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Wagner Arias / Política, pobreza y COVID19

El día miércoles se vence el plazo para que los ciudadanos se inscriban en los partidos políticos para poder participar en las elecciones internas, tenemos muchos candidatos a formar planchas Presidenciales, han empezado a desfilar, economistas, políticos, abogados y demás profesionales de carta cabal.


Todos los partidos políticos aparecen cada 5 años para lograr la ansiada aspiración del poder, pero no todos tendrán un plan de trabajo establecido, adecuado y realista.


Tenemos la crisis más grande ocasionada por el Sars Cov-2, una economía que cayó a niveles sólo vistos en la guerra con Chile, un sistema de salud precario que no pudo enfrentar todos los casos reportados. En estas últimas semanas han disminuido los casos de contagios y de muertes, eso no nos debe de alegrar solamente, sino que tenemos que planificar medidas para que no caigamos en una segunda ola.


Pero el BCRP da cifras caóticas: 2,3 millones de peruanos ingresaran a la pobreza el 2020. La medición de la pobreza en el Perú se realiza bajo el método de la pobreza monetaria; por ello, el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú (INEI 2018) define el costo promedio mensual de la canasta familiar en S/344 para ser considerado pobre y S/183 para ser extremo pobre.


Por el momento los partidos políticos no se han pronunciado con respecto a este tema tan álgido. Si vemos el coeficiente de Gini estimado por INEO el 2017 este llegó a 0,43, mientras que el 2007 fue de 0,50, es decir se había mejorado la igualdad en la distribución de la riqueza. Muchos economistas no concuerdan con este resultado debido a su diseño, tal como lo menciona el estudio de German Alarco, Cesar Castillo y Favio Leiva en “Riqueza y Desigualdad en el Perú”, donde los autores concluyen que debemos tener resultados que sean reales y que nos ayuden a conocer la verdadera pobreza, no sólo dar datos que a veces no se refleja en la realidad que vemos.


Necesitamos propuestas concretas sobre la inversión y la generación de empleo, para poder recuperar los ingresos de las personas y no que caigamos en más pobreza monetaria. La población que vive en los espacios urbano marginales han sentido de forma dramática este golpe, la cooperación ha sido un ejemplo para salir adelante, es una forma de tratar de enfrentar todos los peligros; las ollas comunes deberían ampliarse en todos los distritos debido que la gente necesitar comer.


Nosotros como ciudadano debemos de empezar a seguir colaborando con nuestros hermanos que más necesitan, para ello se debe de hermanar a las instituciones, las empresas, la sociedad civil, pero también se debe ser vigilante para que esa ayuda en verdad llegue a las personas que más lo necesiten. Definitivamente, la pandemia saco lo mejor y peor de nosotros cómo sociedad.


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