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Urphy Vásquez y Juan Coronado / Repensemos con energía limpia

Una estrategia para enfrentar la pobreza, la pandemia y la resiliencia climática en el Perú.


Perú es el tercer país más vulnerable antes los efectos del cambio climático a escala global, debido a nuestra mega diversidad en recursos naturales y energéticos; a la diversidad de ecosistemas, hábitat naturales y medios de vida, y a las ocho regiones naturales que caracterizan nuestra heterogeneidad geográfica, altitudinal y ecosistémica, y también a la pluriculturalidad que nos caracteriza como nación. La gran riqueza natural nos hace a la vez altamente vulnerables por poseer zonas costeras bajas, zonas áridas y semi áridas, zonas de alta contaminación atmosférica, ecosistemas montañosos frágiles, zonas expuestas a inundaciones, sequias y desertificación, zonas propensas a los desastres naturales, zonas con cobertura vegetal expuestas al deterioro de ésta. Los efectos desencadenantes del cambio climático son la sequía, el calor extremo, las fuertes lluvias, deslizamientos, desglaciación, heladas, friajes y granizadas, inundaciones, etc.


Los impactos que conllevan dichos efectos desencadenantes son el decrecimiento del índice del desarrollo humano (IDH) y el decrecimiento de la economía del Perú medido en el Producto Bruto Interno (PBI). Las actividades afectadas son la pesca (reducción de recursos hidrobiológicos), la ganadería (pérdida de terrenos para pastoreo, así como animales de crianza), la agricultura (pérdidas de tierras y cultivos), la agroindustria (pérdidas de producción y productividad), el turismo (pérdidas de vías de acceso y comunicaciones), infraestructura (pérdida de viviendas, carreteras, pueblos, y, ciudades, debido a los eventos naturales extremos) , salud (aparición de enfermedades relacionadas al no tener acceso al agua segura o disponer de agua contaminada, no disposición de alimentos y contaminación atmosférica e intradomiciliaria, trayendo aumento de mortalidad, enfermedades infecciosas, e inseguridad alimentaria), generación de electricidad (disminución en la disponibilidad del recurso hídrico para generación de electricidad y para consumo humano y productivo).


Por todo lo antes mencionado, resulta coherente, pertinente y urgente, considerar la perspectiva del cambio climático como enfoque horizontal para el vínculo con el desarrollo humano y el crecimiento económico de nuestro país. Ahora más que nunca resulta imprescindible tener un enfoque territorial y de seguridad alimentaria, hídrica y energética. En esta línea, resulta imperativo que se diseñen y ejecuten políticas efectivas que promuevan la mitigación y adaptación al cambio climático para erradicar los efectos nocivos y colaterales que trae y seguirá trayendo para nuestro país.


Para enfrentar esta gran problemática una de las fórmulas comprobadas por otras naciones, es la sustitución de los combustibles fósiles por recursos energéticos limpios. Necesitamos de manera urgente políticas que promuevan la transición energética para la resiliencia climática.


La matriz energética en el Perú es hidrotérmica, es decir hoy las fuentes energéticas de mayor predominancia son la hidroenergía y el gas natural. En el año 2019 la contribución hídrica fue de 57% del total y el gas de Camisea contribuyó con un 37.6%. Las otras fuentes, son las llamadas energías renovables no convencionales. La energía solar aportó un 1.44% y la eólica 3,11%. Esta situación de inequidad hacia la generación solar y eólica es producto de una política del sector eléctrico que debe cambiar, pues el gas natural es un recurso agotable y valioso. El uso del gas natural en generación eléctrica ha probado ser ineficiente.


Existen usos de este combustible en petroquímica, el uso domiciliario o en el transporte, en los cuales tiene un mayor valor agregado a la sociedad y al país. Se ha creado durante años la idea de que el gas es energía barata y limpia. Ha sido barato porque los peruanos subsidiaron en sus recibos de luz la construcción del ducto de Camisea. El gas es un combustible fósil que, si bien es menos contaminante que el petróleo, no deja de generar gases de efecto invernadero de alrededor de media tonelada por cada Mwh generado. Las hidroeléctricas consideradas como renovables convencionales cubren gran parte de nuestra demanda eléctrica y es necesario disminuir esta presión sobre los recursos hídricos pues están amenazados por su variabilidad, estrés hídrico y por el cambio climático. Y dentro de poco ya no será más un recurso renovable por su desaparición progresiva en cantidad y calidad.


El Perú es un país bendecido con recursos renovables como el agua aprovechable como energía gracias a las caídas que genera la cordillera de los andes; el viento que, en la costa peruana, gracias al anticiclón del pacifico sur permite que sea muy constante y energético. Y al estar en la región tropical tenemos zonas con la mejor radiación del mundo aprovechable en generación eléctrica y térmica. Tenemos en promedio el mayor potencial energético solar a nivel mundial que está en el orden de los 5 KWh/m2/día, llegando incluso en la región sur del Perú como Arequipa a valores de 7 KWh/m2/día en promedio. Así como el gran potencial de biomasa y geotermia para la generación de energía útil (eléctrica, térmica, y mecánica).


Las energías renovables no convencionales como la eólica y la solar tienen hoy precios muy competitivos sin embargo su participación en la matriz energética peruana es mínima. En realidad, en la actualidad son más baratas que cualquier otra fuente de generación sin subsidios. La energía eléctrica domiciliaria en el Perú es la segunda más cara de Sudamérica. Esto puede cambiar rápidamente si se permite a las energías renovables competir en las licitaciones del mercado regulado. De esta manera las distribuidoras comprarán energía solar y eólica a precios bajos y por lo tanto esto se reflejará en los ajustes tarifarios. Así como permitir competir a la biomasa y a la geotermia, para la diversificación de la matriz y encaminar hacia la seguridad y equidad energética a nivel urbano y rural.


Uno de los temas que se mencionan cuando se habla de las energías renovables no convencionales es que son variables. Algunos incluso hablan de intermitencia lo cual es errado pues esa condición no existe en la naturaleza. Lo cierto es que su variabilidad natural pues ser enfrentada de diferentes maneras. La primera es aprovechando las complementariedades. Por ejemplo, la generación eólica es perfectamente complementaria con la hidroeléctrica. Los meses de mejores vientos en la costa son los meses de seca en la sierra. Otra manera es utilizar las fuentes gestionables como el gas natural para servir de complemento de las renovables cuando no sopla el viento o cuando no hay sol.


Esto funciona muy bien en otros países e inclusive sea híbrida eólica + gas, solar + gas o eólica + hidro, para suministrar energía en un contrato firme a una minera o a una industria que requiere retirar energía las 24 horas del día. Finalmente están las baterías que están permitiendo una mayor penetración renovable. Desde que empezó la Cuarentena del Covid19 en el Perú, la demanda eléctrica ha caído 2,000 MWs. Esto ha permitido que el 97% de la demanda remanente sea atendida por energías renovables. Este es un hecho histórico y demuestra que las energías renovables pueden atender sin ningún problema la demanda del Perú y que ser 100% renovables es posible.


La fórmula es sencilla:


ER 2020 + VP = 40 % de RENC


ER 2025 + VP = 100% de RENC


ER = Energías Renovables

VP = Voluntad Política

RENC = Recursos energéticos no convencionales

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