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Yefferson Llonto / Falacia del modelo económico (2 de 2)

El cambio del modelo económico peruano: Falacia o la gran transformación



D’Medina (2012) (1) afirma que las tres décadas perdidas peruanas en los años 1960 al 1980 se logró romper con el cambio de paradigma en el modelo económico en los años 1990 a partir de gestar el cambio sobre el agente principal del crecimiento económico para incentivar a la inversión privada y al mercado internacional y reduciendo la participación estatal en la economía, que permitió avanzar en la segunda década del siglo XXI.

Para Roca (2014) (2) considera que el modelo económico requiere promover la mejor relación entre Estado y mercado. Para lo cual se requiere una capacidad de prospectiva, más allá de las mentes cerradas para identificar las condiciones de la economía.


La gran transformación del recordado presidente Ollanta Humala que se posicionaba como el gran cambio del modelo económico peruano no se puso en marcha, dado el claro riesgo que generaría en el clima de inversiones y no poder financiar las promesas de campaña en tornos a los programas sociales y las políticas de inclusión social. Convirtiéndose en una falacia y en una estrategia de marketing política en las campañas electorales presidenciales el proponer el cambio del modelo económico que enfrenta a los partidos de derecha y de izquierda por el modelo neoliberal o socialista, capitalista o populista.


El partido de Fuerza Popular con 73 curules en el congreso de la República tuvo la oportunidad de echar andar los cambios estructurales que requiere el país y ser el punto inflexión para dar un giro al parlamento con una mirada prospectiva; pero que no se concretizo por la pugna política totalmente irrelevante, innecesaria y que resto valor al país, cuyo producto fue incertidumbre, retraso de inversión y de la generación del empleo.


De ahí que Rojas (2020) (3) en su análisis señala “Los modelos económicos no se reforman porque los políticos crean que se deban reformar, cambian porque cambian las ideas, las generaciones, por un aspecto cultural y no por un asunto político. La política va reflejando la cultura (…) El modelo socialista es un modelo igualmente agotado”


Finalmente, el modelo económico peruano ha contribuido al bienestar del país, evidenciándose en los resultados económicos obtenidos, reduciendo la tasa de pobreza, inserción a los mercados internacionales, clima de inversiones estable, generación de empleo, entre otros. Sin embargo, el descrito modelo económico peruano requiere ser complementado con las reformas estructurales de largo plazo en el sistema educativo, en el sistema judicial, en lo político, en la inversión competitiva en infraestructura de servicios públicos, en la preservación ambiental entre otros, que permita un crecimiento sostenido y avizorar hacia el desarrollo, para que el modelo económico inicie su despliegue con todo su potencial, siendo palpable en cada ciudadano peruano. El Perú del Bicentenario no necesita ruido o incertidumbre política, sino consensos, propuestas factibles y una reactivación económica que empuje al desarrollo del país y poner en el debate de los candidatos y los ciudadanos la forma de llevar a cabo las reformas estructurales que requiere el modelo económico peruano.



Referencias:

(1) D’Medina (2012). El modelo económico peruano: más allá de la leyenda.

(2) Roca (2014). El actual modelo económico y las fallas de mercado

(3) Rojas (2020). Perú de la pandemia: cambio de modelo económico, ¿pero a cuál?


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