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Zulema Manrique / Riesgos laborales y género (2 de 3)

Riesgos laborales, desde una mirada de género


Riesgos ergonómicos

Muchas de las tareas que desempeñan mujeres y hombres en sus puestos de trabajo se ven afectadas por demandas físicas como éstas: adoptar posturas mantenidas y/o forzadas, levantar o mover personas y cargas, realizar una fuerza importante, realizar movimientos repetitivos de manos o brazos y el esfuerzo físico. Pero hombres y mujeres no realizan las mismas tareas, por lo que la solicitación de las zonas corporales, así como de músculos y huesos implicados no es la misma, por lo tanto, tampoco lo son los trastornos que se pueden producir ante condiciones ergonómicas inadecuadas.


El tipo de tareas asignadas a las mujeres suele demandar movimientos repetitivos de los miembros superiores a un ritmo muy rápido, agudeza visual que requiere una posición forzada del cuello para percibir los detalles, una postura estática, sentada o de pie sin posibilidad de movilidad. Pero también, ciertos empleos femeninos demandan un trabajo muscular dinámico de levantamiento de pesos, por ejemplo, las mujeres que trabajan en guarderías y que deben levantar los niños para cambiarlos o consolarlos, el personal de la sanidad que deben manipular a pacientes etc.


La diferencia con los empleos masculinos, es que en estos casos no se trata de objetos inanimados sino de seres que pueden reaccionar y moverse, lo que determina exigencias diferentes. El trabajo estático afecta a las mujeres en la medida que ocupan en mayor proporción que los hombres puestos de trabajo en la administración pública y en oficinas. Los trabajos estáticos no están siendo actualmente evaluados, y los efectos relacionados con la salud apenas son investigados


Daños a la salud. - Las enfermedades y los trastornos músculo-esqueléticos representan uno de los problemas de salud más importantes para las mujeres, primero porque se encuentran entre los problemas más comunes y segundo porque representan la mayor parte de los casos de enfermedad profesional, con la problemática añadida de su reconocimiento.


En las mujeres encontramos una mayor dispersión en las lesiones que afectan más hombros, cuello y miembros superiores. Más que presentarse una enfermedad de forma aguda, se producen lesiones por un efecto acumulado y con una amplia variedad de dolor y molestias y la aparición de enfermedades a más largo plazo (lesiones de síndrome del túnel carpiano, inflamación de las articulaciones, tendinitis, bursitis, epicondilitis, cervicalgias y lumbalgias), sobre todo debido a la exposición de movimientos repetidos, con una frecuencia elevada, posturas mantenidas y con una alta concentración mental, entre otras.


Algunos estudios evidencian la relación entre la exposición a riesgos exclusivos de las mujeres trabajadoras con la afectación en zonas corporales concretas. Así, en situaciones de acoso sexual se es más propenso el dolor de cuello; la doble presencia y los trabajos con exigencias emocionales, pueden estar relacionadas con el dolor de espalda.


Medidas de Prevención

 En la evaluación de riesgos: Visualizar las condiciones de trabajo de las mujeres teniendo en cuenta que los riesgos de lesiones músculo-esqueléticas abarcan las posturas inadecuadas, los movimientos repetidos y la manipulación de cargas.

 Evitar las ideas preconcebidas y los tópicos de que los trabajos de las mujeres son ligeros.

 Analizar la situación real de trabajo, es decir lo que la trabajadora hace y cómo lo hace.

 Utilizar dinámicas grupales y técnicas cualitativas: observar y preguntar a las trabajadoras sobre sus problemas.

 En la adopción de medidas preventivas: Adaptar los elementos del diseño del puesto, equipos y tareas que perjudiquen especialmente a las mujeres debido a sus diferencias biológicas.

 Seleccionar los EPPS y la ropa de trabajo, teniendo en cuenta las necesidades individuales que incluyan mujeres y hombres fuera de la “media”.

 Organizar las tareas para que éstas dispongan del tiempo necesario para recuperar y oxigenar los diferentes grupos musculares.

 Incluir en las sesiones formativas problemas específicos de género.

 En la vigilancia de la salud Es necesario estudiar indicadores precoces que puedan darnos evidencias de daños, antes de que aparezca la enfermedad, para obtener medidas de prevención, por lo que se hace necesario contemplar y registrar de forma exhaustiva la percepción de malestar y dolor músculo-esquelético en sus primeras fases.

 Recoger y analizar por separado datos de hombres y mujeres, incluso realizar un estudio epidemiológico, si se dispone de datos adecuados


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