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Saúl Barrera / Descentralización o fragmentación territorial


Recientemente el Presidente planteó la posibilidad de incrementar el número de distritos (y por ende de municipalidades distritales), a fin de impulsar la descentralización del país.


Esta idea de vincular la descentralización con la fragmentación territorial no es nueva. Hay muchos que hoy en día la asumen. Su padre teórico fue Charles Tiebout (1924–1968), economista y geógrafo estadounidense. Para Tiebout la fragmentación administrativa ofrecía mayores opciones de suministro de servicios públicos locales al generar una presión competitiva entre los gobiernos locales, lo cual mejoraba su calidad y reducía sus costos.


La urbanización en los EEUU creció bajo los postulados de Tiebout, convirtiéndolo en uno de los países más descentralizados del mundo. Pero, en su caso, se encargó a los G. Locales servicios públicos esenciales como salud y educación, financiados directamente con impuestos a cargo de los vecinos.


Por otro lado, también se asoció la descentralización con una mayor democratización en el ámbito político: los ciudadanos podían ejercer mayor control sobre sus autoridades locales al estar más próximos.


Sin embargo, el mundo que vivió Tiebout, y sobre el cual planteó sus ideas, cambió. Las zonas urbanas se convirtieron en grandes metrópolis, en las cuales la fragmentación administrativa no resultó ser una respuesta adecuada para garantizar una eficiente prestación de servicios públicos. Es por ello que en los últimos años las metrópolis han ido transformando sus modelos de gobierno y de gobernanza de sus ciudades. La fragmentación administrativa ha dejado de ser una opción en el mundo de hoy. No garantiza una mejor y más equitativa prestación de los servicios públicos locales. Tampoco es garantía de una democratización en el gobierno del espacio urbano local.


Hay que tener cuidado en trasplantar ideas y conceptos. Lo mejor sería abrir un amplio debate sobre el tema, con participación de la academia y diversos actores del ámbito público y privado. Se debe evitar caer en los mismos errores. Sobre todo, en nuestro país, donde las competencias y capacidades de los G. Locales aún son débiles. Y donde es casi inexistente, en la mayoría del país, una correspondencia entre la carga tributaria y los servicios públicos locales. Se debe evitar que el Estado ineficiente que hoy tenemos se siga reproduciendo. Antes, veamos alternativas para reformarlo, para que sea capaz de asumir el rol que le corresponde.


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