienes y servicios a comercializar; iii) incorporar el análisis de impacto regulatorio en la etapa previa a la formulación de propuestas normativas de alcance general en el Poder Ejecutivo y, progresivamente, los instrumentos de calidad regulatoria en los gobiernos subnacionales; iv) procurar una simplificación administrativa eficaz y continua en los tres niveles de gobierno fomentando la eliminación de barreras de acceso y salida de los mercados; y v) articular la interoperabilidad de sistemas informáticos entre entidades públicas y completar la implementación de la firma e identidad digital, para garantizar un impacto real en la vida de los ciudadanos mediante una administración más integrada y de fácil acceso.

 

Tratando de hacer una analogía del problema, imaginemos que nosotros queremos desarrollar un negocio de transportes entre dos ciudades (por ejemplo: los 300 Km entre Ica y Lima), pero para ello sólo tenemos un transporte gastado, con un motor poco confiable, y que a duras penas quizá llegue a circular por 2000 Km más. Nadie podría concluir, que ese negocio será sostenible si no se hacen cambios y mejoramientos en el transporte -que es el principal activo de producción en el ejemplo-. Entonces, ¿cómo es posible que se pretenda hacer un país sostenible en términos agrícolas, en base a unos activos que se vienen deteriorando tan rápidamente, y no estén visibilizados en las normas, los documentos de gestión y planificación de los últimos cuatro gobiernos?

 

 

Referencias:

(4) Azurin, Carlos. “Mal drenaje y salinidad”; Set 2020. Recuperado de https://www.efectividat.com/post/carlos-azurin---mal-drenaje-y-salinidad

(5)  MEF 2019. “Plan Nacional de COMPETITIVIDAD Y PRODUCTIVIDAD 2019-2030”, Objetivo Prioritario 6. Recuperado de: mef.gob.pe/concdecompetitividad/Plan_Nacional_de_Competitividad_y_Productividad_PNCP.pdf

 


 

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