Ramón Palti / Sistema Bancario Tecnológico
- Ramón Palti
- hace 1 día
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La Actualidad del Sistema Bancario en el Perú: Entre la Solidez Tradicional y la Disrupción Tecnológica
En el año 2025, el sistema financiero peruano muestra indicadores de fortaleza, crecimiento y recuperación después de un prolongado periodo de incertidumbre económica. Las entidades bancarias tradicionales registran un incremento significativo en utilidades, un descenso en los niveles de morosidad y una mejora sostenida en la rentabilidad. Paralelamente, el crédito al sector privado se ha reactivado, con avances particularmente notables en los segmentos hipotecario y de consumo. Este conjunto de factores ha permitido que el país proyecte un crecimiento económico moderado, pero estable, reforzado por expectativas positivas del mercado y por una inflación relativamente controlada.
No obstante, la solidez del sistema financiero no puede analizarse únicamente desde la óptica de los bancos convencionales. En los últimos años, el Perú ha experimentado un avance acelerado en la digitalización de servicios financieros, impulsado por la llegada de fintech, plataformas de pago, proveedores de servicios basados en la nube y modelos de banca digital integral, conocidos internacionalmente como cloud banks. Estas innovaciones están transformando la dinámica competitiva del sector y redefiniendo el acceso de ciudadanos y empresas a servicios históricos como cuentas, transferencias, financiamiento, inversiones y seguros. La incorporación progresiva del open banking —es decir, el intercambio estandarizado y seguro de datos financieros entre entidades autorizadas— constituye uno de los cambios más relevantes para el futuro cercano. Este modelo permite que los usuarios, con su consentimiento, compartan su historial financiero con distintos proveedores, facilitando la competencia, reduciendo las asimetrías de información y mejorando la personalización de productos crediticios y de ahorro. Para las empresas de tecnología financiera, esto abre la posibilidad de ofrecer servicios más ágiles y ajustados al perfil de cada cliente. Para los bancos tradicionales, implica la necesidad de adaptar sus sistemas, fortalecer la ciberseguridad y mejorar la experiencia del cliente para no perder participación en segmentos sensibles.
La llegada de bancos completamente digitales —que operan sin sucursales físicas, gestionan sus datos en servidores en la nube y utilizan sistemas avanzados de inteligencia artificial para la evaluación crediticia— representa un desafío directo para las instituciones tradicionales. Su estructura liviana reduce costos operativos y les permite ofrecer comisiones más competitivas, tiempos de respuesta más rápidos y productos orientados a nichos específicos, como jóvenes emprendedores, pequeños comerciantes o profesionales independientes que no suelen calificar fácilmente a la banca convencional.
Asimismo, el ecosistema fintech ha crecido de manera sostenida en el país, con empresas dedicadas al factoring digital, créditos de corto plazo, pagos móviles, billeteras electrónicas y plataformas de inversión. Estas soluciones han ampliado la inclusión financiera y han permitido que miles de pequeñas y medianas empresas accedan a liquidez sin necesidad de trámites complejos. La competencia generada por estos nuevos actores ha motivado a los bancos establecidos a acelerar sus propios procesos de transformación digital, modernizando aplicaciones, ampliando horarios de atención y diversificando sus canales de interacción con el cliente.
No obstante, esta expansión tecnológica también trae riesgos que exigen atención regulatoria. La mayor interconexión de plataformas incrementa la exposición a fraudes digitales, ataques informáticos y vulneraciones de datos. Ello obliga a una supervisión más sofisticada y a la creación de protocolos de seguridad acordes con los estándares internacionales. Tanto la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) como el Banco Central han avanzado en lineamientos para garantizar la integridad del sistema, aunque aún se requieren marcos normativos más específicos para cloud banking y open banking.
En conjunto, el panorama financiero peruano se encuentra en un punto de inflexión. Por un lado, las instituciones tradicionales mantienen una posición de solidez, con utilidades crecientes y una cartera saludable. Por otro lado, la irrupción de nuevos competidores tecnológicos obliga a una adaptación estratégica profunda, que no solo implica digitalización, sino también un cambio cultural orientado a la innovación, la transparencia y la competencia abierta.
El futuro inmediato mostrará un sistema financiero más plural, dinámico e interoperable, donde los bancos tradicionales, las fintech y los bancos en la nube coexistirán en un entorno regulatorio modernizado. Para los usuarios y para las empresas, este escenario representa una oportunidad para acceder a servicios más eficientes, más económicos y más personalizados. Para el sector financiero en su conjunto, implica el desafío continuo de evolucionar sin perder estabilidad ni confianza, elementos esenciales para el desarrollo económico del país.








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