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Alejandro Narváez / China top ten mundial (1 de 3)


China, en la primera línea del top ten de la economía mundial


El modelo de crecimiento económico chino, evidencia que no hay un sólo camino hacia el desarrollo de los países. Los logros económicos alcanzados por el gigante asiático, constituyen un modelo a seguir para otras economías subdesarrolladas. China ha construido una estrategia multidimensional exitosa que se extiende a todas las regiones del planeta. Tras mi reciente viaje a Pekín y Shanghái, considero que es un buen momento para compartir mis reflexiones y entender, al menos en parte, el gran salto chino hacia la primera línea del top ten mundial. Lanzar luces de las claves de su éxito y extraer lecciones, puede ser útil


Los grandes saltos de China

En 1992 China se ubicaba en el quinto lugar en el ranking mundial publicado por el FMI en 2019, superada por Estados Unidos, Japón, Alemania y Rusia. Para el año 2010 China, había dado un gran salto y paso al segundo lugar después de los Estados Unidos y, en el 2028 según las proyecciones del Fondo, China sería la primera economía del mundo en términos de PBI ajustado a la paridad del poder adquisitivo (PPA).


En el 2017, Price Waterhouse Coopers (PwC) publicó un interesante documento con el título: “Una mirada al futuro: el mundo al 2050”. De acuerdo a la clasificación que presenta en dicho documento, China ya había sobrepasado a Estados Unidos en el 2016 en términos de PBI en PPA o dólares constantes. En 2030 Estados Unidos se mantendría en segundo lugar y en 2050 pasaría al tercer puesto después de China e India. Otro estudio llevado a cabo por el banco inglés Standard Chartered, publicado por Bloomberg en el 2019, también utilizando medidas del PPA, advierte que, en 2030, China sería el líder indiscutible, seguido de India en el segundo lugar y Estados Unidos en tercer puesto.


El último informe del FMI, publicado por Bloomberg (abril, 2023) reconoce, que China es el principal contribuyente al crecimiento de la economía mundial, siendo su contribución el doble que la de Estados Unidos. Concretamente, entre los años 2023 – 2028 el aporte de China al PBI mundial será de 22.6%, India, 12.9% y Estados Unidos apenas un 11.3%.


Al margen de los mitos, prejuicios y valoraciones subjetivas, estas cifras son indiscutibles. China ha superado a todos. Se ha convertido en la economía más grande del mundo. Nos guste o no, ha llegado el cambio del régimen económico mundial y como dice Ray Dalio (2022) “asistimos al declive de Estados Unidos y al ascenso de China como potencia económica dominante”.


Un país con hoja de ruta

Uno de los cambios más importantes que se dio en China, fue la reforma económica y de apertura al mundo de 1978. Este proceso comenzó con la creación de zonas económicas especiales para que las empresas extranjeras operaran libremente. Dichas zonas se convirtieron en los motores de su crecimiento económico, ya que su producción estaba destinada principalmente a la exportación, lo que ayudó captar divisas extranjeras para importar insumos y tecnología foránea. La reforma del 78 permitió la creación de empresas de capital mixto y otras 100% privadas. La presencia de empresas extranjeras favoreció la modernización del sistema productivo, la incorporación de tecnologías y el know how en el proceso productivo y gestión de empresas chinas.


Con el objetivo de convertirse en el centro de la economía mundial y líder tecnológico global al año 2049, cuando se cumplan 100 años de la creación de la República Popular China, se lanzó en el 2015 el plan estratégico “Made in China 2025 (MIC 2025)”, que viene a ser un amplio marco político destinado a elevar la base manufacturera del país, desde las industrias intensivas en mano de obra hasta las industrias de alta tecnología. El plan se centraba en 10 grandes sectores clave: Robótica, equipamiento aeroespacial, biomedicina, trenes de alta velocidad, nuevas tecnologías de información, entre otros, todos ellos, bajo la batuta del Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información (MITT).


En el XIX Congreso del Partido Comunista (octubre 2017), Xi Jinping estableció un calendario de retos dividido en dos fases: en la primera fase (2020 – 2035), el objetivo principal del país es consolidar los cimientos de una economía moderna y en la segunda fase (2035 – 2050), China debe adquirir una posición central en el sistema internacional.


El gobierno chino, consciente de que la innovación tecnológica se ha convertido en el principal campo de batalla a escala global, aprobó en el 2020 un nuevo plan estratégico “China Standards 2035”, cuyo objetivo es alcanzar la autosuficiencia tecnológica y que China fije los nuevos estándares globales para la nueva generación de tecnologías. En el plan quinquenal 2021 -2025, ya se anunciaba una campaña para convertir a China en una superpotencia manufacturera. China estaba decidida liderar la cuarta revolución industrial.


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