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Víctor Vásquez / ¿Textil y de confecciones competitiva? 

  • Victor Vásquez
  • hace 1 día
  • 5 Min. de lectura

La industria textil y de confecciones: ¿competitividad o ganancia en la informalidad?

 

La industria textil y de confecciones, se dice es un sector significativo para la economía, cuanto de cierto puede haber en lo dicho porque su “contribución” al empleo o aporte de divisas está reflejando un problema estructural considerando su insignificante y regresiva relación con la agricultura del algodón nacional; es una industria que vive bajo la sombra de las importaciones de fibra de algodón y de las importaciones de telas, hilos y prendas de vestir, donde la subvaluación es una constante. Estamos frente a una industria de ensamblaje avalada y alentada desde el propio Estado; las consecuencias, la sufre la agricultura familiar que sigue siendo la más perjudicada de la cadena. Veámoslo asi:

 

·            Pérdida de empleo agrícola (pasó de 250 mil a 9 mil hectáreas: pérdida de 20 millones de jornales agrícolas)

·            Pérdida de ingresos (casi 100 % de producción va a intermediarios; mínimas ganancias)

·            Pérdida de competitividad (rendimientos estancados).

·            Dependencia de precios impuestos por la cadena industrial.

 

Entonces, la situación que vive el sector productivo esta explicado por la total desprotección del Estado que sigue favoreciendo a la industria concentrada de la textilería con medidas como: aranceles cero, compras públicas, subvaluaciones en importaciones, etc; mención aparte es incentivar compras públicas sin condicionar al uso del algodón nacional. El resultado de esta desatención es la caída dramática del cultivo: que pasó de 250 mil a solo 9 mil hectáreas en los últimos años. Nada intereso que el Perú pierda su valioso Algodón PIMA, uno de los algodones más apreciados a nivel mundial.

 

A pesar de considerarse “importante” la industria textil y de confecciones, esta industria presenta indicadores que revelan estar sustentada en una estructura vulnerable en términos de dependencia y, una baja capacidad de generación de valor agregado sostenible. Los resultados corroboran ello:

 

·            Déficit comercial: el último quinquenio el déficit acumulado fue US$ 3, 132 millones. 

·            Alta Informalidad y Precariedad Laboral: baja empleabilidad y alta informalidad, casi el 80 % de su fuerza laboral, explicando su poco aporte al empleo formal, pero si al sub empleo o auto-empleo.

·            Estructura Micro-empresarial: El 99,3 % de las empresas del sector son micro y pequeñas empresas (MYPE); esta estructura “empresarial” determina la precariedad laboral.

 

El empleo informal (casi 440 mil puestos) es una realidad social que involucra al ramo de las confecciones (MYPES) donde éstas constituyen el gran mercado para los textileros que, a su vez, tienen integrado gran parte de la cadena (desmotado, hilandería, importación); esta dominancia impacta negativamente en el grupo de confeccionistas (MYPES) que, por supervivencia, terminan aceptando los precios impuestos (de telas e hilos) y compitiendo con las importaciones, generalmente subvaluadas, del continente asiático.

 

En este escenario, los favorecidos son unos cuantos grupos dominantes de la industria al igual que el reducido número de importadores de telas e hilos; estos grupos son únicos beneficiados de los programas públicos de compras quienes mediante “seudo acuerdos” terminan convirtiendo a las MYPES en simples maquileros. Entonces relevante es preguntarse ¿qué tienen estos grupos dominantes para influir en políticas públicas?, poder económico, cabildeo político y estructuras sociales de MYPES, creadas como soporte para la presión política.

 

La irrelevancia política del sector MYPES es su atomización donde las Microempresas representan el 95,3 % (44,545 empresas) mientras sólo el 0,6 % son grandes empresas (187) y 47 son medianas empresas. Es una industria concentrada, así el 66 % están ubicadas en Lima, seguido por Puno (4,6 %) y Arequipa (4,4 %).

 

En términos de empleo este sector sigue la tendencia de empleo nacional donde el 22 % es empleo formal y el 78 % empleo informal, estos resultados asociados a la estructura empresarial conlleva a señalar que la empleabilidad es precaria con ribetes de sub empleo y auto empleo. El empleo en términos de género muestra que el 68 % corresponde a mujeres y el 32 % a hombres.  En general el sector ocupa a 448.983 personas, equivalente al 2,5% de la PEA ocupada nacional. En conclusión, por cada 10 personas empleadas, 8 son informales. El empleo informal es la norma en la industria. Esta informalidad laboral obviamente tiene costos y beneficios; costos para el trabajador, para la economía y beneficios para quienes hacen negocios con el propio Estado.  ¿Es o será competitiva la industria?

 

Si bien el sector muestra una dinámica exportadora también cierto es que su dinamismo se explica por su conversión como centro de maquila industrial de las confecciones que tienen como destino mercados externos como: EE. UU. (57 %), Colombia (5,6 %), China (4,9 %), Brasil (4,2 %). Las plantas industriales o centros maquileros, están concentrados en Ica y Lima, aprovechando los Tratados de Libre Comercio:  aranceles cero para la exportación e importación de insumos (fibra y telas). Los productos destacan: T-Shirt y camisetas de punto (33,1 %), Camisas de punto pH/niños (17,8 %), Lana y pelo fino (5,7 %), Hilados de lana o pelo fino (4,3 %)

 

Ahora por el lado de las importaciones es un sector altamente dependiente de las importaciones, situación que lo hace vulnerable a las condiciones externas; las importaciones provienen de países del Asia donde es casi normal las subvaluaciones y subsidios escondidos; destacan China (60 %), India (11,8 %), Bangladesh (5,8 %), Vietnam (2,4 %), Colombia (2,0 %). Productos importados destacan Hilados de algodón superior (8,8 %), T-Shirt y camisetas de punto (4, 8 %), Sueters, pulovers, cardigan, etc (4,5 %).

 

El balance comercial del sector, en términos de divisas, es negativo para el Perú, ello quiere decir que para cada dólar exportado se necesitan dos dólares para importar sus insumos; es desbalance señala que estamos ante un sector que prefiere importar insumos como el algodón (materia imprescindible) sin importar los impactos negativos que generar en las economías agrícolas algodoneras de valles en regiones como Piura, Lambayeque, Santa, Ica, etc.

 

Es hora que, desde el Estado, se desincentive y ponga fin a políticas de inequidad y cargadas de mercantilismo, donde los productores, confeccionistas y consumidores nacionales son los grandes perdedores; los productores por el abandono, las MYPES supeditadas a intereses de unos cuantos que dominan el mercado textil y los consumidores por consumir productos donde nadie le garantiza la calidad del algodón.

 

En resumen, esta desconexión y regresión promovida por la industria de la textilería y confecciones necesita de una profunda y equitativa intervención estatal orientada a promover una real competitividad fomentando desarrollo y la prosperidad de la cadena algodonera nacional, mas cuando el Perú tiene en sus algodones de fibra extra larga, el reconocimiento de su calidad mundial, su ventaja comparativa.

 

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